El conjunto sin techo forjado de sueños, trabajo y éxitos

Nacieron hace tres años pero tienen más historia que muchos clubes centenarios. La existencia del HC Playas Oropesa es fruto de la resiliencia. El dueño del anterior proyecto de hockey línea se marchó y los sueños de los integrantes del club se hicieron añicos. Dos padres de un par de jugadores, Julio Clemente y Lluís Royo, se resistían a ver cómo sus hijos y los compañeros con los que habían pasado diez de sus 15 años de vida tenían que marcharse a otras entidades para seguir jugando al deporte que amaban. «Me encargué del tema deportivo y Lluís, del administrativo. Confiamos en los chavales y ellos nos devolvieron con creces toda la ilusión que teníamos depositada en ellos», explica Clemente, también presidente del club.

Aquella primera temporada fue una auténtica «locura». Aquel grupo de chicos adolescentes se puso en marcha y afrontó el reto de competir en juveniles y en senior. «Lo pasamos mal, jugaban contra equipos en los que los jugadores les duplicaban la edad», recuerda Clemente.

En sólo tres temporadas, el equipo ha completado el hito de lograr tres ascensos. Uno por año. Justo antes de a explosión de la pandemia, el Playas Oropesa, cuyo grito de guerra es ‘Orcas’, se proclamó campeón de la Copa La Princesa. La competición que precisamente se celebró en Oropesa en una colaboración con el Club Patí Vila-real. Todo un premio al sufrido equipo. Este año compiten en la máxima categoría del hockey línea español. La segunda fase de la Liga Élite está en marcha y el equipo luchará «por mantener la categoría». Son tiempos difíciles y reconoce Clemente que el respaldo de distintas organizaciones es fundamental para su superviviencia: «Sin la ayuda de la Federación, de la Diputación, del Ayuntamiento de Oropesa y de la Fundación Trinidad Alfonso no habría sido posible seguir peleando por aquello que tanto queremos».

La intención del Playas Oropesa es seguir creciendo en sus diferentes secciones. La dirección deportiva se ha profesionalizado y jóvenes de localidades como Castellón o Vila-real ya se han sumado a un proyecto que no tiene techo. Hoy viajan a Barcelona donde empieza una cuenta atrás de cuatro partidos para cerrar una campaña atípica aunque llena de ilusiones.