Vox, en busca del rédito del desgaste del PP con la dana

Radiografía. La caída en desgracia de sus principales referentes se compensa al evitar el deterioro de una gestión, siempre monitorizada por Madrid

A. Rallo

Valencia

Sábado, 11 de octubre 2025, 01:30

La radiografía de Vox resulta ahora muy diferente a la del comienzo de esta legislatura, convulsa en sus inicios por el pacto del PP con ... el partido populista, y dinamitada por completo tras la dana del pasado 29 de octubre. En lo superficial, lo más evidente, destaca el cambio de líderes de la organización. Un director de casting como el que escogió a las dos referencias de la formación no saldría en los títulos de la película. Primero con el caso de Carlos Flores Juberías, cara más visible de Vox en la Comunitat –más allá de cargos orgánicos– se vio obligado a 'refugiarse' en el Congreso de los Diputados tras la difusión de una sentencia de malos tratos a su pareja hace más de 20 años. Aquello le cerró las puertas a cualquier presencia en el Consell, tal y como Mazón expuso en aquella negociación en la que en media mañana se levantaron los pilares de cuatro años de gobierno de centroderecha.

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Fue el primer disgusto en la dirigencia voxista, pero no el único. La cantera de catedráticos de Constitucional de la Universitat también deparó otra profunda decepción en el perfil y actuación de Juanma Badenas, con una campaña electoral y actuaciones con exceso de ruido y, en ocasiones, una nota de folklore. Todo terminó por complicarse, sin embargo, con la investigación abierta por la Fiscalía tras una denuncia del PSPV por contratos en la fundación Valencia Activa. Supuestas irregularidades, además, desde una fundación pública, lo que el partido siempre ha criticado como chiringuitos. La alcaldesa aprovechó la coyuntura para cerrar la entidad. En el Ayuntamiento, además, todo es confuso. Badenas salió del Gobierno, pero la alcaldesa Catalá no tuvo más remedio que reincorporarlo cuando comprobó que era muy sencillo que él y su pareja Cecilia Herrero le amargaran el día votando con la oposición.

En lo interno, la situación de Vox no era plácida en los inicios y terminó por explotar en el verano del 2024 cuando Santiago Abascal dinamitó todos los gobiernos autonómicos con el argumento de que el PP había pactado con Sánchez la recepción de menores inmigrantes. En realidad, tampoco había espacio para ideas novedosas en una cuestión que se antoja casi de Derechos Humanos. El inesperado giro había comenzado antes, en aquella campaña a las elecciones europeas. «Nos van a oír», era el lema. Y así fue. La ruptura instaló el malestar en los cargos voxistas del Consell que bajo ningún motivo –menos el subterfugio de la inmigración– querían salir del Gobierno con los populares. Existía, además, una excelente relación entre todos, con especial vínculo entre el vicepresidente Vicente Barrera y el presidente Mazón. El feeling personal se extendía también a Elisa Núñez, la exconsellera de Justicia y a José Luis Aguirre, titular de Agricultura. Una decisión desde Madrid, por intereses ajenos a la Comunitat, que no tuvo en cuenta a todo el personal que se había embarcado en un proyecto profesional, pero que también supone un plus de vinculación personal, con un horizonte, como mínimo, de cuatro años.

Esa supervisión desde Madrid, de hecho, era una constante desde la misma formación del Gobierno. La enviada voxista, Montserrat Lluís, era la encargada como vicesecretaria nacional de Acción de Gobierno de controlar todo lo que sucedía en territorio valenciano. Reuniones periódicas con los consellers y su equipo donde se marcaban las directrices, los asuntos en los que ejercer una posición más vehemente y otros en los que aflojar o ser más condescendiente con los populares. Una llamada de Lluís, periodista de formación, imponía la estrategia al resto. A veces, en el mismo día. No tardaron en surgir los primeros roces.

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La estrategia de Vox en la dana ha sido admitir errores del Consell, salvando a Mazón, y arremeter contra Sánchez

Existe una frase muy llamativa acerca de esta monitorización de la formación desde la capital. Fue en una entrevista de LAS PROVINCIAS a la presidente de Les Corts, Llanos Massó, la cara visible de la formación y miembro del Comité Ejecutivo Nacional. «La posición política de mi partido ya nos la harán llegar», manifestó al ser preguntada por la prostitución. Opiniones teledirigidas.

La salida del Gobierno dejó heridas abiertas. Una de las más notables fue la de Elisa Núñez, dirigente fichada en su momento por Vox, que presentó una carta en la que abandonaba la disciplina. En cualquier caso, no ha sido Vox nunca un partido donde tenga especial incidencia el lustre del candidato. La fuerza de la organización es Abascal y sus ideas fuerza ya conocidas, como el recorte del gasto en empresas públicas, el cuestionamiento de la violencia de género, el negacionismo climático, la centralización frente a autonomías, la oposición frontal a los partidos regionalistas o independentistas, su posición con la inmigración...

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LLanos Massó y Gil Lázaro son los dos dirigentes con más peso en un grupo que no puede sacudirse el peso de la dirección nacional

El Consell afronta ahora la negociación de los Presupuestos. El papel de los voxistas es clave en este punto. El PP ya vive un angustioso mes de octubre, con la previa del tumultuoso debate de política general, el aniversario de la dana y las sucesivas manifestaciones y la investigación judicial donde la entrega de unos vídeos de parte del Cecopi, apenas cinco minutos de supuesto mudo que grabaron una agencia y À Punt, todavía ha complicado más el relato de aquellos días. ¿Necesita el PP unos nuevos Presupuestos? En realidad, no tanto como los que se aprobaron con la dana ya bien entrado este 2025 que resultaron claves para que Mazón ganara algo de oxígeno. En ningún caso el PP puede pasar por una 'rendición' de como la de hace unos meses cuando Mazón leyó un comunicado en el que se reconocían varios postulados de la formación voxista. Todo a cambio de unas cuentas. Aquello no sería hoy tan necesario.

Las encuestas ofrecen un gran resultado de Vox sin apenas esfuerzo. No han gobernado más allá de un año y han logrado concesiones solo con la condición de «socio prioritario» en Les Corts. La dana tampoco les ha pasado factura, circunstancia que hubiera ocurrido, y todavía con más fuerza, en el caso de estar en el Gobierno. De inmediato, se personaron en la causa judicial donde tratan de imputar a dirigentes socialistas -no lo han conseguido y ya se antoja como imposible- en el operativo de la catástrofe. Admiten errores del Consell, pero sin personalizarlo en su presidente. Dan aire a un PP porque la situación, pensando en un horizonte 2027, les puede beneficiar. Incluso podrían jugar su baza en la elección del candidato. El desgaste del PP es notable, pero ese traspaso de votos hacia Vox que adelantan todas las encuestas haría que la cuenta final les permitiera revalidar el Gobierno con una redistribución de representantes en Les Corts.

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¿Presupuestos para 2026? Son una incógnita, pero Mazón ya no está tan necesitado en un octubre especialmente tenso

La radicalización de Vox, los más liberales han ido saliendo o pasando a un segundo plano ante la pujanza de los más conservadores como Jorge Buxadé, depara de momento, resultados optimistas. José María Llanos es el síndic de la formación. Aspiraba a ser conseller de Justicia en el primer gobierno, pero una desafortunadas declaraciones al negar la violencia de género arruinaron su proyección. En la Comunitat, sin embargo, la referencia parece ser la de Ignacio Gil Lázaro, un histórico del PP, que se mantiene cómodo en ese escoramiento del partido hacia posiciones más extremistas.

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