Construcción de un paso sobre el barranco del Poyo en Picanya. IRENE MARSILLA
RADIOGRAFÍA DE LOS MUNICIPIOS DANA UN AÑO DESPUÉS

Picanya, el municipio donde no llovió y todo se inundó de agua y barro

La primera urgencia del Ayuntamiento fue sacar a la población del aislamiento, mientras que ahora gestiona decenas de obras para borrar las huellas de la dana

Paco Moreno

Valencia

Miércoles, 8 de octubre 2025, 08:40

El 29 de octubre no llovió en Picanya, como en otros tantos lugares de l'Horta donde eran desconocedores del tsunami que les vendría encima. «Lo primero que hicimos al ver lo que llegaba fue poner nuestros medios, policías y brigadas», recuerda el alcalde Josep Almenar, para que los vecinos no cruzaran los puentes antes de que se vinieran abajo.

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Cinco personas murieron en sus viviendas pero lograron rescatar a otras 25, que fueron llevadas a un lugar seguro. «Más tarde sacamos a los que estaban encima de sus casas en la calle Almassereta», destaca sobre una de las zonas más dañadas del municipio, una calle paralela a un talud del barranco del Poyo.

Después llegó la tarea de empezar a sacar barro, habilitar lugares donde la gente pudiera comer y dormir, así como darse cuenta poco a poco de la magnitud de la tragedia. Almenar hizo la primera inspección por el casco urbano a bordo de una máquina pesada, seguramente una excavadora, donde fue consciente de todo lo ocurrido.

Picanya ha recibido 71 millones de euros para la reconstrucción de equipamientos municipales. Llevan más de una docena de iniciativas presentadas, la última la reforma del polideportivo, al margen de la renovación de la red de alcantarillado o la intervención de la Confederación del Júcar en el Poyo y el Ministerio de Transportes con la construcción de puentes y pasarelas.

Una tarea, como se puede ver con un simple paseo por la zona, a la que le quedan muchos meses por delante de trabajo. El medio metro de barro en todas las calles es un recuerdo reciente.

Además del Poyo, el primer edil está convencido de que también llegó caudal de la Saleta, esto último en la parte del polideportivo. Así de grave fue la catástrofe, donde la primera decisión fue comunicar las dos zonas del pueblo, dado que habían desaparecido todos los puentes. «En un mes teníamos la pasarela que colocaron los militares», recuerda. Además de hacer llegar agua y comida, junto con recuperar los servicios básicos de agua y electricidad.

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falecidos se registraron por la dana, de los que seis personas estaban empadronadas en el municipio.

Almenar tiene un recuerdo especial para los voluntarios y de los servicios de emergencia, que ayudaron mucho. El comercio va muy adelantado y cita la necesidad de agilizar trámites en las obras. Sobre la reconstrucción, dice que debe ir más allá de dejar las cosas como estaban sino actualizarlas. «Hay que interpretar el término en ese sentido pero por otro lado está lo que dice el decreto. Pero yo creo que hay una voluntad en el Gobierno de llegar a acuerdos», afirma. Por último, comenta que sobre la zona dañada de la calle Almassereta se tomará la decisión «más segura para los vecinos», en cuanto a la continuidad de las viviendas.

Toni Lara, de la Agrupación Ciudadana de Afectados por la DANA Tots a una Veu, señala que algo fundamental de lo que se habla poco es la conexión del barranco del Poyo con el Plan Sur. «Eso es algo fundamental», destaca como una de las soluciones necesarias para evitar nuevos desbordamientos.

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«Tenemos constancia por una reunión con la comisionada del Gobierno, Zulima Pérez, de que ya se ha comenzado en la cabecera del barranco a realizar algunos trabajos de laminación y desvíos, pero esta conexión hasta la V-30 es importante», dice.

Obras de reparación en un puente de Picanya. IRENE MARSILLA

Tots a una Veu nació tras la dana con un motivo doble. Por un lado mantener un nivel alto de reivindicaciones con el fin de que se acometan las obras públicas necesarias. Por otro, el tema de las alertas a la población. «Nos consta también por reuniones con la Generalitat que están modificando los procedimientos. Eso ya se ha notado en la última alerta. Pero lo que exigimos es que haya también formación entre los vecinos. Nos han asegurado que la Conselleria de Emergencias y la de Educación están preparando unos textos para dar en los colegios y también para adultos», abunda.

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«Mientras llegan las obras, por lo menos que nos formen en eso. Qué menos para prevenir cuando vuelva a suceder. Nos hemos preocupado mucho y por eso nos reunimos con todos los últimos meses», destaca. En la última alerta roja, donde el incidente más grave se produjo en Aldaia y en el resto de los municipios de l'Horta no se produjeron desbordamientos, confiesa que el otro día «lo pasamos fatal en Picanya porque no es una cuestión de lo que caiga aquí sino allí», en recuerdo a lo ocurrido el 29 de octubre, cuando el desastre comenzó en la parte de Utiel, Chiva y Turís, entre otras poblaciones.

Lara insiste en la urgencia de la conexión entre el Poyo y el nuevo cauce. Se trata de una vía verde, un canal rodeado por arbolado y plantaciones, por lo que hace falta iniciar las expropiaciones. El Ministerio de Transición Ecológica prevé un horizonte de obras para todo el plan de infraestructuras hidráulicas hasta 2030.

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Coincide con Almenar en que el comercio se ha recuperado y el alcantarillado «ha funcionado muy bien», aunque el reverso de la reconstrucción es la subida de precios en todo tipo de reformas. «Te presentan presupuestos que dan miedo pero al final tienes que reparar». Lara recuerda que estuvo durmiendo cuatro meses en el recibidor de su casa porque le faltaba la puerta del garaje y de la parcela, con lo que podían entrar fácilmente. A la espera de la empresa que suministró las puertas, desde la entrada podía vigilar y detectar a intrusos.

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