Catalá ya mira a 2027 tras dos años marcados por la tragedia
Ecuador del mandato. Tras desbloquear grandes proyectos, la alcaldesa se prepara para poner en marcha obras como el PAI del Grao o la plaza del Ayuntamiento
Primero fue el fuego. Luego, el barro. Y la muerte. Probablemente, cuando la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, fue investida el martes hará dos años, no se podía ni imaginar que le iba a tocar estar al frente de dos de los años más trágicos de la historia reciente del cap i casal. Las tragedias, con el incendio de Campanar y la dana, han marcado la primera mitad del mandato de la alcaldesa, que con todo ha conseguido poner en marcha medidas como la bajada de impuestos o la contratación de nuevos policías, entre otras muchas. Pero lo cierto es que la catástrofe del 29 de octubre le ha cambiado el paso. Ha tenido que renunciar a importantes proyectos como la Copa América de vela y ha tenido que pasar a modo reconstrucción. En las pedanías se ha hecho un trabajo importante de recuperación para que las zonas afectadas por la dana recuperaran el pulso (en La Torre está costando) y el equipo de gobierno ya puede mirar al futuro, con 2027 en el horizonte, siempre que Badenas y Herrero no se dediquen a seguir dinamitando plenos.
Queda para la segunda mitad del mandato, por tanto, poner en marcha importantes obras, como el Nuevo Mestalla, que debería estar listo para 2027; Pérez Galdós y los PAI del Grao o de Benimaclet, entre otras, que permitirán desplegar la visión de ciudad que tiene Catalá, sin olvidar la plaza del Ayuntamiento. También deberá dar una solución al acuciante problema de la vivienda. No llegarán para antes de 2027 cuestiones como los grandes eventos, el PAI de Benimaclet o Ausiàs March, pero dos años deberían darle a Catalá para que en las elecciones pueda mostrar qué Valencia quiere y qué Valencia para las próximas décadas está dispuesta a trazar si las catástrofes que tanto han azotado a una ciudad herida se lo permiten.
Una ciudad en marcha
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Bajada del 20% en los impuestos
Una de las primeras decisiones de Catalá al llegar a la Alcaldía fue la bajada de impuestos, materializada en la primera ordenanza de tasas. De media, los gravámenes han bajado un 20%, incluido el IBI, que afecta a todos los propietarios de la ciudad. También destaca el aumento de entre el 60 y el 90% del IBI para familias numerosas. El Consistorio dejó de ingresar, así, casi 70 millones de euros. Sólo con la reducción del IBI, los valencianos se ahorran casi 45 millones de euros. El Ayuntamiento de Valencia también ha activado lo que han llamado un 'escudo fiscal' para afectados por la dana, con exenciones del ICIO y la tasa de cementerios.
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270 nuevos policías en las calles
Otro desencuentro entre Gobierno y Ayuntamiento, que no se ponen de acuerdo con qué hacer con el hotel Sidi Saler, cerrado desde hace décadas. Catalá quiere reabrirlo y ofrecer ahí un servicio hotelero centrado en la relación con el entorno, una especie de hotel sostenible, pero Costas dice que está fuera de ordenación y que en él no se puede hacer nada más que evitar que se caiga a pedazos. Los okupas, mientras, hacen de él su alojamiento, aunque está en condiciones pésimas.
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Más de 1.000 pisos públicos en marcha
Uno de los principales problemas de Catalá, y de la ciudad, es la falta de vivienda y el precio de los alquileres. Ambos están relacionados. Para bajar los segundos, la alcaldesa ha activado la construcción o adquisición de más de 1.000 viviendas de protección oficial o de alquiler asequible. Se ha servido para ello del derecho de tanteo y retracto: de hecho, ha comprado un edificio sobre el que acechaba un fondo que quería hacer apartamentos turísticos en La Torre.
Proyectos de futuro
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La nueva fachada marítima de Valencia
El PAI del Grao se ha desbloqueado este mandato, pero necesita sí o sí el soterramiento de las vías de Serrería. La intención de la alcaldesa es dotar a la ciudad de una nueva fachada marítima y conectar el Jardín del Turia con el río para facilitar el tránsito peatonal entre el resto de la ciudad y la zona costera. Además, se construirán nuevas viviendas y se borrará la huella del circuito de Fórmula 1, convertido ahora en una enorme ciudad de chabolas.
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Una plaza del Ayuntamiento para el siglo XXI
La reforma de la plaza del Ayuntamiento también se ha desbloqueado. Se contará con el equipo de Miguel del Rey, pero el proyecto final, que costará unos 11,5 millones de euros, se parecerá poco al que aprobó el equipo de gobierno de Joan Ribó porque la alcaldesa se ha rodeado de un comité de expertos para la remodelación, donde se priorizará que se pueda ver con claridad el entorno y la mascletà.
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Ausiàs March, una avenida para coser el sur
Ni Ribó ni Catalá. Hacer obras en la avenida Ausiàs March repercutiría en la Pista de Silla, por donde cada día circulan, o circulaban, en Valencia más de 100.000 coches. Con un área metropolitana afectada por la dana, el Consistorio ha pospuesto las obras en la avenida, que reducirían los carriles. Para eso se necesita mejor transporte público.
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Mejor acceso para el Mercado Central
La reforma de la avenida del Oeste, que llegará este mandato, volverá aún más noble la principal entrada al Mercado Central y añadirá más verde a una de esas avenidas envejecidas del centro. El anterior equipo de gobierno no priorizó esta actuación.
Problemas enquistados
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Soterramiento de las vías: Puente lastra el futuro
Los desacuerdos, o el incumplimiento de la palabra dada si le preguntas a Catalá, entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Transportes están lastrando seriamente el soterramiento de las vías de Serrería. Parecía que Óscar Puente y la alcaldesa se habían puesto de acuerdo el pasado verano, pero hace unas semanas el ministerio dijo que sin el Corredor Mediterráneo no se podían soterrar las vías, y vuelta a la casilla de salida para ver desde qué altura se hace este soterramiento. Unos por otros, la casa sin barrer.
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Sin noticias del cambio de nombre desde 2023
Desde que se acordó tras las elecciones, no se sabe nada del tema. Faltan informes. A Ribó también le costó años aprobar 'València'. Catalá quiere que también se admita 'Valencia', en castellano.
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El Sidi Saler: un proyecto varado en Costas
Otro desencuentro entre Gobierno y Ayuntamiento, que no se ponen de acuerdo con qué hacer con el hotel Sidi Saler, cerrado desde hace décadas. Catalá quiere reabrirlo y ofrecer ahí un servicio hotelero centrado en la relación con el entorno, una especie de hotel sostenible, pero Costas dice que está fuera de ordenación y que en él no se puede hacer nada más que evitar que se caiga a pedazos. Los okupas, mientras, hacen de él su alojamiento, aunque está en condiciones pésimas.
Por ahora, no
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La dana borra el retorno de la vela
Cuando la dana destrozó la provincia, en Valencia estábamos a vueltas con el retorno de la Copa América. La competición más exclusiva de vela veía con buenos ojos el retorno a Valencia, pero la barrancada hizo que las prioridades cambiaran de forma drástica. El principal objetivo del Ayuntamiento es ayudar a la reconstrucción de las zonas afectadas por la tragedia, por lo que ya no hay recursos para el gran evento.
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Nadie se atreve con la pista de Silla
Ni Ribó ni Catalá. Hacer obras en la avenida Ausiàs March repercutiría en la Pista de Silla, por donde cada día circulan, o circulaban, en Valencia más de 100.000 coches. Con un área metropolitana afectada por la dana, el Consistorio ha pospuesto las obras en la avenida, que reducirían los carriles. Para eso se necesita mejor transporte público.
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Nuevo Mestalla, el cuento de nunca acabar
Parece que ahora sí, que ahora sí han empezado los trabajos para construir el estadio de la avenida Cortes Valencianas, pero es cierto que el ritmo es tan lento que los vecinos no terminan de tenerlas todas contigo. Atascado desde hace décadas por la falta de voluntad del máximo accionista del Valencia CF, Peter Lim, de construir un nuevo estadio que le obligaría a gastarse casi 200 millones de euros, el esqueleto del nuevo Mestalla amenazaba con convertirse en un esqueleto en ruinas con el paso del tiempo. Debería estar disponible para la temporada 26-27, pero en el Consistorio (y entre la afición valencianista) no las tienen todas consigo. El problema parece enquistado, aunque las obras, esta vez sí, se han retomado. Habrá que ver si se llega a tiempo para que la alcaldesa lo pueda presentar como un logro pese a contar con la firme oposición de PSPV, Compromís y parte de Vox, escenificado en la persona de Juanma Badenas, ahora concejal raso.
Dos años para muchas cosas
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Ante el peligro de morir de éxito por la turistificación
Valencia está saturada turísticamente. Hasta el Ayuntamiento, que ha puesto en marcha una moratoria contra los apartamentos turísticos, lo admite. En dos años la alcaldesa tendrá que ver cómo enfrentarse a un problema que creó el 'boom' tras la pandemia y las facilidades del gobierno de Ribó a la construcción de apartamentos en bajos comerciales, por mucho que insistan en que como actividad comercial, ya podían instalarse desde antes.
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Una ciudad rendida a la cultura
El Espai Manolo Valdés, y los cuadros de la Hispanic Society, aumentarán la oferta turística de una ciudad que quiere convertirse en una de las capitales culturales del Mediterráneo. También habrá un Museo de las Fallas, aunque no está clara su ubicación: se habló del Palacio de las Comunicaciones, pero ahora parece que el antiguo edificio de Correos gana números como sede de los sorollas que lleguen de Nueva York.
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Para Pérez Galdós: reurbanización, sí; túnel, también
Cuando la exconcejala de Urbanismo Sandra Gómez presentó la reforma de Pérez Galdós, ella ya sabía que si perdían las elecciones es posible que el proyecto nunca viera la luz. Tenía razón. El PP esgrimió informes de Movilidad para asegurar que si se eliminara el túnel el tráfico de las calles y avenidas de alrededor se verían seriamente afectadas. Las obras ya están en licitación y se ampliarán las aceras a costa de perder un carril en sentido oeste. Además, se plantarán más árboles y se hará la avenida más cómoda y agradable para los vecinos que, sin embargo, insisten, y mucho, en la eliminación del túnel pese a que el Ayuntamiento ya ha dicho claramente que no es una opción.
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