Le pierden a una mujer la vesícula en el hospital y al encontrarla, el análisis revela que tiene un cáncer muy avanzado
La paciente tardó unas semanas en ser operada por las vacaciones de los médicos y Sanidad deberá indemnizar a la familia con 100.000 euros
La familia no daba crédito. La concatenación de errores sanitarios que estaba sufriendo su madre derivó en una situación sin solución para su supervivencia. En ... el hospital público valenciano donde ingresó no le realizaron las pruebas pertinentes, que sí le hicieron en un centro privado, donde detectaron un posible cáncer, pero en el primero tardaron en operarla porque era época de vacaciones de los médicos, y cuando lo hicieron, le perdieron la vesícula, que había que analizar. Una vez encontrada un tiempo después, resultó que la paciente tenía cáncer ya muy avanzado, y acabó falleciendo.
Publicidad
Por todo ello, el Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat estima que la Conselleria de Sanidad debe indemnizar a la familia con 97.500 euros por esta «deficiente asistencia», ya que la acumulación de retrasos para el correcto tratamiento y diagnóstico de la enferma «condicionó la evolución médica», tal y como recoge el informe de Inspección en el que se basa este Consell para emitir su fallo. «El análisis del Servicio de Anatomía del hospital no fue el correcto y ello condicionó la evolución de la paciente», explica el responsable facultativo.
Los hechos ocurrieron en plena pandemia del Covid en 2020, aunque el fallo del Consell se acaba de hacer público ahora. En mayo de ese año, durante el confinamiento en toda España, la mujer acudió al hospital por una inflamación de estómago. Se le diagnóstico que a causa de la ansiedad de la pandemia sufría una gastroenteritis. Pero el dolor no se iba y en septiembre volvió al hospital. Le hicieron una ecografía pero aplazaron la necesaria operación al sufrir Covid. Cuando la PCR salió negativa poco después, la intervinieron.
Le extirparon la vesícula pero le perforaron el conducto biliar. Un mes después la mujer seguía con mucho dolor, apenas podía comer y tenía diarreas constantes. Pero los médicos le dijeron que todo eso era normal. Tres semanas más tarde la familia decidió volver con su madre al hospital. Pero al ver que en la sanidad pública no le hacían pruebas, fueron a un centro privado, donde un TAC abdominal reveló nódulos que hacían presagiar un posible tumor cancerígeno, del que nunca les habían informado en el hospital.
Publicidad
Con estas pruebas fueron al centro público y allí les confirmaron que efectivamente la mujer tenía «extensos cambios inflamatorios y una masa multiseptada», indica el informe médico. A pesar de ello, como era 15 de diciembre, los sanitarios comunicaron a la familia que no la iban a operar por el momento a la mujer porque «estaba desnutrida y era época de fiestas navideñas» y por tanto los servicios médicos bajan mucho porque el personal tiene vacaciones. Fue más de un mes después, el 20 de enero, y en otro hospital público, este ya de Valencia ciudad, cuando finalmente operaron a la paciente. En esa intervención se le localizó un posible cáncer de colon y tumores en los ovarios que eran prácticamente una metástasis.
Tras esa intervención quirúrgica, los médicos de este último centro consideraron importante analizar la vesícula que le habían extraído en el anterior hospital y así poder determinar con exactitud si la paciente tenía cáncer de hígado. Pero la respuesta del primer centro dejó boquiabiertos y a la vez indignados a los familiares. La vesícula se había perdido. El centro tardó un tiempo en encontrarla (que en el informe no se especifica) y la envió a Valencia, donde el análisis determinó que había cáncer del conducto biliar. Este retraso enervó a la familia, que argumenta que si hubieran actuado con mayor rapidez, se podía haber tratado a la mujer y salvarle la vida.
Publicidad
Y es que tras la confirmación de la enfermedad, dos médicos del hospital confirmaron a la familia que la paciente estaba ya en la etapa 4 del cáncer y que su esperanza de vida era de máximo un año, por lo que el único tratamiento eran ciclos paliativos de quimioterapia. Poco más de un mes después, la mujer se encuentra muy grave, pero la ambulancia tarda tanto en llegar a su casa que son los hijos quienes la trasladan en su coche al hospital de Valencia, donde llega con el hígado colapsado y al borde la muerte. Finalmente fallece esa misma noche, en marzo de 2021.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión