La falta de experiencia en Primera, el hándicap de los delanteros del Levante
Los jugadores Carlos Espí e Iván Romero buscan afianzarse a la espera de fichar otro '9', en un contexto similar al curso posterior del centenario
El éxito que suele obtener un equipo normalmente está focalizado en dos posiciones muy concretas. Por una parte, la eficiencia bajo palos, con tal de transmitir seguridad a todo el bloque en el apartado defensivo. Y por otro lugar está la salsa del fútbol, traducida en el nombre del gol y en los encargados de producirlos, en este caso los delanteros.
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Pese a que en la última campaña el Levante UD tuvo a varios jugadores que rebasaron los dobles dígitos, ahora se encuentran con un escenario bastante experimental. Sus dos principales referencias en el ataque, en ese rol de '9' más referencia, no conocen la categoría. Está el caso de Carlos Espí, que también venía de estrenarse en Segunda en un año completo; el otro de ellos es Iván Romero, que tuvo una participación más que testimonial en el primer equipo del Sevilla, con apenas cinco encuentros disputados en la élite.
El resto de protagonistas que pueden complementar en estas tareas se hallan en un paradigma muy similar a los anteriores. Porque a excepción de Morales, que ha venido actuando reconvertido como falso nueve y le ostentan más de 300 partidos entre Levante y Villarreal, tanto Brugui como Carlos Álvarez tampoco conocen lo que es poder desempolvar el rifle ante las grandes potencias del fútbol español.
Es por esta razón que, mientras el área deportiva resuelve uno de esos frentes todavía abiertos como es el de fichar un delantero diferencial, Carlos Espí e Iván Romero dispondrán de toda una prueba de fuego para reafirmarse a base de goles y con un rendimiento acorde para cambiar su tesitura. Ambos, con el trabajo del día a día y el empeño constante en cada partido, tratarán de convencer a Julián Calero y, a su vez, al seno de la cúpula levantinista, conocedora de que esta temporada también puede suponer una serie de revelaciones individuales.
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Si extendemos el abanico y retrocedemos atrás en el tiempo hacia las inmediatas campañas en que el Levante logró el ascenso, el contexto no es muy diferente al que se encuentra ahora. De hecho, en el curso posterior al del centenario de la entidad levantinista, los engranajes del ataque eran muy parejos a los que se pueden ver ahora y sin casi experiencia. De base, se contaba con Rafa Jordà, que había despuntado en esa media temporada previa cuando llegó a Orriols. Más tarde llegó un debutante Stuani, que ahora es leyenda del Girona y también fue incuestionable en el Espanyol, pero que en aquel momento era una moneda al aire. Y el último día se incorporó a Felipe Caicedo desde un Manchester City que empezaba a despegar y que en su paso previo por el Málaga aún se mantenía como una promesa por pulir. El uruguayo y el ecuatoriano a la postre se erigieron como sendas garantías goleadoras.
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En cambio, durante 2016-17, el Levante dispuso de una amplia gama de alternativas ofensivas, donde muchas de ellas sí sabían lo que era competir en la máxima categoría. Álex Alegría, Nano Mesa, Enes Ünal y Pazzini fueron algunos de los ejemplos en ese primer año tras el ascenso. Por distintas razones entre lesiones, bajo rendimiento o salidas prematuras hacia otro destino, su recuerdo no fue ni ha sido el más ideal. Por ello, los actuales integrantes de la plantilla granota se marcan seguir la estela de aquel Levante de hace década y media.
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