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Sr. García

Sánchez, al mando de un PSPV sin más discurso que la dana

Plan. Morant insiste en la estrategia del 'volem votar' aunque en su partido, siempre tentado al debate interno, persisten las dudas sobre la iniciativa

JC. Ferriol Moya

Valencia

Domingo, 5 de octubre 2025

La historia reciente del socialismo valenciano, la electoral al menos, refiere a la derrota sufrida en 2023 que puso fina dos legislaturas de hegemonía electoral ... de la izquierda valenciana con Ximo Puig al frente. El expresident de la Generalitat, ahora de retiro dorado comko embajador de España ante la OCDE en París, logró presidir ocho años el Consell, pero no fue capaz de sumar para el PSPV la pérdida de apoyos de Podemos y la crisis abierta en Compromís tras la salida de Mónica Oltra. La izquierda no sumó, y el PSPV entró en una crisis que Pedro Sánchez resolvió como el líder del PSOE resuelve todas las crisis, haciendo lo que considera oportuno.

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En este caso, Sánchez apostó a sustituir a Puig -uno de los dirigentes socialistas que propició su caída en 2016, pero que nsupo resituarse tan pronto como el líder del PSOE llegó a la Moncloa- por una de sus ministras, la valenciana Diana Morant, el fichaje de Moncloa en 2021 para cubrir la cuota valenciana (que no el protagonismo ni la influencia) que hasta ese momento había mantenido José Luis Ábalos.

Sánchez decidió que Morant encabezaría el partido y su entonces secretario de Organización, Santos Cerdán (ahora en prisión), movió los hilos para evitar las primarias y despejar el camino a la titular de Ciencia, Innovación y Universidades. Dicho y hecho: Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler se retiraron del proceso, y Morant fue elegida líder de un partido -muchos cargos socialistas recuerdan la serie 'Secesor designado' para referirse a ella- en el que sus apoyos son los que le proporciona ser la elegida por Sánchez. Tanto es asi, que en círculos del PSPV siempre se ha especulado con que una eventual caída del presidente del Gobierno, fuera por las causas judiciales que afectan a su entorno familiar o por la incapacidad para solventar su debilidad parlkamentaria, complicaría la posición y el futuro de la ministra en el PSPV.

La ministra, junto a Torró y Bernabé, forman la representación del PSPV ante Madrid, aunque la influencia es limitada Sánchez allanó el camino de Morant a la secretaría general al forzar la retirada de Bielsa y Soler de las primariasBielsa, al imponerse en el congreso provincial de Valencia, se ha convertido en el único referente crítico con la ejecutivaLa caída de Ábalos, número 2 de la lista de Morant en las últimas generales debilita la posición del PSPV

Ese debate, el de la posición de Morant y su condición de cartel electoral para la presidencia de la Generalitat en 2027, no ha estado exento de ruido. En especial desde la aparición en escena de la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé. El papel de Bernabé desde el 29 de octubre, y muy en particular durante los primeros meses después de la riada, reforzó hasta tal punto su figura que, tars recibir los elogios de Pedro Sánchez, fue ascendida al número 4 de la dirección federal del PSOE, al frente de la secretaría de Igualdad de la ejecutiva del partido. El debate sobre si Morant o Bernabé, más entre la militancia socialista que en la dirección federal del PSOE, se ha acabado resolviendo con la certificación de que la ministra optará a la presidencia del Consell, mientras que Bernabé, ya elegida líder del PSPV de la ciudad de Valencia, será la encargada de batallar por la alcaldía. En las últimas semanas se ha apreciado de hecho una mayor presencia de la titular de Ciencia en la Comunitat, precisamente unas de las críticas que se le venía haciendo desde su nombramiento como secretaria general, a la vista de la enorme diferencia de planteamiento con el de la titular de Hacienda, María Jesús Montero, volcada en la campaña andaluza desde que se confirmó que era la apuesta de Sánchez para tratar de recuperar la Junta.

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Sánchez eligió a Morant (como a Montero, aunque siempre se ha dicho que a esta última no le hizo ni pizca de gracia), Sánchez eligió a Bernabé y Sánchez designó también a Rebeca Torró como secretaria de Organización del PSOE. La exconsellera en el último Gobierno de Ximo Puig, y después secretaria de Estado de Industria, fue la sorprendente solución encontrada por Sánchez para resolver la crisis abierta con el ingreso en prisión de Santos Cerdán, en el centro de una trama para el cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones públicas que en cambio de lo que pudiera pensarse, ha debilitado pero no ha provocado que el presidente del Gobierno tuviera que dejar el cargo.

Torró, como Morant y Bernabé, representan la punta de lanza de un socialismo valenciano que ocupa puestos de responsabilidad en Moncloa y Ferraz. Pero que en realidad no ha ganado en influencia en ninguno de esos ámbitos, porque la personalidad del líder del PSOE es la que es, y porque el ministerio que ocupa Morant, por ejemplo, dista mucho de ser de los de más protagonismo del Gobierno. El CIS se encarga con cierta periodicidad de recordarle a la ministra valenciana que pese a llevar más de cuatro años en el cargo, su nivel de conocimiento público no está no de lejos entre los más elevados.

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Morant, Bernabé y Torró son ese tridente del PSPV al que hay que sumar como referencia en Madrid al secretario de Estado de Política Territorial, Arcadi España, siempre discreto pero con una influencia notable en la dirección valenciana. Esos son los nombres. La estrategia, por contra, es sólo una. Desde el 29 de octubre, el PSOE puso proa contra el PPCV y Carlos Mazón, convencidos de que un balance de 229 muertos sería suficiente lastre como para hacer caer al presidente valenciano. El arreón inicial, con las dudas sobre el Cecopi, la labor de Bernabé y la censurabla gestión de las horas clave de la emergencia, pareció que daría su resultado. Pero un año después, la cúpula del PSPV no ha logrado, pese a no moverse ni un centímetro de su estrategia, forzar la caída del presidente valenciano, que incluso parece en condiciones de agotar la legislatura.

Los socialistas valencianos hicieron evidente su estartegia en el último debate de política general, en el que la intervención del portavoz socialista José Muñoz, se limitó a tratar de hacer evidente la negativa de Mazón a aclarar qué hizo exactamente la tarde de la riada. En realidad, el mismo discurso que Muñoz viene repitiendo semana tras semana en las sesiones de control al jefe del Consell, como si el PSPV renunciara a convencer de la necesidad de un cambio político en la Generalitat con algún tipo de propuesta política más allá de la dana.

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El plan del PSPV está claro -y lo retrató su secretario de Organización Vicent Mascarell la semana pasada con esa alusión a que la procesión del 9 d'Octubre no podría ser 'cívica' con Mazón-, pero sus debilidades también. Y muchas de ellas pasan precisamente por la figura de Sánchez. La polarización del debate político, el creciente rechazo hacia la figura del líder del PSOE -aunque el PSPV asegura que su militancia está activada- parece en el origen de unas encuestas, las que se han venido dando a conocer, que sitúan a Morant lejos de capitalizar el descontento social con la figura de Mazón. Esa circunstancia, justo cuando está a punto de cumplirse el primer aniversario de la riada, es el que más preocupa en las filas socialistas, por más que el proceso de elaboración de candidaturas para 2027 contribuya a mantener el silencio entre muchos de sus cargos. Los sondeos que se han conocido vaticinan un resultado muy ajustado entre bloques, y mantienen al PPCV como primera fuerza política. Ese dato, y que la cita electoral puede no llegar hasta mayo de 2027, es el que mantiene abierto el debate en el seno del PSPV respecto a si es mejor subir el tono o cambiar de estrategia.

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