El problema del alquiler dispara la atención de Cáritas en Valencia a personas sin hogar o con viviendas precarias

La subida descontrolada de los precios del alquiler experimentada en los últimos tiempos en Valencia ha obligado a reinventarse a los actores que intervienen en el mercado de la vivienda. Los alquileres en régimen de subarrendamiento son una muestra de ello. Este nuevo fenómeno ha ganado peso en la ciudad y consiste en que el propietario de un inmueble le arrienda al inquilino tan sólo una parte de la vivienda, es decir, una sola habitación.

Según recoge la memoria de Cáritas, el 66% de las personas que han atendido en materia de vivienda tenían este tipo de régimen de alojamiento. De hecho, la organización destinó 379.919 euros en concepto de 'Ayudas para alquiler, desahucios, pago de recibos y reparaciones' dentro de la partida 'Cáritas parroquiales' dotada con casi 6.320.000 euros. El apoyo al alquiler fue la quinta categoría con más presupuesto dentro del proyecto, con un 6% del importe total, sólo por detrás de alimentos en especie, vales de alimentación, economatos y proyectos interparroquiales y arciprestales. Cáritas

La envergadura del problema provoca que las 426 Cáritas parroquiales y 180 proyectos puestos a disposición de los más desfavorecidos se queden cortos. Por ello, la directora de Cáritas Valencia, Aurora Aranda, ha puesto sobre la mesa una batería de medidas para paliar la emergencia de los alojamientos en la ciudad. Entre las iniciativas propuestas por Aranda se encuentran una ampliación del número de viviendas de alquiler de calidad a precios asequibles, aumentar el parque público de vivienda en alquiler social para aquellas familias con rentas más bajas y cumplir el 3% de dotación residencial marcado por la ley, ampliable hasta el 5%, para garantizar un hogar a familias en situaciones de extrema necesidad.

Aranda ha recordado que compete a la Administración garantizar políticas públicas que dignifiquen a todas las personas y, sobre todo, a aquellas que se encuentran en situaciones vulneradas». En ese sentido, también ha destacado «la necesidad de planificar y coordinar políticas de empleo focalizadas en los colectivos con un acceso más complicado al mercado laboral y que tengan en cuenta su situación personal y familiar». Asimismo, la directora de Cáritas Valencia también se ha referido a mantener la apuesta por el derecho al mínimo vital para todas las personas con un sistema de garantía de ingresos mínimos que esté dotado con la cobertura suficiente y cuya tramitación sea ágil.

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, presidente de Cáritas Valencia, ha destacado que «el centro de Cáritas no son sus acciones, sino las personas». Para Benavent, la misión de Cáritas es que la persona recupere, experimente o sea consciente de su dignidad humana independientemente de la condición de vida en la que se encuentre. Por su parte, la secretaria general de la institución, Belén Lado, ha señalado que los perfiles atendidos por Cáritas no han cambiado ya que quienes acuden en demanda de ayuda son personas migrantes, la mayor parte de ellas en situación administrativa irregular, mujeres solas y parejas jóvenes con menores de edad a su cargo y personas con viviendas precarias».

La red asistencial de Cáritas en la diócesis de Valencia está constituida por Cáritas Diocesana y 426 Cáritas parroquiales, en las que más de 4983 personas voluntarias, distribuidas territorialmente en ocho vicarías y en proyectos diocesanos, realizan su labor en un territorio que cuenta con 2 844 931 habitantes y 640 parroquias.