Un corredor en una imagen de archivo. Unsplash
NEWSLETTER SALTAR EL MURO

KM 90: «Focaliza la atención en cada entrenamiento»

José Garay

Domingo, 21 de septiembre 2025, 18:23

A medida que ha ido evolucionando la Newsletter en los últimos dos años, he tenido la oportunidad de intercambiar mensajes y conversaciones con los lectores. ... Me han contado sus historias que relacionan su vida personal con la deportiva. Sin duda se han convertido en fuente de inspiración y aprendizaje. Es un enriquecimiento constante, que me anima a continuar con la ilusión de seguir acompañando a todos los que lo deseen. Por ello, queremos ofrecer a partir de esta semana un mayor nivel de implicación y compromiso. Hemos producido videos de corta duración para ofrecer los mejores tips en estas últimas 11 semanas de planificación maratoniana.

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Cada miércoles en la web de Las Provincias, encontrarás un video consejo que te ayudará a entender con más claridad el objetivo del entrenamiento semanal. Los videos son una pequeña guía de consejos muy prácticos, que entre otras cosas sirven para disipar dudas del momento en el que te encuentras en la planificación. Debes estar atento para no perderte los valiosos consejos que recibirás. Conectaré el video con la Newsletter semanal de cada domingo. De esta manera tendrás una extensión a través de «SALTAR EL MURO» que me permitirá profundizar con más detalle lo que comente en cada pequeño video.

No me cansaré de comentar, que correr un maratón es mucho más que recorrer 42,195 kilómetros. Es un proceso largo, que requiere experiencia previa en distancias menores, muy exigente y sobre todo, tiene un componente mental muy poderoso. Si bien el objetivo final para muchos corredores es cruzar la línea de meta, o al menos es lo que inicialmente motiva a muchos, centrarse únicamente en ese objetivo, puede convertirse en un obstáculo en lugar de una fuente de inspiración. En cambio, focalizar la atención en el entrenamiento diario, en cada paso del proceso, es fundamental no solo para lograr el objetivo, sino para disfrutar y aprender durante el camino. La preparación para un maratón puede durar entre 12 y 20 semanas, dependiendo del nivel del corredor.

En ese tiempo, se realizan docenas de entrenamientos que significan miles de zancadas semanales. Incluyen rodajes largos, sesiones de velocidad, trabajos de fuerza, ritmos de competición, días de descanso y, quizás lo más importante, días exigentes con mucha dificultad que debemos superar. El corredor no se encuentra igual todos los días a nivel físico e incluso a nivel motivacional. Por ello, superar cada día forma parte del éxito. Si el corredor vive las semanas de planificación pensando constantemente en el «gran día», puede que pierda de vista el verdadero valor del entrenamiento: el crecimiento que ocurre cada día.

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Uno de los grandes riesgos de enfocarse exclusivamente en la meta final es caer en la ansiedad o la frustración. Las comparaciones con otros corredores, las dudas sobre el propio rendimiento o la presión por alcanzar un tiempo específico pueden bloquear la mente y hacer que el proceso pierda sentido. Por el contrario, cuando un corredor se concentra en dar lo mejor de sí en el entrenamiento de hoy, es decir «aquí y ahora», comienza a experimentar una transformación más profunda. El enfoque cambia de lo que falta a lo que se tiene. Y lo que se tiene hoy es una oportunidad para mejorar, aunque sea un poco. Aprender a dar valor a lo que estás realizando y sentirte feliz por cumplir lo que tenías previsto. Centrarse en el entrenamiento diario también permite desarrollar una mentalidad de presencia. Esta mentalidad no solo ayuda a correr mejor, sino que fortalece la disciplina y la constancia, pilares fundamentales para cualquier logro a largo plazo. El cuerpo no mejora de un día para otro; mejora con el tiempo, con la repetición, con la adaptación. Y para que esa adaptación ocurra, el corredor debe estar presente en cada zancada, en cada respiración, en cada kilómetro. Estar presente significa prestar atención al ritmo, escuchar al cuerpo, notar las señales de fatiga o progreso, y ajustar lo necesario. Solo desde esa conexión diaria es posible avanzar de forma sostenible.

Además, la experiencia diaria del entrenamiento está llena de pequeños logros que, si no se valoran, pasan desapercibidos. Correr cinco kms más sin agotarse, mantener el ritmo constante de competición, superar una sesión que parecía imposible al inicio de la planificación, convertir en fácil lo que parecía difícil meses atrás. Todos estos momentos son pequeñas victorias en sí mismas. Son los ladrillos invisibles que construyen la confianza. Y es esa confianza acumulada día tras día la que realmente sostiene al corredor cuando llegue el momento del maratón. Sin darnos cuenta aumenta nuestra autoestima y seguridad a golpe de zapatilla. Nos sentimos con fuerza para seguir avanzando y cada sesión refuerza lo que queremos conseguir. Surge una creencia muy poderosa que nos impulsa a seguir avanzando de la misma manera que lo estamos haciendo.

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Otra razón para enfocarse en el proceso es que el día de la maratón es impredecible. Puede haber buen clima o una tormenta. El cuerpo puede sentirse fuerte o agotado. Puede haber problemas logísticos, lesiones de último momento o simplemente un día «malo». Si todo el valor del entrenamiento se deposita en ese único día, se corre el riesgo de sentir que todo el esfuerzo fue en vano si las cosas no salen como se esperaba. Pero si se ha disfrutado, aprendido y crecido durante el proceso, entonces la experiencia ya habrá valido la pena, sin importar el resultado final. Esta mentalidad también ayuda a mantener la motivación en los momentos difíciles. Habrá días en que salir a correr se sienta como una carga. Días de frío, de lluvia, de agotamiento o de dudas. Si el único motor es la carrera final, esos días pueden convertirse en excusas. Pero si el corredor ha aprendido a valorar el acto de entrenar por sí mismo, por el hábito, por el aprendizaje o simplemente por la sensación de haber cumplido, entonces encontrará más razones para seguir adelante.

El entrenamiento diario, por tanto, se convierte en una práctica de autoconocimiento y auto chequeo permanente. Es en esos días donde uno aprende a escuchar sus límites, a retarse con inteligencia, a gestionar el cansancio y a celebrar los avances. También es donde se desarrolla la resiliencia emocional que luego se necesitará en los últimos kilómetros del maratón, cuando el cuerpo diga «no» y la mente tenga que decir «sí». Correr una maratón no es solo alcanzar una meta lejana, sino construir una rutina diaria de esfuerzo, atención y constancia. Es en cada entrenamiento donde se gana realmente la carrera.

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Cada paso dado hoy es más importante que la línea de meta de mañana. Porque cuando el corredor se enfoca en el presente, en el entrenamiento de hoy, en lo que puede controlar ahora, el objetivo final deja de ser una fuente de presión y se convierte en una consecuencia natural del proceso. El maratón se corre mucho antes de empezar. Se corre cada mañana, cada tarde, en cada decisión de seguir entrenando. Y cuando uno aprende a disfrutar del camino, el destino deja de importar tanto, porque uno ya ha ganado mucho antes de llegar.

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