A Mar le muerden los tiburones
Su exmarido, Javier Merino,dice que la ha plantado porque no paraban de discutir. Su exconde, Alejandro Lequio, que el matrimonio fue un apaño
NURIA ROZAS
Jueves, 31 de marzo 2016, 00:08
Mar Flores era al matrimonio lo que Ana Obregón a la biología. Si este verano Hacienda hizo poner los pies en tierra a la exmodelo y a su marido -les precintó el yate por impago de impuestos-, ahora Javier Merino, con su separación, ha devuelto la cabra al monte. «La última decisión la he tomado yo», proclamaba el empresario en una revista del 'cuore'.
Publicidad
El que fuera el rey de los negocios de la noche, siempre en un segundo plano, ha decidido romper su silencio. Ayer mismo, volvía a hablar: «Cuando se discute por todo a diario, hay que separarse», zanjaba, desmintiendo que hubiera otra persona en su vida o en la de su todavía mujer. «No las hay ni las ha habido nunca. Yo puedo hablar por mí, y te aseguro que aunque parezca un poco prepotente, también puedo hacerlo por Mar».
No ha sido el único que ha saltado a la palestra. Alessandro Lequio, su conde más famoso (Mar estuvo, además, con el de Castiglione y el de Salvatierra), con el que protagonizó unas sonadas fotografías en la cama, asegura que «Merino nunca ha sido el amor de su vida, solo un apaño». Tal vez lo mismo que fue él. «Me empezó a gustar mucho y después de casi un año le dije que dejara a Fernando Fernández Tapias porque no aguantaba que viniese a mi casa a las doce de la noche de la cama de Tapias. Ella me decía que esperáramos un mes porque le iba a regalar la casa. Pasaba el mes y me pedía otro. No se la regaló porque le reventé el chiringuito», cuenta Lequio. Los paparazzi están convencidos de que Mar arribará pronto a un nuevo puerto.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión