Lola Soriano Pons
Valencia
Viernes, 8 de agosto 2025, 00:11
Cada uno sobrelleva las altas temperaturas como puede, pero el problema es cuando se usan espacios públicos como es el caso de fuentes ornamentales, lagos ... artificiales o balsas de riego como piscinas.
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Precisamente eso es lo que está sucediendo a diario en el lago del Ágora, edificio del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias que diseñó el arquitecto valenciano Santiago Calatrava.
El uso indebido de este espacio se produce sobre todo por las tardes, cuando el sol todavía aprieta y los turistas pasean por la zona, después de haber visitado l'Hemisfèric, el Museo Príncipe Felipe, la imponente arquitectura de Calatrava o incluso tras comprobar la variedad de animales marinos que alberga l'Oceanogràfic.
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La zona, situada junto al puente de l'Assut de l'Or, comienza a congregar a los turistas pasadas las 18 horas, después de haber terminado el tour por la Valencia más moderna y las escalinatas tipo ágora griega que preceden al lago se convierten en la 'playa' donde se quedan a tomar un descanso y a reponer fuerzas y donde muchos se descalzan para meter los pies en el agua.
Algunos no van más allá, pero son cada vez más numerosos los visitantes que convierten este lago, pensado para reflejar la arquitectura del Ágora, en una zona de baño.
En la tarde del miércoles, por ejemplo, eran decenas las personas que estaban a remojo y paseaban descalzos dentro del agua como si de flamencos de la Albufera se tratasen. Otros incluso recorrían todo el estanque y aprovechaban la ocasión para hacerse selfies con los teléfonos móviles o con cámaras fotográficas, como si fueran personajes de una postal de Valencia.
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Los más jóvenes y sobre todo niños ya optaban por bañarse de cuerpo entero. En este caso, no se trata de una acción circunstancial de un día, sino que son varias las semanas que se viene produciendo esta situación.
El miércoles, incluso, algunos niños se tiraban de bomba y simulaban tirarse de cabeza, algunos con bañadores, otros con ropa interior y alguno que otro sin ropa alguna.
Práctica prohibida
La cuestión es que estas aguas no reciben el mismo tratamiento clorado que una piscina destinada al baño público y puede derivar en problemas de salud o podrían sufrir un resbalón.
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No hay que olvidar que el edificio del Ágora acoge la sala expositiva de CaixaForum, proyecto cultural de la Fundación la Caixa, pero está en régimen de alquiler, ya que la propiedad del Ágora es del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
En ambos casos recuerdan que está prohibido el baño, al igual que tampoco se puede entrar en los lagos de agua situados junto a l'Hemisfèric y el museo Príncipe Felipe, donde hay vigilancia para que esto no ocurra.
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No es el único punto de la ciudad donde se ha detectado el baño incontrolado de personas. Este año y ya desde 2023 mucha gente se acerca al Parque Central, en la parte recayente a Ruzafa, para refrescarse en los estanques y láminas de agua, algo que tampoco está permitido.
De hecho, en julio de 2023 se tuvo que cerrar el acceso al Parque Central porque se detectó la presencia de bacterias 'cryptosporidium' que causaron indisposiciones a varios menores.
Otro punto donde se repite el problema, pero en este caso con el baño de mascotas, es en el lago que tiene en el centro la escultura de Neptuno, en el Jardín del Turia, a la altura del Palau de les Arts, donde es frecuente encontrarse a perros bañándose o jugando con balones.
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