Mazón resiste y el PP retrasa el debate del cartel para 2027
Horizonte. El líder del PP afronta un octubre delicado, pero sigue convencido de poder agotar la legislatura y pendiente de los sondeos que marcarán su futuro político
La historia de todas las formaciones políticas valencianas vive un antes y un después desde el 29 de octubre de 2024. La fecha de ... la fatídica dana que arrasó media provincia de Valencia y dejó 229 víctimas mortales. También el PP valenciano de Carlos Mazón. La formación política que se impuso en las elecciones autonómicas y municipales de 2023, a la que las encuestas dibujaban disparada camino de mayorías absolutas en 2027 y que vio, ya no congelar su progresión, sino sufrir una caída en expectativas de voto y en respaldo social que, sólo unas semanas después de la tragedia, parecía anticipar una crisis mayúscula, con la caída de su líder, quien sabe si la convocatoria de elecciones anticipadas y, en definitiva, la pérdida de todo el poder institucional recuperado un año antes tras dos legislaturas de mayoría de izquierdas.
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El panorama sombrío, casi negro, de hace un año, no es el actual. Mazón logró resistir la presión política -máxima en los primeros meses tras la riada-, tanto de los partidos de la oposición como la no menos feroz de algunos ámbitos de su propio partido, siguiendo la máxima de Andreotti (en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido). El PP valenciano viene desde este verano tratando de recuperar la iniciativa política, después de muchos meses de verse zarandeado y sin capacidad de respuesta ante la oposición, el Gobierno central, la presión social y una instrucción judicial que, aún en fase de instrucción, ya parece tener decididos los culpables de la gestión política de la dana. Mazón ha anunciado un nuevo Consell para el 5 de noviembre, ha dicho que intentará presentar presupuestos de la Generalitat para 2026 y viene anunciando toda una serie de iniciativas políticas que hacen pensar que trata de poner distancia con el bajonazo político del 29-O. Como poco, que su disposición es la de agotar la legislatura al frente de la Generalitat, apoyándose en la reconstrucción de las zonas afectadas y, especialmente, enm la incapacidad del Gobierno de Pedro Sánchez para agilizar sus ayudas y para desembarzarse de las sombras sobre 'su parte' de la gestión de la dana.
Pero el PP valenciano bulle. Mazón ha encontrado su relato y viene recibiendo el respaldo de la dirección nacional de su partido, con el secretario general Miguel Tellado como ejemplo más evidente. ¿Y la candidatura para la Generalitat de 2027? El discurso oficial es el de que el PP valenciano está centrado en la reconstrucción y no hay otro debate sobre la mesa.
Tras el verano, el dirigente popular viene intentando recuperar la iniciativa política y de superar el bucle de la riadaGénova sigue vinculando el futuro político de Mazón al éxito de la reconstrucción tras la dana del 29-OEl desarrollo de la instrucción de la causa judicial es el principal motivo de inquietud para el PP valenciano
Pero las conversaciones y el runrún en el seno del partido no se quedan ahí. Mazón está mejor que hace un año, pero serán las encuestas -especialmente cuando quede un año para las autonómicas- y las sensaciones en la calle Génova las que definan el futuro. El líder del PPCV ha pasado momentos muy delicados durante el último año, pero la respuesta del Gobierno a la ola de incendios de este pasado verano le han terminado de convencer de que ha sido víctima de la estrategia del Gobierno de utilizar una tragedia para tratar de acabar políticamente con él. Mazón se siente más fuerte, aunque estos próximos meses son los que definirán su futuro, con el aniversario de la dana como principal fecha clave. Y con las decisiones que adopte la jueza de Catarroja en el horizonte, especialmente si acaba elevando exposición razonada al TSJ para que impute al president.
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Esas incógnitas de cara al futuro a medio plazo son las que marcan a todo el partido. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, superó de forma cómoda hace pocas semanas el debate del estado de la ciudad. Señalada desde su partido, en los primeros meses tras la dana, como la sucesora obligada de Mazón si éste dejaba paso, Catalá se ha apresurado a borrarse de esa carrera, convencida política y personalmente de que su futuro a medio plazo pasa por revalidar la alcaldía de Valencia, en unos comicios, los de 2027, en los que podría tener que medir fuerzas con la delegada del Gobierno Pilar Bernabé, y quien sabe si con Mónica Oltra. Catalá mide su respaldo a Mazón, consciente en todo caso de que disponer de la máxima influencia en el partido no le obliga a optar a presidir la Generalitat en 2027, máxime si podría necesitar el voto de un partido, Vox, con el que las relaciones no son buenas.
Catalá, no obstante, es vista con resentimiento desde algunos ámbitos del PP alicantino, un partido que funciona de forma mucho más cohesionada que el de Valencia. Mazón encabeza el PP valenciano, y los populares alicantinos no están dispuestos a que su eventual recambio, si finalmente es necesario acometerlo, les deje sin capacidad de influencia.
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Eso abre la puerta a otros referentes y a su papel a corto y medio plazo. Los barones provinciales, por ejemplo, representan -Marta Barrachina (Castellón) y muy en particular los de Alicante, Toni Pérez, y Valencia, Vicent Mompó- piezas a tener muy en cuenta a la hora de tomar decisiones respecto al futuro del partido. Incluso la calle Génova es consciente de que adoptar cualquier decisión respecto al liderazgo del partido obliga a tener muy en cuenta su criterio. Pérez mantiene hilo directo con el president de la Generalitat, con el que mantiene máxima complicidad. Mompó se ha demostrado en los últimos meses como uno de los baluartes en los que se ha apoyado el president, un papel que ha hecho más visible si cabe la ausencia de Catalá. Y además ha logrado coser al PP de la provincia de Valencia, una formación dividida en mil sectores hasta su llegada al liderazgo provincial.
En el PP valenciano es clave también el critrerio del secretario general, Juanfran Pérez Llorca, uno de los hombres con hilo directo con la 'realeza' del Palau de la Generalitat. Portavoz del PP en Les Corts, señalado en algunas quinielas como eventual relevo en el caso de que Mazón no acabara la legislatura. O Susana Camarero, vicepresidenta primera y portavoz del Consell, que lleva un año batiéndose el cobre ante los medios de comunicación para defender la gestión del Consell y la reconstrucción tras la dana. Camarero sería a ojos de algunos referentes del partido la mejor alternativa para 2027 si Mazón no repite -por carácter, capacidad de trabajo, nivel de conocimiento y también por su condición de mujer-, aunque no existe ni mucho menos unanimidad sobre ese análisis.
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¿Y Paco Camps? El expresident de la Generalitat viene protagonizando una campaña a la contra, tratando de convencer a su partido de que puede recuperar el liderazgo a espaldas de la dirección regional, de los barones provinciales, de los principales alcaldes populares, y lo que es más determinante, de la dirección nacional de su partido. Camps presiona para que se convoque un congreso regional, justo cuando el PP valenciano trata de recuperar fortaleza después del 29-O. Y su condición de expresidente y exlíder del partido le permiten disponer de cierta visibilidad. Sin embargo, la reiteración del empeño encoleriza a la dirección nacional del PP y sirven, precisamente, para refozar la posición de Mazón.
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