Urgente La jueza de la dana cita a declarar al jefe de la emergencia 15 meses después de la tragedia
E. C.

Rebuscado

Borges recomendaba que ante la duda en el empleo de dos palabras sinónimas se escoja la más común

Juan Bas

Lunes, 25 de agosto 2025, 00:00

En una columna, Kiko Amat escribía sobre Kaspar Hauser y su enigmática historia. Explicaba que el adolescente, que apareció un día de 1828 vagando por ... Nuremberg, prácticamente no sabía hablar porque había vivido toda su infancia en un riguroso aislamiento, encerrado en una mazmorra. Amat decía que Kaspar había pasado esos largos años sin «interactuar» con nadie. Me sorprendió que hubiera escogido tal palabra en ese contexto. Interactuar es correcta, desde luego, pero me parece rebuscada, como tantas palabras de moda. Creo que habría sido más sencillo y adecuado «sin relacionarse con nadie», «sin ningún contacto» o «en completa soledad». Incluso, poniéndome tiquismiquis, el término «interactuar» resulta en cierto modo anacrónico al recrear una historia del siglo XIX.

Publicidad

Borges recomendaba que ante la duda en el empleo de dos palabras sinónimas se escoja la más común. Cuesta aplicarlos en los primeros años de escritura. Uno tiende a lucirse con palabras raras, que a veces hasta precisan consulta al diccionario para su comprensión. Pretendes pasar por escritor culto y lo que revela en realidad es falta de criterio y pedantería. En una novela de 2002 escribí «el ergástulo de la mente». Rebuscado no, merecedor de pena de galeras. Con el tiempo, uno comprende cuánta razón tenía Borges y aplica su consejo.

Una palabra que no llega al rebuscamiento pero abunda en exceso es empatía. Además, a veces se usa mal, como sinónimo de simpatía, y no según su acepción de capacidad para identificarse y ponerse en el lugar del otro. No equivoca el significado, pero sí a quién va referido, el uso de asesinato cuando se asocia con matar animales. Se quiere hacer énfasis en que su muerte ha sido con crueldad y deplorable, pero mientras no se extienda la normativa conceptual a esos casos, el asesinato es exclusivo de las personas. Un extremo que campa en la ridiculez y el surrealismo era un lema reivindicativo de animalistas radicales: «La leche es violación». Supera la befa al puritanismo de que una paja es una masacre.

El eufemismo por corrección política exacerbada abunda también en lo rebuscado. Hasta que se llegó a un consenso con discapacidad, para la física o mental, se consideraba preferible diversidad funcional. Por estas peculiares reglas de reajuste, es posible que dentro de poco decir que alguien tiene cáncer sea considerado una clasificación negativa, marginadora, y se opte por alternativa celular. El no llamar a las cosas por su nombre quizá tenga que ver con la posverdad, esa cargante palabra que disfraza de secuela de la verdad lo que es la mentira de toda la vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad