La Vía Ferrata Godalla de Enguera estrena el segundo puente tibetano más largo de España

Los amantes de los deportes de montaña cuentan con un nuevo atractivo en la Comunitat. Se trata del un puente tibetano ubicado en la Vía Ferrata Godalla de Enguera. Con más de 82 metros de longitud y 50 de altura, es el segundo más largo de toda España y ha sido una iniciativa del Club Deportivo de Montaña de la localidad realizada por el Ayuntamiento a través de los presupuestos participativos.

Ya en el día de su inauguración había un centenar de deportistas dispuestos a cruzarlo. «Nos quedamos muy sorprendidos, porque acostumbrados a realizar ferratas por todo el país, nunca había visto tanta gente», asegura Pepe Simón, secretario del Club.

No solo por particulares, este nuevo atractivo ya ha atraído el interés de numerosas empresas de dedicadas a la organización de actividades deportivas, según indica Simón.

Y es que, en sus siete años de andadura, esta Vía Ferrata ha recibido deportistas de toda España y también internacionales. «Es muy deportiva y tiene muchas opciones, zonas fáciles y otras mayor dificultad; puedas hacerla completa o hacer solo tirolina o bajar por una canal», explica el secretario del Club.

Tiene un recorrido de más de 300 metros que incluyen paredes verticales, tramos horizontales, puentes, rápeles y péndulos, pudiéndose recorrer en dos horas y media.

Cuenta con dos niveles de dificultad. El K2, que es más sencillo y que asciende por una arista con grapas y muchos agarres de roca, con un paso K3-K4; y un K5, un acceso más duro con grapas mucho más pequeñas y pasos en la pared.

Ambos tramos llevan a una travesía horizontal que llega al inicio de la tirolina de 70 metros, una de las más impresionantes de toda la Comunidad Valenciana. Ascendiendo unos metros se llega al inicio del nuevo puente tibetano.

La tirolina se puede evitar con un rápel de 25 metros hasta el fondo del barranco, aunque también se puede bajar por un sendero. Si decidimos hacer la tirolina hay que ir con cuidado y disponer de sistema de frenado, cuerda de 60 metros, y polea de cable de acero, ya que carece de él.

Si se cruza el puente tibetano, se llegará a la misma subida con la que se finaliza la tirolina. En este punto, habrá que continuar ascendiendo por otra arista con grapas que finaliza en otro, pero más pequeño, puente tibetano.

Para los más valientes, la línea de vida sigue para acceder al nuevo recorrido catalogado como K4. Su trazado en travesía tiene algunos sube y baja que representan más de 100 metros de recorrido, encontrando un paso de cadenas para pendular y alcayatas para proseguir con el itinerario.

Una vez en el final del trayecto hay tres posibles descensos: seguir el camino que asciende por la Peña del Tossal hasta llegar a una pista de tierra y, desde ahí, ir descendiendo hasta llegar a la Fuente de la Mota; o bien, tomar la senda en descenso por donde bajar hasta el hondo del barranco para llegar al inicio de la Ferrata y continuar hasta la Fuente de la Mota.

Aún se puede continuar el recorrido realizando un rápel de 30 metros, con cuerda de 60 metros, aunque dispone en la zona intermedia de una reunión para poder cambiar de cuerda.

A partir de ahí, hay una senda que lleva a un pequeño canal donde hay instalada una línea de vida de apoyo, que a su vez conduce a un bosque de rodenos desde donde se accede a la senda que te vuelve a dirigir hacia la Fuente de la Mota.

No obstante, esta Vía Ferrata también es para quienes en lugar de deporte prefieren la naturaleza y la historia. Así, los visitantes pueden disfrutar de los recursos patrimoniales y yacimientos arqueológicos de Enguera y que se encuentran en el entorno del paraje.

Así se puede visitar la Peña del Tosal, un poblado perteneciente a la edad de bronce; el Cerro y el Azagador de Lucena, poblado y camino iberos respectivamente; el Castillo de la Encomienda de Enguera, fortaleza medieval catalogada como Bien de Interés Cultural; y, por último, el Acueducto de La Mota, perteneciente a la edad moderna-barroco.

Sin olvidar, que estas 400 hectáreas que abarca este paraje contiene un interesante hábitat de flora y fauna como la gineta, la cabra montés, el águila perdicera o el gallipato.

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