Estados Unidos 15, Europa 0
Bruselas abandona al sector agrario al aceptar los aranceles de Trump y la libre entrada sin tasas de las almendras y cítricos importados
VICENTE LLADRÓ
VALENCIA.
Domingo, 31 de agosto 2025
Por si quedaban dudas sobre cuáles son las preferencias en las altas esferas de la Unión Europea, por si persiste la duda de si ... alguna vez se enterarán o no de la realidad del campo en los distinguidos despachos y gabinetes donde se deciden las grandes cuestiones, Bruselas acaba de ratificar una determinación histórica que resulta absolutamente negativa y clarificadora. Tras conocer semanas atrás la asombrosa cesión ante Trump, aceptando su imposición de un 15% de arancel a los productos europeos, sin una respuesta similar por parte de Von der Leyen, ahora sabemos que el resultado aún es peor. La claudicación es total. Los mismos productos europeos que tendrán que pagar aduanas para entrar en Estados Unidos, cuando sea al revés, cuando los importemos de Estados Unidos -que los importamos a raudales-, entrarán libremente en la Unión Europea, sin cargas aduaneras. Cero euros. Generosidad absoluta. Cándidos del todo.
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Es algo que apenas se piensa un minuto resulta sorprendente, hasta irreal. Pero ¿cómo puede ser? Una parte fustiga a la otra y la respuesta es pasividad total, dejar hacer y consentir del todo.
Una rendición incomprensible, a ojos de la mayoría de la ciudadanía afectada y ya informada, aunque por las fechas -agosto vacacional- parece que está funcionando, todavía, el factor sorpresa, a la vista de las escasas protestas, quejas, denuncias y diatribas que es de suponer que en otras circunstancias ya se habrían producido. Esperemos a que se reinicie el 'curso político', a que vayan regresando a sus tareas quienes están en posición de analizar y decir.
Tímidas protestas de las organizaciones agrarias, más pendientes por ahora de ayudas compensatoriasLejos de promesas electorales, la UE prefiere perder autonomía agrícola y alimentaria para afianzar la industria del automóvil
Porque, hasta el momento, las reacciones que se vienen conociendo apenas hacen ruido. Hay, de momento, como una resignación que resulta incomprensible. Apenas tímidas palabras de rechazo, desconcierto e incomprensión, pero no respuestas contundentes como cabría esperar. Las organizaciones agrarias, tan dispuestas y aguerridas otras veces, parecen más pendientes de reclamar ayudas compensatorias por las pérdidas económicas que se vayan a registrar que de denunciar con rotundidad que estamos ante un acoso y derribo del sector agrario que no se puede imponer y permitir.
El desequilibrado tratado comercial va a extender en la mayoría de los sectores agroalimentarios europeos una ruina sin precedentes. Supone además un agravio inaceptable que llega impuesto desde el lado estadounidense, y, lo que aún es mucho peor, está consentido desde el lado del Ejecutivo europeo.
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¿Dónde están aquellas promesas electorales que se tradujeron en votos que auparon a Von der Leyen? La suerte cambió tras renovar el poder, y ante el poderoso norteamericano sólo hay cesiones. Bruselas -y por ahora también una mayoría de Estados miembros- prefiere perder capacidad productiva agraria y autonomía alimentaria a costa de afianzar la industria, sobre todo la automovilística, especialmente la alemana. La Europa rica, la que paga, que se impone de nuevo a la menesterosa del sur.
Los resultados pueden ser gravísimos a corto plazo. Hasta ahora citábamos los sectores de exportación que se verían -ya se ven- afectados por el 15% de arancel de EE UU o la incertidumbre de continuos cambios. Vinos, aceites, frutas, conservas... Mucho daño, pérdidas de ventas, muchos miles de empleos en grave riesgo. Pero ahora llega algo peor. Naranjas, almendras, nueces, cacahuete, soja y aceite de soja... entrarán en la UE desde EE UU sin pagar nada.
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¿Para qué quejarse de la invasión de la almendra californiana que arruina año tras año a los modestos productores de la mejor almendra de España? No habrá color. Poderoso caballero... Y en vez de proteger lo propio, que es lo que hace ver Trump que busca con su estrategia, desde este lado justo lo contrario: ventajas añadidas al contrincante, cero aranceles. Luego más campos que, en vez de cultivarse, se abandonarán. Más paro, empobrecimiento, mayor riesgo de incendios... Todos camareros. Y bomberos. ¿Esto es lo que queremos? A Bruselas le da igual.
Sólo queda la esperanza de que los tribunales de los mismos EE UU prosigan en su decisión de declarar que los aranceles de Trump son ilegales. A ver si aún nos llega la salvación desde el otro lado.
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