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El novelista valenciano Ferran Torrent en Valencia. Iván Arlandis
Ava Gardner, espías y falsificadores en Valencia

Ava Gardner, espías y falsificadores en Valencia

El escritor Ferran Torrent se reencuentra con los lectores con el 'Yo que no muere', una novela de intrigas y corrupción en el escenario del franquismo I El autor asegura que anda en busca de una trama sobre la Transición en la ciudad del Turia porque considera que de este tema se ha escrito poco

Laura Garcés

Valencia

Sábado, 22 de febrero 2025, 00:51

Dice el escritor valenciano Ferran Torrent que en el siglo XXI, en estos días que corren, no encuentra materia literaria, que no ve tema para novelas ni siquiera –o tal vez donde menos– en la IA. Es un tiempo donde todo discurre tan deprisa que parece escaparse de las manos; tal vez observe que falta poso. Tendrá que reposar el tiempo para ver qué escriben las generaciones futuras. Sin embargo, todo es distinto, mucho más distinto, cuando la mirada se detiene en la anterior centuria, vamos, en el siglo XX. En ese cuándo y en todos los cuándo de aquellos cien años sí que hay tela que cortar. Tanta que Torrent sostiene que «no te lo acabas»; la fuente no deja de manar.

Así las cosas, no sorprende saber, de boca del propio autor, que ya anda sumergido en la búsqueda de una trama en torno a la Transición en Valencia porque de eso cree que se ha escrito poco. El espionaje saltará al negro sobre blanco en 1973 al hilo de un acontecimiento clave en el camino hacia la democracia como fue el asesinato de Luis Carrero Blanco. Aunque no descarta que pueda cambiar, incluso tiene título pensado y las cosas transcurrirían por 'El paradís dels cínics'. Mientras tanto, el viaje novelístico por ese siglo XX de nunca acabar le ha llevado a la época en la que el mundo vivía la Guerra Fría y España –concretamente Valencia– cabalgaba a lomos del franquismo. En ese momento se ha levantado 'El yo que no muere', la última novela del escritor de Sedaví.

Esta aventura literaria de Torrent conduce hasta 1966 para desplegar una historia de espías a la que salta el mítico Regino, un falsificador de arte –figura de los bajos fondos que literariamente fascina al escritor–. De la mano de este personaje con el que Torrent se siente muy cómodo tras compartir algunos periplos de novela sitúa al lector ante una apasionante intriga que página a página sugiere que el relato bien podría responder a un guion de una película del mejor cine negro.

Regino transita en una trama a la que saltan Frank Sinatra y Ava Gadner fingiendo ser otra, un agente soviético con misión secreta en el bolsillo de la gabardina, una joven telefonista de hotel que incluso décadas antes de que se descubrieran las líneas eróticas o las redes sociales mantiene una relación telefónica con un amante a quien nunca ha visto, y el director del propio hotel, un personaje poco amigo del régimen que impera en España. Con ellos, un agente del Mossad dedicado a recuperar obras de arte expoliadas a los nazis, delincuentes comunes y opositores al franquismo. Pero también el general Moreno, de la élite franquista para la que trabaja Regino.

Todos animan un escenario humano atractivo y apasionante que conduce desde el glamour de la actriz hasta los peligros de la corrupción bajo la sombra de la dictadura. Las páginas están repletas de secretos, intrigas y giros inesperados que la maestría de Torrent ha conjugado para tejer una travesía en la que navegan la realidad y la ficción.

El atractivo escenario humano se completa con el personaje, que no siendo el principal está muy cerca, en el que queda convertida la ciudad de Valencia. Los acontecimientos tienen a la capital como el telón de fondo en el que están pintados espacios emblemáticos como el desaparecido Hotel Metropol de la calle Xàtiva, el Hotel Inglés, el «grandilocuente edificio de la Unión del Fénix Español», la plaza de San Agustín, la estación del Norte, la Lonja, el Mercado Central, la mítica casa judía de la calle Castellón...

Desde esa ciudad perfectamente identificada e identificable, Regino trafica con arte en un relato que si bien como primera causa adentra al lector en un ambiente con la densidad de quienes habitan al límite de lo aceptable, también permite los respiros que da la ironía manejada con la agilidad propia de un maestro de las letras.

Ferran Torrent mezcla los elementos de la novela negra con una recreación histórica excelente. Valencia sirve para retratar la España franquista. Y con ello Torrent, en un ejercicio de alta literatura, abre la puerta de las letras negras a la entrada de la crítica social. La minuciosidad del retrato y la trama atrapan desde las primeras páginas hasta las últimas situando al lector ante realidades que le llevan a reflexionar sobre las consecuencias que puede acarrear una vida rodeada de apariencias y secretos.

Vivir en el filo de la Ley puede resultar apasionante, sobre todo en las buenas novelas como 'El yo que no muere', pero cuidado que también puede comportar un código de valores propio: la justicia y la ley no siempre van unidas. El último libro del novelista valenciano lo deja todo muy claro. Merece lectura. En castellano lo edita Destino y en valenciano el sello Columna.

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