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Pilar Granado, Pablo Sosa y Luis Chimeno. lp
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El filete 'dudoso' que sirvió para crear una empresa

Tres amigos biotecnólogos lideran Oscillum, una herramienta que indica el estado real de los alimentos mediante una etiqueta inteligente

MANUEL GARCÍA

ELCHE

Lunes, 20 de junio 2022, 19:58

Un filete que no tenía el mejor de los aspectos encendió la bombilla a tres estudiantes de un grado de Biotecnología y les dio ... un camino por el que hoy siguen y se ganan la vida con ello a través de su empresa: Oscillum. Luis Chimeno, Pilar Granado y Pablo Sosa estaban estudiando cuarto en Elche. Pablo cuenta cómo, de una situación aparentemente sin importancia, se abrió todo un camino a su paso: «Los tres fundadores vivíamos juntos y yo quería comerme un filete que no tenía muy buen aspecto. El color había cambiado, ya no era tan rojo y el olor del producto se notaba algo diferente al que tenía cuando abrí el envase. Ante esta situación, muchas veces preferimos tirar el alimento, yo incluido, ya que pensamos que podemos intoxicarnos si lo consumimos. Sin embargo, ese día no tenía nada más para comer, así que tocaba arriesgarse».

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Tanto Luis como Pilar le ofrecieron alternativas al filete, «pero hablando como biotecnólogos en potencia nos dimos cuenta de que el olor y el color son propiedades organolépticas, da información de la calidad y la frescura del producto, pero no eran indicativo de que el producto estuviese malo. Por ello, realizamos el experimento y me comí ese filete de carne, y resultó que no tuve ningún problema».

En ese momento fue cuando empezaron a darse cuenta sobre la cantidad de comida que se tira a la basura porque no tenemos información en tiempo real sobre su estado. Cada día toca abrir la nevera y decidir si cocinar o consumir un producto u otro; y a veces un producto que mantiene el color y el olor característico puede estar contaminado y otro que ha perdido esa frescura ser perfectamente consumible.

Desde ese momento se pusieron a investigar y vieron que, debido a la falta de información de estos productos – desconocer el estado real–, hace que se desechen muchos alimentos en buen estado por evitar posibles intoxicaciones contribuyendo de forma considerable con el malgasto de alimento que a su vez tiene unas implicaciones medioambientales enormes. Se estima que en España cada persona desecha más de 55 kilos de comida en buen estado y esto supone unas emisiones asociadas al malgasto de alimentos que ascienden a los 3.500 millones de toneladas de CO2, todo esto por evitar intoxicaciones que aún se siguen produciendo, ya que más de 600 millones de personas enferman en el mundo por intoxicaciones relacionadas con la alimentación.

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Es ahí cuando detectaron que había una necesidad en la sociedad y que debía haber una forma fácil e intuitiva de indicar el estado de los alimentos en tiempo real para evitar tanto el malgasto de alimentos como las intoxicaciones alimentarias. Así fue como surgió Oscillum y su etiqueta inteligente que funciona para carne y pescado y que están adaptando para frutas como el mango y la nectarina. Este problema de la falta de información no sólo afecta a los consumidores, si no que es un problema generalizado en toda la cadena de valor agroalimentario. Sus clientes: productores y retailers – supermercados – se ven afectados por la falta de esta información.

Hablando con estos eslabones de la cadena se dieron cuenta de que su tecnología podrían ayudar con estos problemas. Incluyéndola en sus productos, por un lado, les aportaban una herramienta que les indica en todo momento el estado real de sus productos de forma que si por algún error – conservación incorrecta, rotura del envase, etcétera– el producto comenzara a perder calidad y frescura antes de lo esperado, la etiqueta sería capaz de indicar esto y el cliente puede tomar una decisión sobre el destino de ese producto evitando en algunos casos desecharlo y reduciendo las posible alertas alimentarias.

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Por otro lado, la tecnología permite dar una segunda vida útil a los productos que, aunque siguen en buen estado, ya no se pueden vender por la cercanía a la fecha de venta. En este caso, por ejemplo, el producto podría usarse como materia prima para las cada vez más extendidas secciones de comida para llevar. Además de todo ello, incorporar esta tecnología podría constituir una revolución en la forma de consumo actual, ya que no solo se mejoraría la experiencia de compra del consumidor en el supermercado sino también en el hogar.

Los consumidores se llevan, con la adquisición de sus productos, una herramienta que les permitirá conocer el estado de sus alimentos en todo momento, tanto antes de abrir el envase como tras hacerlo, maximizando el tiempo de vida del producto, reduciendo su impacto climático y reforzando la seguridad alimentaria en su hogar. El funcionamiento de su tecnología y lo que les diferencia de otras es fácil de entender: «Nuestra tecnología presenta un patrón de colores que tiene su significado. En amarillo indica condiciones óptimas, verde indica que el producto debe consumirse pronto antes de que llegue al color azul que indicaría que el producto no es seguro para el consumo».

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Este patrón de colores está diseñado después de hacer pruebas con consumidores para que pueda entenderse por la mayor parte de la población, incluida aquella parte de la población que tiene ceguera parcial a colores como el rojo y el verde que suponen un 10% de la población en contraposición del 2% que supone la ceguera al azul. Aun así, siguen trabajando para hacer que la tecnología pueda seguir siendo accesible para la mayor parte de la población.

La principal diferencia de su tecnología es el uso de sensores químicos específicos. Incorpora estos sensores que son capaces de detectar de forma específica las moléculas que el producto desprende por la acción de su propio metabolismo y el de la vida microbiana que crece en él. Se mide lo que ocurre en el alimento en tiempo real, a diferencia de muchas otras tecnologías similares que miden parámetros y condiciones externas al producto, como el tiempo y la temperatura.

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La tecnología de Oscillum permite monitorizar la frescura, calidad y seguridad independientemente de las condiciones externas, de esta forma, aunque, por ejemplo, se rompa la cadena de frío se puede informar sobre el estado del producto. Cuando se rompe la cadena de frío la vida del producto se reduce, pero aún hay un tiempo en el que se puede consumir de manera segura. Además, se coloca en contacto directo con el producto, de manera que se puede informar del estado del producto tanto en el envase cerrado como una vez abierto o incluso en productos a granel. Muchas otras tecnologías solo son funcionales en productos envasados ya que detectan bien la diferencia de gases o la emisión de un gas particular, sin embargo, una vez se abre el producto ya no son funcionales y es justo en ese momento donde los consumidores más requieren la información.

Otra diferencia con tecnologías similares es que desde Oscillum siempre tuvieron en cuenta la sostenibilidad, medioambiental como social. Desde el punto de vista medioambiental sabían que para reducir la huella de carbono debida al malgasto de alimentos no podían usar plásticos de un solo uso, así que se centraron en desarrollar la tecnología para que fuera compostable, siendo éste un gran factor diferenciador ya que todos sus productos son compostables y/o reciclables.

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Desde la perspectiva social su tecnología debía ser asequible para conseguir llegar al mayor numero de consumidores. Muchas otras tecnologías requieren hacer modificaciones en el envase y unas condiciones especificas para ser funcionales. Desde Oscillum buscaron un diseño sencillo y fácil de usar, que fuera económico y que permitiera que su tecnología se pudiera expandir por todo el mundo, no solo en las economías pujantes si no también en las más desfavorecidas, que además son más vulnerables a los problemas asociados al consumo de alimentos contaminados.

La «gran acogida que tiene nuestra tecnología tanto por consumidores como por productores y retailers», aseguran que les marca «que estamos en buen camino. Actualmente contamos con partners estratégicos en Europa que nos están ayudando en la industrialización y comercialización y ya tenemos dos preacuerdos comerciales con un gran retailer europeo». Oscillum ha pasado también por varias aceleradoras y han sido galardonados con numerosos premios al emprendimiento y a la proyección a nivel nacional e internacional.

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Los tres fundadores son biotecnólogos, aunque se han ido especializando en diferentes áreas para poder cumplir en todos los ámbitos que requiere una empresa. Así, Luis Chimeno se formó en el área de marketing y de la comunicación, Pilar Granado se ha quedado en el departamento técnico debido a su experiencia previa en sensores y polímeros y Pablo Sosa se ha formado en el área de administración de empresas y ahora se encarga de todo lo relacionado con la gestión y el desarrollo de la empresa.

Reconocimentos a escala mundial

Oscillum fue reconocida durante la feria de Alimentaria & Hostelco 2022, una de las mayores ferias del sector a nivel mundial, como la startup con mayor proyección, «demostrando que el sector ve en tecnologías como la nuestra el futuro al que debemos aspirar». Además, recientemente les han comunicado que Oscillum ha sido seleccionada por ICEX para participar en el programa Desafía Países Bajos que tendrá lugar este mes de junio «y que nos acerca cada vez más a nuestros hitos comerciales en cuanto a la entrada al mercado». El último reconocimiento ha sido triunfar en el reto Semilla XXI. Oscillum ha sido una de las vencedoras de los Premios EmprendeXXI, impulsados por CaixaBank, a través de DayOne, su división especializada para empresas de tecnología, innovación y sus inversores, y cootorgados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, a través de ENISA. Para este año tienen como reto la optimización de la tecnología para su aplicación a frutas como el mango, siendo la primera adaptación de la tecnología desde que se creó para carnes y pescados.

Cada año la plantilla sigue creciendo en estas tres áreas con nuevas incorporaciones que les ayudan a seguir desarrollando nuevas tecnologías y comercializando las que tienen. Además, cuentan con «un gran consejo asesor», a quien están agradecidos por su colaboración, ayuda, experiencia y los muchos recursos que les brindan.

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Finalmente, no quieren dejar pasar la oportunidad de señalar que, desde Oscillum, «seguimos trabajando, buscamos nuevos partners que nos ayuden a desarrollar nuevos productos. El gran desafío de este año era adaptar la tecnología a frutas, y viendo los maravillosos resultados que hemos obtenido queremos invitar a cualquiera que quiera colaborar con nosotros para llegar a desarrollar la adaptación de nuestra tecnología para otros alimentos (productos plant-base, de panadería, lácteos, etcétera. Este año nos ha demostrado que con la ayuda necesaria se puede seguir creciendo y que podemos generar una auténtica revolución entre todos».

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