La trampa mortal a la que llevaron a los cuatro empresarios fallecidos en la dana en Valencia
Las inmediaciones del circuito de Cheste es una maraña de barrancos de la que era imposible salir la tarde del 29 de octubre. Allí cayeron también Elvira y Elisabeth
El terreno que va desde el conocido como 'puente de la muerte' en la A-3 hasta la entrada a la población de Cheste por ... la CV-378 es un área de ramblas y barrancos que la tarde del 29 de octubre se convirtió en una trampa mortal para algunos de los fallecidos de la dana, que trataron de buscar una vía de escape al verse acorralados por el agua.
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El hijo del exdirector general de EDEM, Antonio Noblejas, uno de los cuatro empresarios fallecidos aquel día –comió en Chiva junto a Vicente Tarancón (Luanvi), José Luis Marín (Colegio Mas Camarena) y Miguel Burdeos (SPB)– se preguntó en su declaración ante la juez por qué el 29 de octubre no se cerraron al tráfico las carreteras secundarias. «Si ese día hubiera estado cortada toda la zona no habrían –los cuatro empresarios– pasado por el lugar donde se los llevó el agua en la rotonda del circuito de Cheste», señaló Daniel Noblejas.
Uno de los debates abiertos es por qué no cerraron muchas más carreteras el 29 de octubre en aquellas zonas donde el agua empezó a caer con fuerza desde horas antes. Los cuatro empresarios salieron de comer de La Orza de Ángel en Chiva pasadas las cinco de la tarde, una hora en la que llovía con muchísima fuerza en la localidad. De hecho, el propietario del restaurante les advirtió de que circularan con precaución. Noblejas y sus amigos circularon con libertad por la CV-3850 –la conocida carretera de Cheste– y llegaron hasta la rotonda 'de Lois', un punto en el que confluyen las ramblas de Chiva, Cueva Morica y Barranco Grande. Iban en dos coches.
A partir de ahí el trayecto es más difuso. La clave está en la conocida como rotonda del circuito, donde hay una escultura de un piloto y los trazados del Mundial de MotoGP del año en que se inauguró Cheste. Este desvío es un punto clave, ya que es un acceso directo al Ricardo Tormo por la rambla de Poyo.
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La zona es una trampa mortal a la que se llevó a los empresarios o al menos, que nadie evitó. Ese desvío al Ricardo Tormo traza el perfil de una pequeña colina. Una patrulla en el punto más alto, junto al colegio de la Virgen de la Esperanza, hubiera evitado la tragedia, porque era imposible que el agua llegara hasta esa altura –de hecho, en los mapas cartográficos no hay huella de inundación en ese punto–. A partir de la cota máxima de ese desvío, hay un descenso muy pronunciado que va directamente a una carretera que prácticamente forma parte de la rambla de Poyo, un lugar en el que había acumulados miles de vehículos de las empresas que almacenan los coches sin matricular o kilómetro cero de los concesionarios.
En ese punto, a esa hora de la tarde, cuando nadie controlaba el Poyo, fueron varios los vehículos que vieron una pista libre por ahí debido a los problemas que había en la A-3 y acabaron de lleno en la turbulentas aguas de la rambla. Nunca se cortó esa carretera.
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El hijo de Noblejas, en su declaración ante la jueza Ruiz Tobarra, lamentó que no se hubieran tomado medidas en una zona que está plagada de barrancos y ramblas. Un trozo de terreno cercado por la rambla del Poyo por uno de sus lados, que se alimentó aquella tarde de los barrancos de Chiva, Cueva Morica y Grande, y por su parte inferior, envuelta por las aguas del barranco de la Canaleja y de Sechara, que por la parte baja del Complejo Educativo de Cheste, desembocan también en el Poyo camino del término de Riba-roja.
A lo largo de la mañana, a pesar de que en Chiva y Cheste fueron dos de las localidades donde más llovió, no se cortaron apenas carreteras. A las 12:19 horas, según la información oficial que la Generalitat aportó a la jueza que instruye el caso, se interrumpió el tránsito en la CV-384 a la altura de Cheste camino de la CV-381. A las 15:41 horas, cuando volvió a arreciar, se cortó la CV-383. No hubo más decisiones hasta pasadas las seis de la tarde, cuando la situación ya era totalmente incontrolable. A las 18:08 horas se cortó la CV-50 a su paso por el puente sobre el barranco de Chiva y ya, posteriormente, los accesos.
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Unas medidas que resultaron insuficientes para poner a salvo a los conductores que seguían al volante tratando de salvar su vida. En la misma zona que cayeron los cuatro empresarios lo hicieron también Elvira y Elisabeth, madre e hija, que forman parte de la lista de las 228 víctimas de la dana. Elisabeth es uno de los tres cuerpos que todavía no se han encontrado.
Elvira salió de La Carreta para recoger a su hija en Cheste y volver al hostal para dejarla en el trabajo. La madre iba al volante y trató de llegar a su destino por varias vías. Ella también tomó la carretera del circuito que da al cauce de la rambla del Poyo. La suerte de ambas, con las carreteras abiertas, fue la misma que la de los empresarios.
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