El Consell aumenta un 375% las inspecciones a importadores de cítricos de Egipto
La Conselleria de Agricultura trata de evitar que las naranjas de fuera se reetiqueten como valencianas y que lleguen con plagas
La Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca ha decidido incrementar en un 375% las inspecciones a los operadores comerciales de cítricos «que se consideren de ... riesgo», a raíz de las importaciones de naranjas de Egipto que están llegando a puertos españoles (especialmente el de Castellón).
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El objetivo principal de esta decisión es «controlar la trazabilidad de la naranja desde su origen», evitando así posibles «fraudes de etiquetado» y facilitando «que el consumidor tenga la información real de del origen de la fruta que compra y consume».
Uno de los temores principales que se imponen en este tipo de situaciones, cuando coincide la producción local con otra igual importada, estriba en que ésta se pueda acabar etiquetando como valenciana, lo que, evidentemente, constituiría una fuente de perjuicios añadidos para los agricultores locales y un fraude para los consumidores.
Comprobar la trazabilidad
En diversas ocasiones se ha denunciado, aunque pocas veces se pudo probar, que cítricos de otras procedencias se acababan reetiquetaban como valencianos. La enorme similitud de las producciones impide certificar a la hora de la verdad de dónde es una naranja; sólamente es factible conseguirlo mediante un control meticuloso de la trazabilidad y comprobando entradas y salidas.
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La citricultura valenciana dispone de la mayor concentración de firmas comercializadoras y exportadoras del sector y sus instalaciones procesan, además de la cosecha de la propia Comunitat Valenciana, buena parte de la de otras regiones productoras, así como partidas de importación que habitualmente llegaban a contratemporada, cuando escasea o no queda producción local. No obstante se registran solapamientos de temporadas, al principio y al final de cada periodo, y es ahí donde pueden darse situaciones de etiquetado irregular. La particularidad más novedosa que se da en estos momentos estriba en que las importaciones de Egipto llegan en plena temporada local y directamente al territorio productor valenciano, no sólo a países europeos no productores, que era lo acostumbrado.
Este cambio de estrategia comercial se basa en la corta cosecha española y la preocupación de algunos operadores por asegurarse mercancía suficiente para atender a sus clientes durante todo el ciclo. Sin embargo, entre los citricultores valencianos crece la inquietud al ver la competencia en casa, lo que está siendo fuente de diversas controversias.
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Cristóbal Aguado, presidente de AVA-Asaja, ha señalado la existencia de «intereses» que estarían desplegando «una campaña orquestada de confusión y desinformación para crear miedo en el sector productor», con la supuesta intención de intentar rebajar los precios en el campo, lo cual no ha sucedido afortunadamente.
Sin embargo, en el denso resumen de lo que fue el año agrario en 2023, Aguado también insistió en lo que viene siendo foco esencial de atención desde hace años respecto al escaso control sobre las importaciones de frutas y hortalizas, y especialmente en el caso de los cítricos.
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Preocupa la consolidación de tantas situaciones de competencia desleal, por las diferencias de costes y de exigencias sociales y medioambientales entre un lado y otro, y además hay gran temor a que la continua llegada de partidas con problemas de plagas, como la 'mancha negra' o la falsa polilla, acabe causando un nuevo desastre fitosanitario en las plantaciones valencianas, como ya ha ocurrido en tantas ocasiones. Por eso reiteró Aguado días atrás la petición de AVA para que la UE «cierre las vías de entrada a los cítricos de Sudáfrica y Egipto mientras estos países terceros no garanticen su seguridad fitosanitaria».
Sólo 2.800 toneladas
No obstante, el presidente de AVA aseguró a renglón seguido que «las 2.800 toneladas de naranjas llegadas de Egipto en diciembre no pueden ser causa de preocupación comercial, porque eso es menos de lo que recolectamos aquí en un día».
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Pese a diferenciar en este caso la parte comercial de la fitosanitaria, en el sector productor hay amplia coincidencia en considerar que ambas cosas son vertientes del mismo problema.
Por esta razón, la Conselleria de Agricultura va a poner también especial énfasis en que se incrementen los controles fitosanitarios aduaneros sobre las naranjas importadas, aunque esta parte no es competencia directa del departamento autonómico, sino estatal. La atención en estos aspectos debe enfocarse en dos direcciones: el control sobre la posible existencia de plagas o enfermedades de cuarentena y, así mismo, la presencia de residuos de plaguicidas no permitidos en la UE.
Según el plan que ha preparado Agricultura, la Dirección General de la Industria y Cadena Agroalimentaria realizará una media de 3 a 4 visitas a los operadores comerciales seleccionados.
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