El comercio del centro de Valencia se transforma para engatusar al turista

Por un lado, los comercios tradicionales cierran en las distintas calles de la Ciutat Vella para reubircarse y concentrarse en unas pocas calles o plazas, en zonas de paso de los visitantes, por ejemplo, la plaza de la Reina y San Vicente.

Por otro lado, el auge de los apartamentos turísticos en bajos antes de uso comercial se está traduciendo en un aumento de los precios de alquiler que hace que muchos comercios no puedan resistir. Los negocios de nuevo cuño buscan instalarse en calles más transitadas y con productos para engatusar al turista.

Estas son dos de las conclusiones que se obtienen de un estudio sobre el comercio minorista que ha impulsado el Ayuntamiento de Valencia con la colaboración de Esic Business & Marketing School y que se recoge en un libro con el título 'El comercio minorista en Valencia: análisis actual, tendencias y proyecciones futuras'.

El concejal de Comercio, Santiago Ballester, explica que en este estudio «queda claro que, por un lado, que la reconversión de bajos comerciales en apartamentos turísticos está afectando al comercio. Y también está afectando la digitalización. Es importante que se muevan en el entorno digital para sobrevivir y tomamos nota para impulsar medidas de ayuda, apoyo y acompañamiento».

En este estudio se determina que el distrito en el que hay más cierres de establecimientos se han realizado en Ciutat Vella (un 17,7%), seguido de Ensanche (14,7%), Quatre Carreres (13,6%), Benicalap (6,8%), Camins al Grau (6,4) y Poblados Marítimos (6%). La curioso es que precisamente en la zona que más se cierran, en Ciutat Vella, es donde más se reabren, pero eso sí, van en busca del turistas y adaptan los productos a lo que demanda este mercado.

Es precisamente en Ciutat Vella y el Ensanche donde los comercios minoristas sobreviven por el atractivo turístico y por tratarse de zonas con poder adquisitivo.

En el estudio se señala que las zonas residenciales emergentes son Benicalap y Quatre Carreres, porque ofrecen posibilidades de crecimiento, especialmente para comercios mixtos.

También apuntan que hay zonas de recuperación como l'Olivereta, Patraix y Benicalap y se señala que el Marítimo se enfrenta a retos importante por una tendencia negativa- Y en zonas como Poblats al Sud, Pobles de l'Oest y Pobles del Nord se indica que presentan un comportamiento errático, lo que sugiere la necesidad de políticas para estimular el comercio.

Cabe destacar que en el estudio también se señala la parte positiva del turismo, y es que durante 2024 «la economía de Valencia experimentó un crecimiento promedio del 3% gracias al dinamismo del turismo y se ha apuntado que Valencia concentra el 33% de los establecimientos comerciales de la región y han destacado el aumento del 6,37% en el número de establecimientos, que pasaron de 17.405 en 2021 a 18.514 en 2024».

A la pregunta de dónde compran los valencianos, se recoge que el 60% hace las compras en el comercio minorista y se concentra en el centro histórico y barrios como Ruzafa y Benimaclet.

El 38% adquiere productos en comercios tradicionales. Eso sí hay 11.500 tiendas activas en 2024, lo que supone una ligera reducción.

En este estudio también se deja claro que es importante que los pequeños comercios den el salto digital. Se ha explicado que en 2021 sólo un 21% de comercios tenía página web y en 2023 se ha triplicado, pero un 71% de comercios aún carece de página web. Y es importante porque el 60% de los consumidores compra ya online y, sobre todo, a través de los dispositivos móviles.

Se ha detallado que es importante mantener la tienda física y combinarla con una página web y redes sociales porque aunque muchos consumidores hacen primera búsqueda online, acuden a las tiendas a ver las calidades.

También se ha insistido en que los comercios que se digitalizan están más preparados para sobrevivir, aunque es importante formarse en temas de redes y ciberseguridad. En los puntos a mejorar se ha comentado que hay un 43% de comercios minoristas que se resisten al cambio; un 41% a los que les falta presupuesto para dar el salto digital; y en un 24% de los casos falta talento adecuado.

También se incluye en el estudio los hábitos de consumo por generaciones. Los boomers (de 55 a 70 años) buscan productos locales y de calidad y son leales a las marcas y prefieren mercados tradicionales.

La Generación X (de 35 a 54 años) busca calidad a buen precio. Prefieren tiendas ecológicas y productos sostenibles y tiendas de segunda mano. La Generación Y (de 25 a 34 años) busca marcas blancas y productos accesibles. Compran por impulso y valoran la inmediatez y buscan proximidad y moda.

Y la Generación Z (15 a 24 años) compra online. Valoran la conveniencia, sostenibilidad y la gamificación en la experiencia de la compra.