Ucrania dice adiós al Tomahawk
Volodímir Zelenski esboza un 'plan B' ante la renuencia de Washington a entregarle los misiles: detener la guerra en la línea actual y que su país tenga un papel clave en la defensa de Europa
M. Pérez
Domingo, 19 de octubre 2025, 00:03
No ha habido ni un solo reproche ni declaración altisonante tras la reunión de las delegaciones estadounidense y ucraniana en la Casa Blanca, a la ... que Volodímir Zelenzki acudió el viernes con la esperanza de lograr misiles Tomahawk y se marchó sin ellos. El líder kievita ya sabía que su objetivo cursaba a la baja tras la conversación telefónica entre Donald Trump y Vladímir Putin veinticuatro horas antes.
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La llamada se produjo mientras volaba hacia Estados Unidos. Luego se fue enterando de los detalles por su equipo, que aterrizó en el país dos días antes. Aun así, el dirigente se esforzó en tratar de convencer a su anfitrión de que los potentes proyectiles eran imprescindibles para presionar a Moscú en lo político, y bombardear la retaguardia rusa en lo estrictamente militar.
Los Tomahawk son el arma definitiva que quiere el ejército ucraniano. Con un rango de alcance entre 1.600 y 2,500 kilometros alcanzarían de sobra Moscú, que dista 750 kilómetros, y las principales ciudades del país. Para Kiev supone un factor de disuasión perfecto aunque en realidad sus artilleros lo quieren para atacar la logística castrense rusa y no las poblaciones.
A medida que Ucrania ha utilizado drones mejorados y distintos misiles con un alcance creciente, el Estado Mayor moscovita ha ordenado replegar sus arsenales, parques de camiones, aviones. suministros y tanques de combustible con el fin de no ser alcanzados. Pero ante los Tomahawk no hay lugar donde esconderse.
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Vladímir Putin no los quiere en el país vecino por ese motivo y porque son proyectiles capaces de alojar una ojiva nuclear. Si el Pentágono los transfiere finalmente, nunca la amenaza atómica habrá estado tan cerca de Moscú.
Zelenski aseguró ayer que él es «realista» y no descarta obtener esta poderosa munición en un futuro próximo. En una entrevista en la cadena NBC declaró: «Es bueno que el presidente Trump no haya dicho 'no'», aunque admitió que, «por ahora, no dijo 'sí'». A su juicio, luchar contra el invasor como lo hacen en la actualidad, principalmente con drones, ofrece un panorama pesimista.»Necesitamos Tomahawks y armas similares que EEUU posee para llevar a cabo ataques combinados, como lo hace Rusia».
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Trump ha pedido a los dos bandos que «detengan la guerra de inmediato», incluso si eso implica que Ucrania deba ceder territorio y Rusia renunciar a la ocupación de todo el Donbás. «Deberían detenerse donde están. ¡Que ambos canten la victoria, que la Historia decida!». «El presidente tiene razón: tenemos que detenernos donde estamos y luego hablar», coincidió Zelenski en una declaración que pocas veces se le ha escuchado.
Los medios ucranianos tienen sus propias evaluaciones sobre la última reunión en la Casa Blanca, aunque hay coincidencia en algunos aspectos. La próxima cumbre de Budapest entre los presidentes estadounidense y ruso entierra el repetido axioma «nada sobre Ucrania sin Ucrania», toda vez que ha sido asumido con cierta normalidad en la esfera internacional que este encuentro sea un 'tú a tú' entre las superpotencias.
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La segunda impresión es que «hay motivos para suponer que Washington nunca consideró la posibilidad de tal suministro (de Tomahawks) y comenzó estas conversaciones únicamente para asustar al Kremlin», afirma un artículo en el 'Pravda' nacional.
Colchón de seguridad
Sin embargo, es probable que su máximo dirigente tenga un 'plan B'. Con una guerra enquistada, los avisos de Trump para detener ya los combates, los giros del propio aliado estadounidense y después de las conversaciones con dirigentes europeos, Zelenski podría centrar su acción en negociar el fin de la guerra y volcarse en ayudar a Europa a fortalecer sus defensas en la frontera este, el nuevo gran capítulo de Bruselas.
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La UE ha puesto ya en marcha su hoja de ruta para aumentar la seguridad del bloque y construir también un muro de drones. Zelenski ha ofrecido la experiencia de su país y los recursos de su industria tecnológica con estos aparatos. De momento no está prevista la integración en la UE ni en la OTAN, pero una forma de adhesión que parece calar en Kiev consiste en actuar como frontera natural y colchón de seguridad de Europa ante cualquier eventual amenaza de Rusia y Bielorrusia.
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