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Más dura será la caída

Consuelo en la Inteligencia Artificial

Jueves, 24 de julio 2025, 23:20

Me pregunto si la IA (Inteligencia Artificial) podrá servir para propósitos terapéuticos, es decir, para cosas de la mente, e incluso para nuestra faceta espiritual, ... la que nos trasciende más allá de nuestra vida y busca conectarnos con planos superiores a nuestra existencia. Está claro que ha venido para quedarse, y que su progreso se sentirá en todos los campos del conocimiento humano (de hecho, este proceso ya está ocurriendo). Pero, en el futuro próximo, ¿puede una aplicación de IA ser un psicólogo eficiente en el tratamiento de los desórdenes mentales que nos aquejan? ¿Puede ayudar de modo significativo a aquellos, por ejemplo, que están pasando por un duelo prolongado o muy doloroso, debido al fallecimiento de un ser querido? He leído en varios sitios que hay personas que graban la voz de su difunto amado para que aprenda la aplicación a imitarla, de forma que puedan ambos volver a tener 'conversaciones', las cuales pueden hacerse progresivamente más reales a medida que el usuario aporte información sobre el fallecido.

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Puede parecer morboso o de mal gusto, y yo desde luego nunca lo haría, pero parece que hay personas que llevan mejor el duelo si mantienen la ilusión de que, de algún modo, la persona añorada no se ha ido del todo. Lo puedo entender. ¿Quién no sentido que la persona que nos ha dejado con un hondo dolor 'parece' que ha dicho algo o que la hemos atisbado fugazmente en la cocina? La IA nos mete de lleno en esa ilusión, y por eso calma el dolor. Pero los beneficios pronto se tornan problemas si persiste este engaño: el duelo requiere avanzar, seguir adelante a pesar de la perdida y, lo que es más importante, asumir el legado positivo que nos dejó el difunto y hacerlo fructificar mientras vivamos. Solo de este modo les honramos. Y el dolor es una parte esencial de esto: nos conecta con el fallecido y otorga gravedad y peso a nuestro compromiso con su memoria.

No descubro la pólvora, pero lo cierto es que la IA puede inmiscuirse en nuestras mentes, y de hecho ya lo está haciendo cuando le pedimos que nos escriba un texto elaborado que requiere de un trabajo serio por nuestra parte. Nos ahorramos horas de trabajo pero también el aprendizaje derivado del esfuerzo de su creación y, quizás más importante, la satisfacción por haberlo realizado. Parece natural ir deslizándose por la pendiente de permitir una mayor intrusión de la IA en nuestras vidas, y buscar en ella no solo eficiencia profesional sino también intimidad emocional (la película 'Her' en la que un hombre se enamora de una voz digital se adelantó a su tiempo). Para las generaciones digitales la IA puede ser una oportunidad pero también un retroceso en su crecimiento personal.

La IA puede ser una oportunidad pero también un retroceso en su crecimiento personal

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