Álvaro Urquijo: «La humanidad tiene valores mejores que las doctrinas políticas»
El grupo por excelencia de La Movida de los 80 actuara en el Olympia los días 29 y 30 de octubre
Hablar con Álvaro Urquijo es una representación perfecta de lo bien que han envejecido Los Secretos, una banda que lleva sobre los escenarios más ... de 40 años. Es un tipo alegre, de respuesta pausada y, lo más importante, interesante a rabiar. Su próxima cita con el público es en el Olympia los días 29 y 30 de octubre en Valencia. El éxito del grupo en realidad no ha estado siempre vigente. Canciones como 'Pero a tu lado' o 'Déjame' jamás fueron número uno, pese a haber acabado formando parte del imaginario musical de nuestro país.
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-Con vosotros empezó la Movida madrileña hace cuarenta años y vuestra música sigue sonando. Parece que habéis trascendido el tiempo.
-Es cierto que nuestro caso es bastante singular, pero yo escucho música atemporalmente. Me gustan canciones de hace 10, 20 y 70 años. Todo es gracias al público, que ha querido que traspasemos barreras generacionales. El fenómeno de nuestras canciones va aparejado a la promoción que ellos han hecho de ellas. 'Déjame' o 'Pero a tu lado' nunca fueron número 1. Nunca se vendieron tanto, ni se gastó mucho dinero en su promoción. El público las ha elegido sin que nada de esto ocurriera.
-Antes el sector dependía del beneficio de las discográficas, ahora de lo que se haga viral en redes sociales. ¿Qué es mejor?
-Nosotros hemos pasado por todo, y todo tiene su parte mala. Nuestro primer disco era un EP de cuatro canciones que se vendió poco porque la gente ya escuchaba la música en cassette. Ahora en el móvil tienes todas las canciones del mundo en un clic. ¿Por qué hay ahora tantos conciertos en directo? Porque todo el mundo puede escuchar cualquier canción en cualquier momento. Eso es genial, pero antes el hecho de comprar un disco era un acto de pleitesía hacia el artista, de adoración. Memorizabas las letras. Ahora la música es más de usar y tirar. El algoritmo de internet resume la carrera de un artista en cuatro canciones virales. 'Pero a tu lado tiene' ochenta millones de reproducciones y otras canciones de Los Secretos que no son conocidas no llegan a 50.000. Es flipante. Pero vaya, me quedo con lo de ahora, porque es más fácil tocar en directo que antes.
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La Movida de los 80 aún no ha visto el final
-La Movida dio alas a la música en España, pero también es cierto que los jóvenes de esa época llegaron un poco tarde a la música e iban detrás de otros países. Había cierto desfase. ¿Hemos idealizado aquella época?
-Creo que no. Fue un vuelvo hacia un mundo en el que no habíamos estado antes. Si te fijas en los años 70 de cualquier país, tenías grupos y artistas enormes como Los Eagles, Sinatra, Bob Dylan… La gente asocia el punk a los 80, pero en el año 75 ya había punkies en Inglaterra. Los Sex Pistols, Los Clash, Los Pretenders, The Police… Con la New Wave surgieron artistas brutales como Elvis Costello o Joe Jackson. Todos los países sacaban a la parrilla sus canciones. Y mientras tanto, en la España de los 70, con muchísimo respeto a grupos como Triana o Asfalto, había muy poco pop-rock. Rompimos el molde en los 80, que fue una década que tiene un significado especial porque la ruptura con lo anterior fue más grande que en otros países. Y eso fue la simiente de lo que somos ahora. Yo no llego a entender del todo que ahora se escuche reggaeton, pero es ley de vida, igual que mi padre odiaba lo que yo escuchaba de joven. Pero tenemos que ver de dónde venimos. 'La madre de José' de El Canto del Loco tiene un paralelismo evidente con 'Sin documentos' de Los Rodríguez.
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-¿De aquella época, con qué artista te quedas?
-Los Golpes Bajos me parecían muy personales. Radio Futura tenían una visión del pop-rock un poco pasada por el filtro latino muy minimalista. Gabinete Caligari hacían un pop-rock muy castizo y peculiar.
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-Alguna vez has dicho que en los 80 un artista podía soltar la barbaridad que se le ocurriera y ahora da un poco de miedo lo que podáis decir por el titular que luego puedan sacar. ¿Es bueno que los artistas midáis vuestras palabras o crees que nos estamos pasando?
-Tengo dos opiniones: por un lado, estoy convencido de que nos estamos pasando, pero esto suele ser así siempre. El avance social funciona un poco como un péndulo. Estoy a favor de que se defiendan las normas que nos autoimponemos, pero no de la forma en que se hace. Confío en que no sea un paso atrás definitivo. Imagina una carretera en la que la gente va sin ley y hay muchos accidentes. Como consecuencia, se imponen normas muy estrictas y se genera un atasco enorme. También como consecuencia, esas restricciones se vuelven más leves y todo acaba normalizándose. No creo que la política se pueda aplicar en su totalidad a la sociedad. Los políticos viven del enfrentamiento, y eso no define tanto a la sociedad. Igual es porque yo vivía en una burbuja más permisiva, pero en los 80 y los 90 no había tanto frentismo. Yo me podía juntar con uno del PSOE, uno del Partido Comunista y otro de Fuerza Nueva, y nuestro fin común era avanzar culturalmente. Los políticos no son tan sabios como para imponer directrices sociales, acaban enfrentando a amigos y hermanos porque viven de la confrontación. La humanidad tiene valores mucho más apreciables que las doctrinas.
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-¿Hay alguna anécdota especial que me puedas contar de Los Secretos?
-Pues mira, esta historia no la conoce mucha gente. En 1983, con el tercer disco, la discográfica nos echó a la calle. La tecnología empezaba a llegar a los estudios con los samples, los teclados, etcétera. Y a nosotros se nos ocurrió hacer un disco medio country, con un banjo y todo (ríe) y con canciones como 'No me imagino' u 'Hoy no'. Nos dijeron que no teníamos futuro y el manager nos dio la espalda. Estuvimos un año y pico asqueados y, al poco, murió Pedro Díaz, el batería. Pocos grupos se habrían recuperado de aquello. Teníamos veinte años y nuestros padres nos decían que nos pusiéramos a estudiar. Pero un día nos llamó Berto Sala, un manager de A Coruña y nos contrató diez fechas. Luego vinieron otras 75. Nos empezó a ir bien, pero nunca fuimos cabeza de cartel, fue un valle de caídas con subidas de mucho esfuerzo. Y fíjate ahora. Me apena por Enrique, que no llegó a vivir el éxito de su música. Siempre le dedicaré cada minuto de mi carrera. Sin él, sin su argumentario…, no habríamos llegado aquí. Enrique sigue muy vigente en Los Secretos. No creo en el más allá, pero algo tiene que haber, porque si no, ¿de qué vale todo este gasto de energía? Pasamos por la vida como un centelleo y hay gente que brilla mucho más y se queda en el resto de las personas, como Enrique. Eso es la maravilla de la cultura y el conocimiento.
-¿Cuál dirías que es tu mayor aprendizaje desde Tos a finales de los 70 hasta hoy?
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-Nuestras canciones ocupan un lugar en el corazón del público, al igual que la música ocupa un lugar en mi corazón. Esa complicidad que siento con la música es muy real. Metafísica o cuánticamente hablando, sin público tu música no existe. Sin público no has hecho nada. Creo que el mayor logro es ese. Nuestro primer disco lo hicimos con guitarras de cuarta mano. Teníamos que parar la grabación para volver a afinarlas (ríe). Y ahora… Tenemos un público que se retrotrae a su juventud al escucharnos, gente joven a la que le flipamos… Creo que, en parte, el simplismo que hay ahora en la música ha enaltecido lo que nosotros hacíamos, que también era muy sencillo.
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