Las alquerías negras
Patrimonio. La protección real de un tesoro de la arquitectura popular valenciana sigue pendiente mientras los edificios se degradan y caen víctimas de las llamas y la inacción
JORGE ALACID
Lunes, 25 de julio 2022, 00:41
Un incendio en una alquería abandonada provocó ayer una gran columna de humo junto a la V-30 y el polígono industrial Vara de Quart en la ciudad de Valencia. (...) El fuego ha dejado un paraje forestal totalmente devastado que ha dañado irreversiblemente a este bien de relevancia local». La información contenida en este párrafo se publicó el pasado día 14 en estas páginas: relataba un incidente más, una nueva muesca en el rosario de dolorosos percances que sufren estas peculiares construcciones, tan vinculadas a la sentimentalidad valenciana, provistas de una rica historia y un sobresaliente valor arquitectónico, que pasa tan inadvertido para la Administración y el conjunto de la sociedad que para ellas se dibuja un oscuro horizonte. Negros nubarrones acechan a las alquerías valencianas, que se arriesgan a terminar sus días como acabó esa hermana recién incendiada. Convertidas en humo y cenizas.
¿De qué hablamos cuando hablamos de alquerías? César Guardeño, en nombre del activo Círculo por la Defensa del Patrimonio que preside, responde a esa pregunta en estos términos: «La alquería tiene su origen en el término árabe 'poblado', como una pequeña comunidad rural». Y añade: «Hoy en día, se trata de un conjunto de casas que se dedican a trabajar la tierra». Es decir, no estamos tanto ante una edificación sino ante un conjunto de bienes inmuebles cuya función se reparte de acuerdo con las atribuciones de quienes las ocupan, como aclara el propio Guardeño: «Hay una casa del Señor y otra de los colonos, igual que las hay de almacén o lonja o para guardar los aperos». A los responsables del Círculo, dinámicos defensores del patrimonio valenciano, que se queme una alquería como acaba de ocurrir les duele, desde luego, pero da la sensación de que casi apenas les conmueve, porque como la noticia tiende a repetirse acaba por entrar en un inquietante estatus: dejar de ser noticia.
Recientes incendios en alguno de estos edificios revelan el precario estado de conservación, fruto de la desidia pública y privada
Para que semejante drama no llegue a registrarse, Guardeño y compañía mantienen activo un protocolo ante Hispania Nostra que tiene la virtud de dar oxígeno a su denuncia: la entidad incluye las alquerías por cuya preservación clama el Círculo en su Lista Roja (formada por el patrimonio en trance de desaparición) y su presencia en ese registro avala el resto de acciones en defensa de su supervivencia. Es un esfuerzo mayúsculo, porque la relación de alquerías en estado preocupante es prolija. Cada una de esas entradas en la Lista Roja debería servir como aldabonazo en las conciencias más dormidas, en la esperanza de que se agiten y el futuro para las alquerías pase del negro, al menos, al azul oscuro.
Alquería de Serra
Recomendaciones del Síndic sin respuesta del Ayuntamiento
Según el recuento que atesora el Círculo, la alquería de Serra de Valencia (Bien de Relevancia Local, BRL) figura en la Lista Roja «por su estado de abandono, degradación y presencia de grietas en la fachada tras nuestra petición el pasado mes de junio de 2021», señala Guardeño. «Sigue abierto un expediente de queja al Síndic de Greuges, iniciado a finales de 2014, y que cuenta ya con el triste récord de siete recomendaciones», añade. «Si el Ayuntamiento no actúa, tal y como ha recomendado el Síndic, el edificio terminará por venirse abajo, como ya le pasó a una de las casas que forma parte de la alquería dels Moros (BIC) o a una de las alquerías de San Lorenzo-Molí de Sant Miquel (BRL)».
Alquería de Tallarós
Riesgo de colapso total del edificio pese a las denuncias
«Hace más de un año», recuerda Guardeño, «ya denunciamos ante el Síndic el estado de ruina y abandono de esta alquería, que lleva así desde el año 2013 y seguramente desde mucho antes». Su estado es preocupante: «Pesenta graves desplomes en varios de sus cuerpos y fachadas, con riesgo de colapso total del edificio, tras años de abandono y de ausencia de un mantenimiento adecuado y regular en este bien protegido, por parte de su propietario». Desde el Círculo se recuerda que el inmueble «se ha deteriorado muy rápidamente y avanza inexorablemente hacia su desaparición ante la pasividad de su propietario y de las instituciones y administraciones con competencias en la materia que deberían velar por la protección de inmueble y revisar con regularidad el inmueble».
Alquería del Rey
Crónica de un derrumbe anunciado y ocurrido en 2021
Situada en la partida del Pouet de Campanar, se vino abajo el pasado mes de noviembre de 2021 «tras años de desidia y de abandono por parte de Rain Forest y del Ayuntamiento de Valencia», denuncia el Círculo. El derrumbe se llevó por delante el cuerpo central de la estructura basilical y uno de los cuerpos laterales.
Alquería de Albors
Riesgo de colapso total del edificio pese a las denuncias
Otro caso dramático, una alquería en riesgo auténtico de venirse abajo, es la ubicada en la calle Santiago Rusiñol, perteneciente al conjunto de la alquería de San Llorenç o de Albors (BRL), «que acaba de entrar en la Lista Roja», apunta el Círculo, que vuelve a quejarse de «la inacción, pasividad y dejación de funciones del Ayuntamiento de Valencia y de la Conselleria de Cultura». «La triste realidad del patrimonio rural es que es el gran olvidado y se está cayendo por los suelos tras décadas de abandono, falta regular de inspecciones y de intervenciones encaminadas a evitar su derrumbe». Guardeño lamenta que «expedientes eternos (o inexistentes hasta que hay una denuncia) y dilaciones innecesarias sirven como excusa para no ejecutar ni siquiera las medidas precautorias con carácter urgente». Y clama contra «el actual equipo de gobierno» mientras recuerda que «ya se le han caído diversas alquerías: la de Albors o de San Llorenç, la del Moro y la del Rey». «Son solo tres ejemplos de los muchos que pueden haber y que todavía no se han detectado», se lamenta.
¿Resumen? No se vislumbra un final feliz, una opinión compartida por el arquitecto Javier Domínguez, buen conocedor del patrimonio valenciano y encendido defensor de su conservación. «Asumida la enorme fragilidad y complejidad de la realidad territorial, que constituye un recurso limitado y no renovable, un bien público esencial dotado de excepcionales valores ambientales, culturales y patrimoniales», opina, «resulta inaplazable en beneficio de la colectividad la revisión de la legislación y del planeamiento liberalizador en materia de suelo y paisaje, en favor de un nuevo urbanismo con conciencia ecológica». Y concluye: «Todos esos acueductos romanos, norias, acequias y canalizaciones árabes, fuentes prerrománicas, puentes, bancales, heredades, huertas, barracas, alquerías y masías son hoy piezas imprescindibles para entender tanto la evolución de las técnicas de producción forestal y agropecuaria, como los modos y formas de habitar de las sociedades preindustriales que nos precedieron».
Unas palabras que el Círculo muy bien puede hacer suyas, porque la lista de alquerías pendientes de recuperar es amplia: alquería de la Torre, alquería de Falcó, alquerías de la calle Olba, alquería del Moro... Todas, en la Lista Roja. Todas, con un futuro negro.
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