La alcaldesa de Valencia presentó ayer el PAI del Grao, uno de esos proyectos bloqueados desde hace lustros y del que hemos visto múltiples versiones. ... La definitiva parece, a simple vista, idílica. En especial, porque rompe la frontera que nos impusimos y que evita conectar el jardín del Turia con el mar. Un paso necesario para que Valencia eclosione como urbe mediterránea. Eso sí, cuando uno bucea en los atractivos detalles del PAI, teme estar ante otro cuento de la lechera, en este caso con el Grao como protagonista. Algo que no deberíamos permitir. Aquí, Adif -o sea, Óscar Puente- tiene mucho que decir. En sus manos está el soterramiento de las vías para prolongar el túnel de Serrería. Pero, además, gran parte del terreno es de su propiedad. Lo que la ciudadanía debe pedir, a todos, es que esto no quede en otro proyecto virtual. Y, muy importante, que lo que se haga sea pensando en los nuevos tiempos que vivimos, marcados por el clima extremo -sombras, por favor- y enormes dificultades para acceder a una vivienda. De un sorbo y sin azucarillo.
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