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Argimiro Aguilar, en su joyería en la calle Colón, donde vende lingotes de oro. JESÚS SIGNES

La nueva fiebre del oro: por qué todo el mundo está comprando lingotes

El metal precioso se ha convertido en el valor refugio de los inversores, en una tormenta perfecta que ha ido incrementando su valor. Argimiro Aguilar ha detectado el creciente interés: «en enero y febrero se ha vendido la misma cantidad que en todo 2024»

Jueves, 22 de mayo 2025, 01:01

Hay una anécdota del día del apagón que define cómo es Argimiro Aguilar, un joyero que lleva años luchando para abrirse camino, «entre los Yanes de siempre y los Aguilar de nunca», como se encarga de repetir, aludiendo a la falta de una estirpe que le avale en el negocio. Pero volvamos a aquel día, a aquel 28 de octubre en que España se quedó incomunicada y desconectada. A pesar de que en Valencia era festivo, a Argimiro le pilló dentro de la joyería, y transcurridas las horas, su mujer le tuvo que pasar un bocadillo entre el poco espacio que le permitió la puerta electrónica, inmovilizada por la falta de energía. Y allí se quedó, tranquilo, trabajando, hasta las ocho y media de la tarde. «Como dice Juan Roig, 'el cabet sempre en la faena'», y menciona al empresario como modelo a seguir.

Precisamente ha sido esa necesidad de no perder oportunidades de negocio la que le ha llevado a ser uno de los pocos joyeros en Valencia que vende oro. «No deja prácticamente margen, pero es una manera de fidelizar clientela», explica Argimiro, que muestra los diferentes tipos de lingotes según su peso en gramos. Un bien cada vez más codiciado, y el joyero lo corrobora con una comparativa: «en enero y febrero se ha vendido la misma cantidad de oro que en todo el año anterior». La explicación de Argimiro Aguilar, que sigue con fruición los acontecimientos que afectan a la geopolítica mundial, es que se ha producido «la tormenta perfecta, con dos guerras en el mundo, la de Israel contra Gaza e Irán y la de Rusia contra Ucrania, a las que se ha sumado la inflación en todos los países, que acumulan cada vez más deuda», con muchos estados intentando volver al patrón oro. «No se puede poner a trabajar la maquinita de imprimir billetes sin límite, así que hay países que están comprando toneladas de oro, como Turquía, Rusia o Singapur».

Esta situación ha provocado que la gente «se haya vuelto loca. Los economistas te dicen que tienes que tener un 33% de liquidez, un 33% en inmuebles y otro 33% en renta fija, variable y metales preciosos, y en España el oro no está sujeto a IVA, mientras que el platino o la plata sí. Se ha producido un aumento como nunca antes habíamos visto; había una barrera psicológica en el precio de la onza de 3.000 dólares. Pues bien, estamos en 3.300 y antes de final de año vamos a llegar a los 100 euros por gramo. Es decir, un kilo de oro vale ahora casi 100.000 euros, cuando hace uno año costaba 70.000».

La alta demanda está provocando precisamente una escalada en el precio, en esa concatenación de acontecimientos a la que se sumó el apagón en el que Argimiro se quedó encerrado, sin poder abrir la puerta. «La gente lo que quiere es comprar tranquilidad; hay que tener dinero físico en casa, una radio con una antenita extensible y, sobre todo, diversificar riesgos».

El joyero pone un ejemplo: «El señor que nos limpia los cristales, cuando junta un poco de dinero, me compra un lingote, y así va sumando, simplemente por ahorrar». El propio Argimiro Aguilar lleva desde que tenía 50 años invirtiendo en oro. «Yo tengo una teoría, y es que quiero el día de mañana tener una jubilación mucho mejor de lo que ha sido mi vida en activo». Y lo hace adquiriendo oro todos los meses, una pequeña cantidad, «porque lo que hay que hacer es ser constante». El joyero cuenta que ha llegado a conocer el oro a 4,80 euros el gramo. Y, de hecho, el consejo de Credit Suisse tras estallar la guerra de Ucrania fue invertir en activos reales por la volatilidad de los mercados financieros.

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    Diamantes

También el mercado de diamantes, la piedra preciosa más valorada en el mundo de la joyería, se mueve por la geopolítica. «Es otro valor refugio», explica Argimiro. De hecho, hay tres grandes zonas productoras en el mundo, Siberia, Sudáfrica y Australia. «El principal accionista de las minas de Siberia es el señor Putin, y el embargo comercial de Europa a Rusia afectó también a este mercado, y los diamantes rusos se van ahora a China, incrementando además su precio». Hay además otros metales preciosos, además del oro y la plata, que son el platino y el paladio, escaso en el planeta y con múltiples usos, desde la electrónica hasta la odontología, y que llegó a estar incluso más caro que el oro.

Los metales preciosos se convierten así en un valor refugio, una denominación que se usa para aquellas inversiones donde se enfoca la mirada cuando la economía se tambalea. No genera dividendos como una acción, tampoco rentas como un alquiler, no es fácil su almacenamiento, pero en un momento dado puede ser incluso el aval de un préstamo.

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    Joyas

¿Y qué ocurre con las joyas? Conforme las materias primas con las que se elaboran van incrementado su precio, se encarecen las piezas, aunque en el caso de las joyas su valor inversor no es comparable a los metales preciosos cuando se compran en lingotes. Su precio puede incrementarse no sólo por el material del que esté hecha esa joya, sino también en el caso de que se traten de piezasúnicas. Hay un mercado de joyas antiguas que se van revalorizando con el tiempo, y también orfebrería artesana de diseñador, que sólo por llevar una firma tiene un valor único. En Valencia, Vicente Gracia se ha convertido en uno de los creadores más valorados a nivel internacional, con piezas creadas por encargo que forman parte incluso de catálogos de exposiciones en museos.

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    Relojes

Como ya explicaba Manolo Barrios en LAS PROVINCIAS, los relojes se han convertido en otro de los activos si hablamos de bienes tangibles para invertir. Piezas de marcas reconocidas como Rolex o Patek Phillipe se revalorizan en el momento en el que se compran, ya que su venta es tan limitada que hay todo un mercado de segunda mano que lleva funcionando muchos años.

Si Argimiro Aguilar ha decidido invertir en oro para garantizarse una buena jubilación, Manolo Barrios está coleccionando piezas de Patek Phillipe para que se conviertan en la herencia de sus hijas. El relojero destaca además una ventaja de esta inversión: la posibilidad de disfrutarlos mientras va incrementando su valor.

JESÚS SIGNES

El valor de la plata

«La plata está creciendo muchísimo», explica Argimiro Aguilar, que muestra un lingote de un kilogramo, y que está ahora mismo por encima de los 900 euros. Viendo la gráfica de la evolución de su precio en los últimos veinte años, sólo en los años de la crisis inmobiliaria el precio se disparó sobre los mil euros, después de que en 2006 un kilogramo costara 200 euros. Es decir, cinco veces menos de lo que cuesta ahora. «Y seguirá subiendo», vaticina Argimiro, que cree que en el futuro dará una sorpresa.

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