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Don Carlos Álvarez Rivera (Sanlúcar la Mayor, 6-8-2003) ya era el ídolo del levantinismo, pero ahora, tras el golazo del ascenso en Burgos, lo es con más motivo. Eso sí, se ha convertido en la persona más buscada de Orriols. Atiende llamadas a todas horas, se hace fotos con todo el mundo y siempre con una sonrisa en la cara y sin despeinar ese inmaculado repeinado de niño bueno. «¿Me vas a hacer la pregunta que creo que me vas a hacer?», bromea el andaluz mientras el equipo de LAS PROVINCIAS prepara la entrevista. «Mejor me quito el chicle, ¿no? Que da mala imagen», dice educadamente antes de darle al botón de grabar, dejando una última instrucción: «Carlitos no, por favor eh. Carlos o 'Cárloh', en andalú».
—Hay mucha gente que todavía no ha procesado lo que ha pasado. ¿Usted es consciente de la que han liado?
—Bueno, yo creo que es el fruto de todo el trabajo hecho durante todo el año. Y creo que nos lo merecíamos, porque desde dentro sabemos muy bien todo lo que hemos trabajado y es un premio al esfuerzo, que no siempre pasa, y hemos tenido la suerte de poder vivirlo. Ahora mismo estamos todos viviendo un sueño.
—Hay un vídeo suyo abrazándose con Roger Brugué en el césped, que le dice: «Mira toda la gente que hay aquí un domingo». Cuando vio a esos dos mil granotas en Burgos, ¿qué sintió?
—Es increíble que un domingo, que al día siguiente es día laboral y la gente trabaja, se desplacen a tantos kilómetros por el fútbol. Eso habla mucho de la pasión que hay en este club, por ese sentimiento que existe entre afición y equipo, y la verdad que es todo un orgullo. Darle la máxima enhorabuena a la afición, que estuvieron de diez durante todo el partido.
—Han salido muchas fotos de la celebración, pero hay una que destaca mucho cuando le tienen en hombros, que la han comparado ya con la de Maradona en el Mundial del 86.
—Bueno, no hay comparación. Para mí Diego Maradona y Leo Messi son los más grandes. Está claro que la foto se puede asemejar, pero ellos son otra cosa.
—¿Cómo fue ese viaje de vuelta a casa?
—Una locura. Pero todos muy contentos. Por ejemplo, llamé a mi padre y le dije que no éramos conscientes todavía de que habíamos ascendido a Primera División. La verdad es que estoy viviendo todo un sueño y allí igual, en el tren eran todo fiestas y risas. Todo el mundo de buen rollo. Yo creo que nos merecíamos vivir algo así.
—Usted fue el MVP del partido pero, ¿quién fue el MVP de la noche?
—Bueno, el MVP fue el equipo en general. Yo creo que todo el mundo disfrutó porque hemos pasado momentos duros durante la temporada y era el momento de desplayarse y de disfrutarlo al máximo. Pero... si me quedo con uno, me quedo con Brugui, porque digamos que se lo pasó muy bien (ríe).
—¿Qué se siente ahora al ser Carlos Álvarez?
—Bueno, yo siempre le digo que estaré muy agradecido, y estoy muy agradecido a la afición, porque el cariño que me demuestran continuamente es inmenso y la verdad es que a mí me hacen muy feliz. Lo vivo de la mejor manera posible y obviamente esperando que ojalá sea así todo el tiempo.
—¿Cuántas veces ha visto ya repetido el gol?
—Pues no lo sé, pero muchas, muchas. Cuando se ve el balón entrando desde atrás, se ve un poco mejor. Pero me quedo sobre todo con la reacción de todos los compañeros corriendo como locos, echándonos las manos a la cabeza. Íbamos el uno al otro corriendo para otro sitio, era la total definición de locura máxima y son cosas que solamente se pueden vivir en este deporte, en el fútbol.
—¿Es el mejor de su carrera?
—El más importante, seguro, pero creo que sí. También el mejor por el minuto y el contexto de poder devolver a un equipo a Primera División, así que te diría que sí.
—¿Se había imaginado alguna vez meter ese gol del ascenso?
—Sí. Yo creo que al final todos soñamos o fantaseamos con que lo voy a meter y tal, pero una cosa es soñarlo y otra cosa es luego poder vivirlo. La verdad es que no tengo palabras para expresar lo que sentí cuando la pelota entró y además los compañeros me decían «¡Hemos ascendido, que hemos ascendido!». Y yo preguntaba, tirado el suelo: «¿Sí? ¿Sí?». Entonces por eso cuando me levanto de la celebración se me ve llorando, porque ya yo sentía que estábamos en Primera, entonces muy feliz.
—¿Ahí ya sabían que el Mirandés había pinchado?
—Los compañeros que vinieron... A mí me lo dijo en concreto Alfonso Pastor. «¡Que hemos ascendido!». Medio llorando me lo decía. Entonces ya se desató la locura, empezamos a llorar, y eso que todavía quedaba una jugada (ríe). Que el fútbol es como es... Pero era inevitable no pensar en que estábamos ya donde queríamos estar.
—Desde el momento que Espí se la baja con el pecho y usted coge el balón, ¿ya tenía claro el ir hacia adelante y pegarle?
—Sí. Eso sí que es una cosa que en cuanto la recibo ahí, tenía claro que la iba a pegar, porque además el día de antes había estado hablando con mi hermano, de que este año no había metido goles fuera del área, que igual había que probar, para ver si entraba. Y pues mira, gracias a Dios se me ha dado y la verdad es que sirvió para ganar el partido y ascender.
—Justo antes del gol, hace una jugada por línea de fondo que no acaba en gol de Brugui. ¿Pensó que esa era y que se escapaba?
—Sí, bueno, en el momento piensas que se ha escapado. Pero también Brugui venía a hacer un gol antes, en nuestro peor momento del partido, y que nos dio la vida. Aún así confiaba en que una más podíamos tener. Y pues mira, se me dio a mí y ni en mis mejores sueños hubiera pensado que iba a poder meter el gol del ascenso.
—Le pregunto por el míster. ¿Qué recuerda de la primera conversación que tuvo con él?
—Bueno, un tipo serio al principio. Parecía que me daba hasta miedito (ríe). Pero muy bien. Siempre transmitió una seguridad al equipo, transmitió su idea y nosotros le hemos seguido durante todo el año y hemos confiado en su idea. Está claro que ha hecho un trabajazo con el equipo y hemos demostrado que somos un equipo para estar en Primera División.
—En lo personal, ¿qué cree que le ha mejorado Julián Calero para ser el futbolista que es hoy?
—Bueno, yo creo que me ha hecho un jugador mucho más completo, me ha exigido mucho en todos los aspectos del juego, tanto defensivamente incluso como ofensivamente. He tenido que mejorar muchas cosas y tengo que mejorar muchas aún. Como llegar más al área, intentar hacer más goles, intentar hacer más asistencias y sobre todo, intentar aportar mi granito en todas las facetas y no desaportar en ninguna, que creo que ha sido un poco la clave.
—¿Y qué recuerda del día en el que ficha por el Levante?
—Fue una felicidad inmensa porque no había terminado de tener la oportunidad en el Sevilla, que nos hubiese gustado a mí y a mi familia, partiendo la base que no tengo ninguna queja con el Sevilla y mis años allí han sido maravillosos, he sido tratado siempre fantástico. Pero no tuve la oportunidad que pensamos que podríamos haber tenido y el Levante me brindó toda la confianza. Pensamos que era el paso oportuno en mi carrera y pues a día de hoy no me arrepiento y ni mucho menos me arrepentiría la vida.
—41 partidos, 7 goles, 11 asistencias, ¿qué le dicen estos números?
—Bueno, contento porque creo que hasta ahora son los mejores números de mi carrera, pero confiando en que tengo todavía mucho más por dar, que creo que son muchas cosas. No me pongo techo, pero creo que en las situaciones de gol puedo seguir mejorándolas. Puedo seguir mejorando el pase, estéticamente puedo seguir mejorando, defensivamente creo que todavía me queda mucho por mejorar... Pero bueno, prometo mucho trabajo e intentar hacerlo año a año.
—¿Se marca algún objetivo en Primera?
—Bueno, primero me voy a centrar en disfrutar ahora, que creo que tenemos unos buenos momentos para disfrutar y luego cuando haya que hablar de objetivos seré el primero a planteármelo.
—Al día siguiente del ascenso salió la convocatoria de la selección española sub-21 y su nombre no estaba. ¿Cómo le ha sentado?
—Al final hay un grandísimo nivel en la sub-21 de España. Está claro que me hubiese encantado poder participar, pero no lo ha considerado así el míster. Él sabe de todas formas que yo estoy preparado por si me necesitase y bueno, desearle mucha suerte de cara al europeo, que ojalá que se lo lleven para casa porque tienen un nivel increíble y porque estoy seguro de que lo pueden hacer de sobra.
—¿Siente que lo merecía?
—Te diría que sí. Al final yo creo que también era un premio un poco a todo el trabajo de la temporada, pero lo importante no dejaba de ser mi equipo y gracias a Dios hemos acabado de la mejor forma y finalmente con la selección no, pero prometo seguir trabajando e intentar algún día poder pisarla.
—Hay Carlos Álvarez para rato en el Levante, ¿no?
—Acabamos de cerrar el objetivo, creo que es el momento de disfrutarlo, que de verdad que es muy complicado lo que hemos hecho y ya luego a partir de ahí que pase lo que pase, pero yo estoy inmensamente feliz aquí en el Levante y como bien he dicho estoy súper agradecido por la oportunidad que me brindaron y aparte tengo contrato hasta 2027. Contrato tengo. Pero trato de no pensar mucho en eso, creo que es más un poco cosas de mi agente y de la familia en general, tampoco creo que sea el momento de pensar ahora en eso.
—El domingo contra el Eibar, ¿está para jugar o seguirá de resaca por la fiesta del ascenso?
—No creo que me dure la resaca (ríe). Llevo varias semanas ya jugando con el pubis bastante fastidiado y con una microrotura en el isquio, pero si el equipo lo necesita estaré otra vez de nuevo para lo que necesite.
—¿Va a haber mucha entrega para terminar primeros o va a ser más una fiesta y que jueguen los menos habituales?
—Yo por mí sí. Porque si me vieran jugar los rondos o los reducidos entrenando, me pico por todo y yo quiero ganar a todos. Vamos a salir a morder. Yo creo que sería ya la guinda al pastel y sobre todo pues a eso, a seguir un poco la dinámica que hemos seguido durante todo el año y estoy seguro que eso nos acercará a llevarnos el título. Pero lo importante es que queríamos volver y ya estamos de vuelta, somos de Primera.
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Juan Sanchis | Valencia
Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
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