La pretensión de Camps de liderar el PP valenciano parece más una cuestión personal que otra cosa: la necesidad de quitarse la espina que lleva ... dentro tras el calvario judicial que ha vivido por el caso de los trajes y tras sentirse arrinconado por su partido. El empeño de Mazón por seguir pilotando la reconstrucción de la dana, sin querer mirar más allá del momento actual, parece también una urgencia de carácter personal por demostrar que siempre ha estado en ello. Una forma de visibilizar, además, que es injusto personalizar en él la tragedia que azotó Valencia. Lo de Pedro Sánchez, su obsesión por seguir en la Moncloa y los enfrentamientos descarnados con Núñez Feijóo, también tienen más de índole personal que de forma de actuar pensando en el país. De hecho, en general, todo es tan personal en la política actual que esa postura está haciendo que la desconfianza de la ciudadanía respecto a sus líderes se agrande. Porque, ¿en qué deberían pensar, en el interés general o en sus perentorias necesidades particulares? De un sorbo y sin azucarillo.
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