La yincana de la A3: atascos y accidentes en 30 kilómetros
Los accesos al by-pass, las incorporaciones a los polígonos industriales de la autovía y el tramo entre el aeropuerto y el puente de Xirivella, puntos negros
Hoy es día grande de operación salida. Las esperadas vacaciones llegan y es hora de buscar sol o montaña. Muchos cargarán su vehículo antes de ir a trabajar y después pondrán rumbo a su destino. Miles de ellos serán esos madrileños que bajan en tropel desde la meseta para disfrutar de la costa valenciana. Serán, como canta Arde Bogotá, unos cowboys de la A3, una carretera que en estos momentos se ha convertido en una de las grandes torturas de la red viaria valenciana. Circular a determinadas horas por esta vía es transitar por treinta kilómetros de desesperación, riesgo y desesperanza. El tramo Chiva-Valencia y viceversa, con tres carriles para cada sentido, es un cuello de botella, con múltiples trampas según el kilómetro.
Ponga usted el vehículo sentido Valencia desde Chiva. El primer gran problema está al llegar al conocido como 'puente de la muerte', enfrente del Complejo Educativo de Cheste. Un tramo de seis kilómetros hasta el acceso al by-pass en el que el atasco ya es una rutina. A horas punta, especialmente entre las dos y las tres de la tarde o en aquellos días de desplazamientos masivos –fines de semana, puentes y vacaciones– el atasco es kilométrico.
Una vía de tres carriles, mal parida desde la ampliación en el cruce con la autovía del Mediterráneo, con parches como soluciones –una absurda línea continua– y en la que se contabilizan ya varios accidentes mortales, casi todos por alcances. A esta situación se unen las obras en el puente que cruza el barranco del Poyo a la altura de Riba-Roja tras el desastre de la dana.
No hay una solución posible ni factible en este momento porque cualquiera de los proyectos que se han puesto encima de la mesa siguen en punto muerto o en primera velocidad. Además, la tarde de la dana ese lugar se convirtió en una ratonera.
Unos kilómetros más adelante, una vez se supera el by-pass, el siguiente punto negro es el acceso a los polígonos de l'Oliveral y Quart de Poblet. Al suprimirse el acceso a la vía de servicio del Área 342 –era un cruce peligrosísimo– se ha sobrecargado la entrada que hay en el puente de Chuletas Pepe, que está ubicado en plena curva, con un exceso diario de camiones, una combinación de carriles de aceleración y desaceleración de mucho riesgo y punto frecuente de accidentes.
Antes de llegar a Valencia, el tercer punto conflictivo, el que va desde la recta del aeropuerto al puente de Xirivella antes de entrar en la avenida del Cid. En las horas punta, especialmente cuando los empleados de los polígonos salen de trabajar, el atasco suma varios kilómetros –entre seis y ocho–. Los tres carriles se han quedado pequeños y ha habido que habilitar un radar de tramo para evitar los habituales accidentes en la curva de acceso al aeropuerto de Manises.
En sentido Madrid, en la otra orilla de la A3, también hay puntos conflictivos. El primero, sin duda, en la salida en curva desde el polígono de l'Oliveral para acceder a la autovía y de ahí incorporarse rápidamente al by-pass. En ese punto, los vehículos vienen lanzados de la recta kilométrica de Heineken, y al hacer la curva se encuentran con un rosario de camiones y turismos que buscan sumarse a la A3. Además, muchos de ellos, posteriormente, buscan los carriles de incorporación hacia Barcelona y Alicante, lo que da a pie a cruces arriesgados y a posibles accidentes por los embotellamientos, con hasta dos carriles parados en ocasiones de acceso al by-pass.
Un par de kilómetros más adelante, otro punto crítico es la incorporación a la altura de La Reva de los vehículos que acceden desde los polígonos industriales de Riba-roja y Loriguilla. Un lugar, con una curva muy cerrada en el acceso y que ya ha provocado el vuelco de algún camión. Además, es un punto en el que ahora mismo coinciden la incorporación de los vehículos que llegan desde el by-pass y las obras sobre la rambla del Poyo.
Una vez pasado el puente de la muerte en dirección Madrid, el último punto conflictivo se da a la llegada de Chiva, una vez se supera el lugar donde se ubicaba la vieja fábrica de sanitarios Porsan. Allí, los tres carriles se convierten en dos, y muchos camiones cambian de carril con escaso cuidado, por lo que también es un punto negro de accidentes.
Estos días de operación salida, esos treinta kilómetros de ida y vuelta en la A3 se han convertido en una especie de yincana peligrosa para los conductores, que se ven obligados a extremar sus precauciones debido a las continuas retenciones en el acceso a otras vías, como el efecto mariposa que genera un simple pinchazo en la autovía del Mediterráneo.
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