Un derbi caliente pero respetuoso
Las aficiones de Villarreal y Valencia coexisten a pesar de la rivalidad territorial. Con el habitual minuto 19, los blanquinegros se arrancan con el cántico «Peter vete ya», a lo que los locales responden con un «Peter quédate»
Villarreal y Valencia mantienen desde hace años una rivalidad que se vive con fervor pero también con respeto. Es decir, se respetan unos mínimos ... que no se cruzan y al final, cuando el pitido del árbitro indica que el fútbol ha terminado, todos tan amigos. Así se vivió el derbi de la Comunitat en La Cerámica. Hubo tiempo para todo, para la ironía, para la provocación y para el cachondeo. Pero todo dentro de la rivalidad puramente futbolística y sin faltas de respeto. No hubo altercados, no hubo peleas y no hubo que lamentar ninguna imagen lamentable. Lección de deportividad y de germanor la que demostraron ambas aficiones.
Publicidad
Y es que la proximidad de Vila-real con el 'cap i casal' siempre favorece grandes desplazamientos de aficionados del Valencia, ya sean de la ciudad como tal o de pueblos de alrededor. Más de un millar de blanquinegros se personaron en La Cerámica para disfrutar del derbi de la Comunitat, a sabiendas de que iban a estar en minoría.
Noticia relacionada
Marcelino sabe más que Baraja
En coches, autobuses y hasta en tren, el valencianismo hizo pie en Vila-real, donde la afición del submarino los recibió con brazos abiertos. Los exteriores del estadio groguet se convirtieron en un lugar de hermanamiento, a pesar de algunas rencillas futboleras. «Mira esos, que van cantando 'Villarreal, equipo filial'. Ya veremos si lo cantan después», decían unos aficionados amarillos minutos antes de entrar a su estadio. Porque sí. Hay rivalidad, pero no odio. Bares y restaurantes de alrededor lucían llenos de bufandas y camisetas de ambos equipos, con un ambiente familiar y alejado de otras conocidas rivalidades de proximidad del fútbol español donde la presencia policial suele ser más que necesearia.
Ya dentro del campo, durante el calentamiento, los aficionados del Valencia presentes en la grada visitante se hacían de notar. Por momentos, se les llegó a escuchar más que a los groguets, que rápidamente respondían con cánticos de ánimo a su equipo para opacar al valencianismo. El momento curioso de la tarde, con parte de ironía y lo que se podría considerar como 'guasa' andaluza, los blanquinegros entonaron el habitual minuto 19 en el que se pide la marcha de Peter Lim, con el famoso cántico «Peter vete ya». Los aficionados del Villarreal respondieron con salero y entonaron un «Peter quédate», a modo de vacile, pidiendo que el máximo accionista singapurense siga al mando del Valencia para que el club no recupere el estatus de gigante del fútbol español que ha ido perdiendo desde su llegada.
Publicidad
Hubo también un ambiente caldeado con el árbitro, pero en esta particular ocasión, sí hubo hermanamiento entre aficiones. Ambas estuvieron por momentos descontentas con el papel y la actuación del colegiado, protestando los locales especialmente la facilidad con la que Figueroa Vázquez mostraba cartulinas amarillas a sus futbolistas mientras que con los valencianistas era más permisivo. Por el lado visitante, se protestó mucho el penalti señalado en contra, además de unas posibles manos de Cuecna. De ambos lados, el árbitro se llevo el clásico «burro, burro» de las tierras valencianas.
Además, desde el gol de Cuenca y especialmente al final del partido cuando se confirmó la victoria local, los aficionados del Villarreal explotaron en euforia con un cántico especial: «Mig ouet qui no bote és». Por si no lo sabían, 'mig ouet' es un término utilizado habitualmente en las comarcas castellonenses para referirse a los capitalinos de Valencia en un tono despectivo. La Cerámica al unísono, excepto los valencianistas claro está, daba saltos de felicidad para celebrar un nuevo triunfo de su equipo en el derbi de la Comunitat Valenciana.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión