La maldición de los Kennedy azota de nuevo a la familia
Tatiana Schlossberg, nieta del malogrado presidente de Estados Unidos ha sido diagnosticada de cáncer terminal a los 35 años
Joaquina Dueñas
Domingo, 23 de noviembre 2025, 17:56
La familia Kennedy está haciendo frente a una nueva tragedia. Tatiana Schlossberg, nieta de John Fitzgerald Kennedy, el presidente de Estados Unidos asesinado en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963, ha anunciado que padece un cáncer terminal con apenas 35 años. 'Una batalla con mi sangre' se titula el texto con el que ha comunicado el fatal diagnóstico en 'The New Yorker'.
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Una devastadora noticia que viene a alimentar la conocida como maldición de los Kennedy y que acumula una serie de muertes prematuras y accidentes que apuntan hacia un destino trágico del clan. Antes del magnicidio de JFK, su hermano mayor, Joseph P. Kennedy Jr. murió a los 29 años en la Segunda Guerra Mundial cuando su avión explotó en una misión secreta. Él era el hijo llamado a iniciar la dinastía política y su muerte colocó todas las expectativas en John Fitzgerald.
También su hermana Kathleen murió en un percance aéreo en Francia a los 28 años, con el agravante de que su esposo había fallecido en el conflicto bélico con anterioridad.
La segunda de las hijas del matrimonio Kennedy, Rosemary, fue diagnosticada con dificultades cognitivas leves al nacer. Creció con problemas de comportamiento por ataques incontrolables de ira que llevaron a la familia a someterla a un tratamiento para los trastornos psiquiátricos considerado revolucionario en la época: una lobotomía experimental que la dejó incapacitada de por vida. Tenía entonces 23 años.
En 1961, John Fitzgerald se convirtió en el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos. Años antes había sido comandante de la lancha torpedera PT-109 en el área del Pacífico Sur durante la Segunda Guerra Mundial. La embarcación fue atacada por un destructor japonés que la partió en dos y la tripulación fue rescatada después de lograr alcanzar la costa a nado.
Parecía que JFK había logrado esquivar la maldición cuando a las 12.30 del día 22 de noviembre de 1963 era abatido en pleno desfile por la calle Elm de Dallas, en Texas, mientras viajaba en un Ford Lincoln Continental Convertible. Lee Harvey Oswald fue detenido 80 minutos después como autor de los disparos que acabaron con la vida del presidente.
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Casado con Jackie Kennedy, habían tenido cuatro hijos: Arabella, que falleció antes de nacer; Caroline; John F. Jr y Patrick Bouvier, que murió dos días después de su nacimiento por problemas respiratorios unos meses antes del magnicidio de su padre. Ya en la edad adulta, en 1999, John F. Jr. tuvo un accidente aéreo en el que perdió la vida junto a su mujer, Carolyn Bessette, y su cuñada Lauren. Tenían 39, 33 y 34 años respectivamente. El hijo de Jackie Kennedy y su esposa eran una de las parejas más conocidas de la sociedad estadounidense y él acaba de comenzar su carrera política. Su siniestro no hizo más que reforzar la teoría de la maldición familiar.
Antes que él, su tío Robert F. Kennedy había sido asesinado en Los Ángeles cuando era candidato a la presidencia. Consejero de su hermano durante su mandato, su asesino, Sirhan Bishara, fue condenado a cadena perpetua después de confesar que había disparado por estar en contra del apoyo de Robert a Israel.
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Otro de los hermanos, Edward Moore, conocido como Ted Kennedy, tuvo un accidente de avión en 1964 en el que se rompió la espalda. La cirugía le salvó la vida y pudo volver a caminar, continuando con su carrera política. Años después, en 1969, tuvo un grave siniestro automovilístico en Chappaquiddick en el que murió su acompañante, Mary Jo Kopechne. Él sobrevivió pero se declaró culpable de abandonar el lugar de la colisión por lo que fue condenado a dos meses de cárcel, lo que truncó todas sus aspiraciones a la presidencia del país.
David Anthony Kennedy, hijo del senador Robert F. y sobrino del presidente JFK, tenía 13 años cuando contempló el asesinato de su padre en televisión, un hecho que lo dejó marcado de por vida. El consumo de estupefacientes lo puso al borde de la muerte en varias ocasiones por sobredosis y por enfermedades derivadas de su adicción. En 1984, apareció muerto en una habitación de hotel por sobredosis de drogas y medicamentos.
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Su hermano Michael LeMoyne Kennedy también tuvo un trágico final: chocó contra un árbol a los 39 años mientras esquiaba en Aspen.
La tercera generación tampoco parece librarse del maleficio. En agosto de 2019, una de las nietas de Robert F. Kennedy, Saoirse Kennedy Hill, fallecía a los 22 años. La autopsia reveló que tenía en sangre una mezcla de metadona, ansiolíticos y antidepresivos, además de alcohol. La joven tenía depresión y unos años antes había intentado quitarse la vida.
Un rosario de desgracias al que se ha sumado la de Tatiana Schlossberg, a quien en mayo de 2024 le detectaron un recuento de glóbulos blancos alarmantemente elevado tras el parto de su segunda hija. Tras descartar que tuviera que ver con el nacimiento, le diagnosticaron leucemia mieloide aguda con una mutación rara poco común en personas jóvenes. Tras ciclos de quimio, dos trasplantes de médula y otros dos ensayos clínicos, ha revelado su diagnóstico con un desgarrador relato en el que se aferra a la vida con el temor de que sus hijas puedan crecer sin su recuerdo.
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