La riada de 1957, clave para la nueva Valencia
Palanca de cambio La ciudad puede hacer un balance razonablemente positivo: la riada de 1957 se aprovechó para dar a Valencia y su comarca un nuevo horizonte de futuro
A lo largo de sus 160 años de historia, el periódico LAS PROVINCIAS ha relatado al menos diez riadas catastróficas de los ríos Turia y Júcar y no pocas inundaciones provocadas por los siempre peligrosos barrancos valencianos. Sin embargo, la doble inundación del 14 de octubre de 1957 es la que con más persistencia ha quedado en la memoria colectiva: más allá de los graves daños que causó, y de las víctimas que produjo, esa inundación fue un punto de partida para el Plan Sur. La desviación del cauce del Turia permitió un nuevo horizonte de desarrollo.
Se ha calculado que fueron unos 3.500 metros cúbicos por segundo los que la segunda ola de inundación del Turia llevó en la tarde del 14 de octubre de 1957. Era el Danubio, era un Amazonas imposible de contener entre los pretiles que la ciudad construyó a lo largo de la historia. De ahí vino una terrible inundación que, en realidad, lo anegó todo desde Puzol a Cullera: las calles de Almácera se inundaron por el barranco de Carraixet y las de Catarroja por el del Poyo. Una treintena de pueblos de la provincia sufrieron los rigores del agua, en el curso de un acontecimiento del que solo quedó exenta la plaza de la Virgen y sus aledaños, la colina fundacional romana de la ciudad.
Los técnicos han comparado la furia de estas aguas con la de la riada de 1517 y con la que en 1589 determinó un plan de construcción de pretiles a cargo de la Fábrica Nova de Murs i Valls. También hay estudios que han incidido sobre la mayor frecuencia de catástrofes fluviales entre los siglos XVII y XIX, en coincidencia con la llama Pequeña Edad del Hielo, un periodo climatológico más lluvioso. En la actualidad, son bien conocidas las relaciones que se establecen entre los fenómenos extremos del clima y el Mediterráneo sobrecalentado, un cambio climático que tiene su origen en los excesos de la contaminación.
La riada de 1957, con todo, respondió a un doble episodio de lluvias muy intensas, primero en los afluentes del curso medio del rio y después, cuando el Turia estaba muy crecido, sobre la ciudad misma. Se puede afirmar, de ese modo, que gran parte de la ciudad consolidada se inundó y que todos los barrios y pedanías de la margen izquierda y marineros quedaron gravemente dañados, desde Alboraya hasta Sueca. El balance oficial habló de 81 víctimas mortales recogidas en el sumario judicial, aunque hay indicios de que los desaparecidos pudieron ser más. De hecho, tantos años después, hay quince víctimas mortales reconocidas cuyos cuerpos no han sido hallados.
Noticia relacionada
La historia de Valencia es la historia de LAS PROVINCIAS
Esto no puede repetirse
La conciencia de que la catástrofe de 1957 no debía repetirse se formuló en la serie de artículos que el director del periódico, Martín Domínguez, publicó a lo largo del mes de noviembre, bajo el título general de «En Caliente». No obstante, la inundación de 1949 había sido ya una piedra de toque muy seria. Si a partir de ella quedó prohibido construir y vivir en el cauce del Turia, también vislumbró la necesidad de domesticar sus avenidas haciéndole un canal central especialmente profundo. Con todo, en el viaje que el general Franco hizo a Valencia a los diez días de la inundación ya le fueron mostrados bocetos de una hipotética desviación del Turia basados en un trabajo del ingeniero Eustaquio Berriochoa, que hizo previsión de llevar el rio a un cauce nuevo, por el sur, junto con un corredor ferroviario que aliviaría a la ciudad de los doscientos pasos a nivel que soportaba.
El arquitecto Fernando García-Ordóñez y el ingeniero Claudio Gómez Perretta habían venido trabajando con esas ideas del año 1946 en un plano virtual. Tras la riada recibieron del valenciano Vicente Mortes el encargo de profundizar en el tema. De ahí cristalizó el propósito de desviar el Turia con tres opciones, de entre la que se escogió, en 1958, la Solución Sur. El general Franco, al conocer en Madrid que los técnicos se inclinaban por ella, pidió que se le añadiera, para mayor seguridad, la presa de Villamarchante, incluida en la Solución Centro, que mejoraba el drenaje del Turia sin desviarlo.
Tras el parón derivado del Plan de Estabilización, las obras para trazar un nuevo cauce para el Turia se desarrollaron entre 1965 y 1969, aunque luego hubo que añadir puentes y carreteras marginales que prolongaron unos años más los trabajos. En el otoño de 1971, una pequeña avenida estrenó el nuevo cauce del Turia bajo el control de la Confederación Hidrográfica del Júcar. El viejo cauce del Turia pasó a ser propiedad de la ciudad en 1976, pero hasta 1985 no quedó liberado de la servidumbre de recibir aguas pluviales y fecales.
La exposición
Con motivo del 160 aniversario de LAS PROVINCIAS, la muestra recorre el cambio urbanístico de la ciudad donde nació y tiene su sede.
- Dónde. Centre del Carme Cultura Contemporània.
- Sala. Sala Dormitorio, en el piso 2.
- Fechas. Del 11 de diciembre a mediados de febrero.
- Horario. De martes a domingo, de 10 a 20 horas
- Acceso gratuito.
La ilustración
Para cada hito hemos seleccionado a un artista plástico.
Ángela Salerno - Azul, Argentina 1990
Los textos
Sobre cada hito reflexiona un escritor, periodista, arquitecto o profesor.
Júlio Gómez Perreta de Mateo - Arquitecto