El derribo de las murallas
A partir de 1865
Josep Montesinos y Martínez
Profesor honorario de la Universitat de València
Jueves, 6 de noviembre 2025, 15:34
Las murallas de época cristiana de la Ciudad de Valencia comenzaron a ser derribadas a partir de 1865. Estos muros y puertas fueron alzados desde el siglo XIV, pues la ciudad desde su conquista por el rey de la Corona de Aragón Jaume I, había ido experimentando un paulatino crecimiento, superando el antiguo cerramiento de época andalusí construido en el siglo XI.
Publicidad
El trazado del sistema defensivo de la ciudad, actualmente visible sobre el plano siguiendo la primera ronda que abraza la Ciutat Vella, al sur del antiguo cauce del río Turia. Es decir, las calles: Blanquerías, Pintor López, Ciudadela, Colón, Xàtiva, Guillem de Castro. Para los actuales habitantes de Ciutat Vella y también para la ciudad, aún es una verdadera frontera física y mental: el río y la primera ronda indicada.
Era un impresionante sistema defensivo, especialmente espectacular en su fachada norte, junto al río y en la entrada y camino hacia los otros territorios de la Corona de Aragón. De esta fachada solo queda el Portal de Serrans. visión estética y muestra de poder de una ciudad cap i casal del Regne de València.
Un total de doce portales, o puertas, marcaban su perímetro. Cuatro eran los principales (portals grans), a modo de salida del cardo-decumanus de las ciudades romanas: Serrans, Quart, Sant Vicent y Mar. Otros de menor tamaño (portals xics) eran: portal dels Jueus, el de Russafa, Inocents o de Torrent, del Coixo, dels Tints, Nou o de Sant Josep, de la Trinitat y Reial. A lo largo de los tiempos se abrieron y cerraron otros accesos según necesidades. Algunos de estos portales tuvieron diversas reestructuraciones a lo largo de los siglos.
Llegados al siglo XIX ya quedaba demostrado que los muros de las ciudades ya no podían resistir los ataques de artillería y una gran parte de las ciudades europeas fueron poco a poco haciendo desaparecer estas protecciones. Ello unido a las medidas higienistas (la ciudad había padecido diversas epidemias en los últimos tiempos), necesidad de alcantarillado, facilitar los movimientos de personas y mercancías, trazado de nuevos espacios urbanos con calles más amplias y plazas... sugirieron que el ayuntamiento de la ciudad con su alcalde Cirilo Amorós al frente proyectaran y llevaran a cabo el derribo, a partir del 20 de febrero de 1865, de esta impresionante defensa, que había protegido la ciudad durante siglos.
Publicidad
En el derribo de las murallas fueron contratados centenares de obreros, entre los que se encontraban trabajadores de la seda, industria que tenía una profunda crisis. A lo largo de los siguientes años fueron derribándose muros, torres y portales; siendo el último tramo el de la Ciudadela en el año 1905. En ese momento las torres de los portales de Quart y Serrans estaban habilitados como prisiones y por ello no se derribaron, siendo las únicas muestras visibles sobre el terreno de este sistema defensivo. No obstante, bajo la superficie se conserva la cimentación de muros, torres y portales, como por ejemplo en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), en el Museu Valencià de la Il.lustració i la Modernitat (MUVIM) y en otros espacios que rodean y delimitan la Ciutat Vella.
El cambio en el paisaje urbano fue drástico; en el espacio extramuros se fueron alzando nuevas zonas con una estructura urbanística moderna de calles rectas que se cruzan en chaflanes (Eixample), se reestructuraron espacios interiores como la zona de Sant Francesc y el barrio de pescadores posteriormente.
Publicidad
El derribo de las murallas fue un hito para la ciudad, con consecuencias ambivalentes. Estas tensiones entre progreso y conservación siguen presentes
Pero al mismo tiempo también supuso una pérdida de personalidad histórica y de memoria. Los portales y muros de la Ciudad habían estado en el espacio y la visión de los valencianos durante seiscientos años. Y ahora, con nuestra mentalidad más próxima al Patrimonio Cultural, lo vemos como una pérdida irreparable de nuestro Patrimonio Histórico y Artístico. Las magníficas e históricas defensas de la ciudad desaparecieron, aún hubo tiempo de fotografiar y reproducir algunos de estos elementos, como por ejemplo la foto del Portal de Sant Josep y el del Reial, entre otras vistas. Se conservan planos de la ciudad que nos muestran el sistema defensivo a lo largo de los siglos. El primer plano conservado es el de Mancelli 1608, seguido de la vista panorámica de Anton van den Wyangaerde, el plano de Tomás V. Tosca de 1704, o las vistas de A.Guesdon 1853-55, este último es un magnífico testimonio de la ciudad poco antes del derribo de sus murallas.
El derribo de las murallas fue un hito para la ciudad, con consecuencias ambivalentes. Estas tensiones entre progreso y conservación patrimonial aún siguen presentes en nuestros tiempos, en una sociedad más concienciada respecto a la protección y conservación del Patrimonio. El equilibrio entre ambas vertientes debe compartir una visión cultural, social y participativa. Desde la política, los investigadores y técnicos y la ciudadanía, en un entorno evidentemente democrático que planifique y conserve nuestro rico Patrimonio Cultural para transmitirlo a las generaciones futuras.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión