Todo empezó cuando una bloguera estadounidense empezó a decir en redes sociales que Brigitte Macron nació varón y, por tanto, es transexual. Candace Owens se ... dedica desde 2017 a emitir vídeos en los que cuenta cómo la primera dama francesa es en realidad un hombre que se ha cambiado de sexo; tiene casi cinco millones de seguidores en su canal de Youtube, casi siete millones en X (Twitter) así que esta audiencia masiva es la que consume sus vídeos titulados Becoming Brigitte (Convertirse en Brigitte).
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Owens, ultraconservadora, trumpista, antivacunas, y anti todo lo que huela al Partido Demócrata, mantiene convencida su postura desde hace años, y lejos de sembrar la duda, lo que siembra es convencimiento. Así que los Macron han movido ficha, según ha dicho en la cadena BBC el abogado de la pareja, pero lo han hecho traspasando una frontera muy peligrosa. No solo han presentado una demanda por difamación ante un tribunal de Estados Unidos, sino que Brigitte Macron se va a someter a varias pruebas para demostrar científicamente que no, que ella no nació varón, que todo es un bulo, y van a aportar al tribunal un testimonio pericial que atestigüe su naturaleza.
¿Responder así es legitimar sus visiones? ¿Y qué verdad quieren demostrar, sobre todo ante la paradoja de qué más le dará un informe científico a Owens y su horda de acólitos si no creen en la ciencia? Y si la próxima vez, al iluminado o iluminada de turno le da por decir que los españoles transmitimos la gripe como se dijo en 1918… El matrimonio Macron ya tiene un buen historión detrás (ella era profesora de literatura, casada y con tres hijos, cuando se enamoró de su alumno, 25 años menor), ¿pero quién quiere la verdad pudiendo tener el multiverso? Y para muestra, lo que ha pasado en Nueva York esta semana.
Ahí estaba Emmanuel Macron, saliendo de su coche oficial, para pedirle a un policía de la ciudad que le dejara pasar porque tenía una reunión en el consulado francés. Pero el agente le negaba el paso porque Donald Trump estaba yendo a la convención de Naciones Unidos en una comitiva. Lo siento, presidente, pero la calle está cortada, le dijo el agente. Así que el mandatario francés cogió su teléfono y llamó a Trump en tono de broma para decirle que estaba atrapado por su culpa. Qué risas. Todo el mundo lo grabó. No solo a Trump después en la ONU mandando al mundo a tomar por saco, sino también a Macron, caminando con sus escoltas hacia su reunión, dejando atrás su coche oficial, retenido y atrapado con toda su simbología.
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No sé qué es más peligroso, darle a un necio una espada o una pluma; aunque llamar pluma al micrófono de un 'influencer' igual es pasarse.
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