Recordarán que la semana pasada les hablaba del desahogado director deportivo de mentirolas que tiene el VCF y sus delirantes declaraciones respecto al mercado de ... enero. Aquello que les decía yo de tratar de convencernos de que la tierra es plana con esa cara hierática de cemento armado con la que habla como si todos fuésemos idiotas. Bien, pues solo una semana después, hemos constatado -una vez más- que no hay idiotas en este lado del drama.
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Hoy ya sabemos que Peter Lim no autoriza al club a gastarse 600.000 euros en el fichaje de Carlos Vicente, el jugador del Racing de Ferrol. Ni 600.000 ni 6 euros. No importa que la plantilla necesite refuerzos. No importa que Baraja pida refuerzos. Nada importa cuando se trata del niñato y su juguete. Ni un euro en fichajes para este mercado. Y ya os apañaréis. Pero, siendo gravísimo el fondo de la cuestión, yo diría que hay algo todavía peor. ¿Ustedes saben lo que son 600.000 euros para un club como el VCF? El club che tiene un presupuesto anual de en torno a 100 millones de euros. Vamos a imaginar que ustedes cobran 1.000 euros al mes. La proporción para fichar a Carlos Vicente con su sueldo de mileurista sería gastarse SEIS EUROS. Perdónenme por las mayúsculas pero es que estoy gritando mientras tecleo. ¿Ustedes se habían parado a pensar en esto? SEIS EUROS. ¿Hay mayor vergüenza que no gastarse lo correspondiente a seis euros para fichar a un jugador de fútbol... para un equipo de fútbol? Les diría que hemos alcanzado el límite de la bazofia, que es imposible caer más bajo. Pero, en la cloaca en la que nos movemos, siempre hay un piso más en el que meter la cabeza.
El director deportivo real del VCF -y no el encorbatado bedel de la ciénaga- ha ordenado desde Singapur que nos vayamos todos a pastar. Empezando por el entrenador que le salvó del descenso y que le está salvando este año de que se consume el caos definitivamente. Baraja recibe, como respuesta a su trabajo, el mayor desprecio posible mientras el ejército de asalariados que le rodean inicia otra genuflexión hacia el fondo de la cartera. Es todo demasiado irresponsable. Demasiado insoportable. Hoy entiendo perfectamente la salida a la palestra del sucedáneo deportivo antes de saber la realidad que se venía desde Singapur. Que es sucedáneo... pero no es tonto; si nos explota la realidad en la cara antes de salir a hablar no habría podido salir a vender sus cromos del coyote. Aunque quién sabe; igual lo sabía todo y simplemente puso voz a su cara de cada día.
Habría que haber visto la cara de Baraja al enterarse de que rechazaban pagar por Carlos Vicente
Y hablando de caras, habría que haber visto la carita que habrá puesto el Pipo al enterarse de la noticia. El hombre más leal al club rodeado de los lacayos más leales a su amo. Cada uno elige su destino en esta vida y, probablemente, lo único que ata a Baraja a esta panda de personajes es su valencianismo.
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Bordalás explotó en un mercado invernal y salió seis meses después por la puerta de siempre (la trasera). Gracia explotó antes y Gattuso lo hizo en otro mercado invernal marchándose para no formar parte ni un minuto más de la trama. Llámenlo cobarde. Yo creo que tuvo la dignidad que no tienen los demás para marcharse de aquí aunque fallara a su plantilla (que lo hizo). Justifico y entiendo a los tres. Aquí no se puede estar. Es imposible trabajar. ¿La diferencia con Baraja? Que ninguno de los tres eran del Valencia. Solo era un trabajo. Para el Pipo es mucho más. «Soy de Valencia y, para mí, no hay nada más grande que entrenar al VCF», dijo el día de su presentación cuando asumió el reto imposible de salvar a su equipo. No mintió; era sueño. Ahora es su condena por culpa de seis cochinos euros.
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