Del bosque al papel. ¿Cuánto CO2 almacena una hoja?
Los productos hechos a base de madera también son aliados climáticos al retirar de la atmósfera este gas de efecto invernadero y 'guardarlo' en ellos toda la vida
R. Mendoza y Leticia Aróstegui (diseño)
Sábado, 28 de junio 2025, 00:31
En una era digitalizada como la actual, cualquier intento de conservar algo impreso, ya sea en un libro, una fotografía o un periódico parece algo obsoleto. Más aún, poco 'limpio' para el medio ambiente. Pero hay algo en este gesto que contribuye más al futuro que cualquier servidor con sus millones de 'bytes' de información listos para recorrer internet. Aunque pueda pasar desapercibido, una hoja de papel procede de un árbol; un árbol que limpió el aire durante su vida; una vida que fue posible gracias a ese CO2 que captó de la atmósfera y luego transformó en carbono para fabricar su tronco, donde quedará almacenado para siempre. Desde el bosque hasta su nueva vida en forma de mesa u hoja de papel. Mientras exista.
Gestión sostenible de la masa forestal
Esta 'otra' cualidad de los árboles, cuyo Día Mundial se celebra cada 28 de junio, es menos conocida que su capacidad dea purificar el aire y combatir las olas de calor con su frescura, pero resulta especialmente relevante cuando se trata de hablar de la sostenibilidad de los productos derivados de su madera. ¿Es más ecológico construir una casa con estructura de hormigón o de madera? O, en el caso que nos ocupa, el papel: ¿Puede serlo un periódico que sale de un árbol cortado?
La Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel) publica periódicamente los datos del impacto que la industria tiene en su entorno. Tanto el que ellos dejan con su actividad, como el que, en positivo, tienen los árboles y los productos que producen.
El impacto climático de las plantaciones
Así, y según el cálculo de la industria, se consumen en un año 4,9 millones de metros cúbicos de madera destinada a las papeleras, lo que supondría 41.666 hectáreas de superficie arbolada.
Teniendo en cuenta el estándar internacional de capacidad de absorción media de las citadas especies, la citada asociación calcula la fijación de CO2 que hacen las plantaciones destinadas al papel.
Este concepto tiene dos caras. Por un lado se encuentra el carbono almacenado. Es decir, las plantas retiran del aire el gas, se alimentan de él y lo convierten en carbono puro en su estructura, donde permanece. 11 millones de toneladas de carbono puro atesoran las plantaciones.
El otro concepto se refiere al dióxido de carbono que absorben directamente de la atmósfera. Y esta cantidad es de 41 millones de toneladas.
Estos datos son absolutos, es decir, que no tienen en cuenta otros factores de sostenibilidad medioambiental, relativos a cómo se trata esta madera. En esta industria, existen certificados oficiales que aseguran un proceso respetuoso con el entorno y emitido por profesionales.
Isabel Llorente, ingeniera industrial y CEO de Maderea, explica qué significa estar certificación: «Ingenieros forestales o de montes comprueban que el bosque esté gestionado de forma sostenible basándose en una norma nacional, aprobada por un comité técnico, que incluye criterios relativos al respeto a la biodiversidad, el almacenaje de carbono; el valor que aporta este bosque para servicios recreativos sociales, la gestión del suelos y del agua, inventario de especies, absorción de CO2, etc». En España, hay unas 1.600 empresas forestales certificadas y, concretamente en la industria papelera, el 95% de los proveedores de madera están certificados.
El impacto de la industria trata la madera
La labor medioambiental de las plantaciones de árboles está medida, pero para tener una idea de la sostenibilidad de la industria, es justo cuantificar qué impacto tiene ésta en el entorno. El primero que se tiene en cuenta, en esta y todos los sectores, es el uso de combustibles para generar energía. Con diferencia, el gasto de materia prima y las emisiones que se generan con solo este gesto es lo que más peso tiene en la balanza de la sostenibilidad.
La adaptación de la industria a los nuevos tiempos se ve, por ejemplo, en el uso de la biomasa para generar energía. El aprovechamiento de su propia materia prima para evitar un mayor uso de combustibles fósiles en el proceso de fabricación es uno de sus puntos fuertes.
«Como resultado de nuestra actividad, en especial en la etapa de producción de la pasta, el sector papelero es el mayor productor de biomasa de España. Cada vez más instalaciones de nuestro sector, incluidas las especializadas en otras etapas del proceso productivo, se suman a su aprovechamiento como fuente de combustible», declaran desde la asociación, presidida por Jordi Aguilló, quien destaca que a lo largo de los años «la industria ha demostrado una enorme capacidad de adaptación y un fuerte compromiso con la descarbonización y la circularidad».
Si solo se mirasen los millones de toneladas de emisiones de CO2 que corresponden a la producción de papel y celulosa, es inferior al total de lo que absorben el conjunto de plantaciones destinadas a la industria. Eso sí, ésta fabrica otros muchos productos derivados.
Más allá de las emisiones medioambientales, otro de los factores medioambientales que están comprometidos en el proceso de fabricación, tanto del papel como del resto de los productos señalados, es el consumo del agua.
La cantidad total, 100 millones de metros cúbicos, sería suficiente para abastecer a más de 1,3 millones de personas durante un año, si se considera que el consumo medio por persona y día en España es de 205 litros. Ahora bien, el 93% del agua empleada regresa, según Aspapel, al medio natural tras su depuración.
Esta filosofía de reaprovechamiento también se aplica en los residuos sólidos generados.
Salvo la parte que va al vertedero, los residuos tienen una segunda utilización. Destaca entre todas la valorización energética en la propia fábrica. Este proceso consiste en generar electricidad a partir de la combustión del quemado de los residuos, lo que evita el uso de combustible fósil, clave para la descarbonización del proceso.
Liderazgo en recuperación y reciclaje
Si además se tiene en cuenta que estos 'almacenes de carbono' convertidos en papel tienen vidas infinitas a través del reciclaje, su carácter sostenible se multiplica por tantas veces como se convierta y reutilice en otro producto nuevo.
Según datos de Ecoembes, es el material que más separa en contendores por parte de los ciudadanos. En total, el último año fueron casi 700.000 toneladas las recogidas para su tratamiento en plantas de reciclaje, donde volverían a ser empleadas por distintas industrias, cerrando un ciclo que, a la vez, es potencialmente infinito.
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