La curiosa afición que Lucía Dominguín cultiva en su casa de campo en Vilamarxant

Frente a la discreción de Paola, Lucía es muy activa en redes sociales, y muestra algunas de sus actividades favoritas, vinculadas al arte y a la naturaleza. Entre sus entretenimientos, ha compartido en Instagram cómo ha cosido una maceta rota haciéndole unos agujeros a la cerámica para crear una pieza que no ha llegado a mostrar, aunque sus fieles seguidores la felicitan por su creatividad y ese lado zen que ha cultivado en los últimos años. Ni siquiera le hace falta un lienzo para practicar con sus óleos. En otra de las publicaciones enseña un mandala pintado sobre una piedra, con los colores azules que identificaron a su madre, Lucía Bosé, fallecida el pasado año durante la primera ola de Covid.

Pero si hay alguien a quien tiene presente Lucía Dominguín es a su hija Bimba, que murió víctima de un cáncer de mama hace casi cinco años. En otra de las publicaciones muestra una ilustración hecha por ella misma donde se ve en una imagen sin rostro pero muy reconocible, por su flequillo corto y los labios rojos, en el día en que hubiera cumplido 46 años. Lucía, que ha tenido que sufrir episodios oscuros en su vida, tiene otros tres hijos, Olfo Bosé, que como su hermana recuperó el apellido de su abuela materna y Palito Dominguín y Jara Tristancho, nacidas de un matrimonio posterior con el actor Carlos Tristancho.

Aunque Lucía Bosé vivió la última etapa de su vida en un pequeño pueblo de Segovia, sus hijas prefirieron el clima cálido de la costa mediterránea. Lucía y Paola viven en pleno campo, y la mediana publica fotografías de flores, de productos de la huerta, cuenta el proceso de elaboración de unas aceitunas e incluso muestra alguna carta del tarot.