Cristina Omarrementería: «Valencia es un paraíso para encontrar pequeñas industrias y artesanos»

–¿Cómo llegas al mundo del diseño de muebles?

–De manera experimental. No soy de formación académica de este ámbito. Empecé haciéndome cosas para mí misma. Quería experimentar. Siempre me ha interesado mucho el tema de los materiales como la piedra natural, el hierro... Me gustaba tanto que yo me hacía mis propios objetos. Y en ese proceso de buscar artesanos, encontré a esas personas que podían llevar a cabo lo que yo quería. Al final, doy con esos oficios. No es tan difícil porque me lanzo a los barrios y encuentro artesanos como es el caso de José Sebastiá Sanjuán. Una cosa llevó a la otra y aquí estoy, con mis propias colecciones.

–Eres una defensora de la tradición y de la artesanía. ¿Es tu forma de huir de lo seriado y lo industrializado ?

–Sí. Pero porque yo misma buscaba algo diferente. Es más fácil cuando se hace de forma industrial, pero esta forma me permitió salir a la calle y descubrir oficios que hacen estas cosas. Lo industrial es tan perfecto que yo no busco esa perfección.

–Se dice que llevas la poesía al mueble gracias a tus sillas en hierro forjado o tus lámparas de vidrio soplado...

–Puede ser. El hecho de que yo me empeñe en diseñar así ya le da una carga importante al resultado final. Yo me inspiro mucho en las ideas, leo muchísimo y al final me aferro a eso. Realmente, el objeto me da igual.

–Hablabas de la importancia de los materiales. ¿Hasta que punto condicionan tus diseños?

–Son muy importantes. Por ejemplo, descubrí los barrotes de unas ventanas en Pontevedra. Ahí vi una cesta creada a partir de ese barrote.

–Valencia ostenta este año la Capitalidad Mundial del Diseño 2022. ¿Crees que ha tenido repercusión? ¿Te han contactado para participar?

–A mí no me han invitado y creo que no me ha afectado en nada. No tengo relación con la organización. Personalmente, si se dan algunos frutos, los veremos de aquí a unos años. Pero no creo que ahora sea un triunfo. A lo mejor soy políticamente incorrecta.

–¿Sientes que estás recogiendo ahora lo sembrado tras mucho tiempo trabajando en el diseño? ¿Es largo el camino?

–Aún me queda mucho camino por recorrer. Yo no tengo ningún socio. Voy vendiendo mis diseños y lo que gano lo vuelvo a invertir en este trabajo. Intento que mi proyecto sea lo más sostenible posible. Aunque es cierto que cuesta producir, comprar los materiales... Acabo de adquirir un rollo de malla de hierro. Es mi regalo de reyes (ríe). Mi familia me apoya y yo he elegido este proyecto. Pero va lento.

–¿Cuesta más trabajar desde Valencia?

–Creo que no. En mi caso, me hubiera costado más hacerlo desde una gran ciudad. Valencia es un paraíso para encontrar pequeñas industrias, artesanos, hay mucho oficio... Todo el tema de encargos y ventas lo hago fuera. Vendo a Los Ángeles, a Inglaterra, en EE UU... También la revista Vogue de Holanda ha mostrado mis diseños... Pero yo hago una vida solitaria, desde mi pequeño estudio. No tengo un círculo de gente del sector, como no vengo de la universidad...

–¿Qué proyectos tienes para el próximo año?

–Sigo con el hierro y preparo una colección de sillas de jardín. Pero a mi manera. Incluye flores. Me interesa mucho trabajar la sensualidad de las flores con el tema industrial del hierro.