Nuevos vecinos. Los confinamientos han hecho valorar más el espacio y la naturaleza. a. talavera

La pandemia, nueva vacuna contra la despoblación

Medio centenar de personas se mudan a Sellent durante el último año procedentes de ciudades buscando más espacio y tranquilidad

Domingo, 2 de enero 2022

La despoblación es uno de los grandes retos actuales de muchos municipios del interior de la Comunitat Valenciana. La pérdida de habitantes se ha agudizado ... en la última década y los pueblos han optado por poner en marcha medidas para atraer a nuevos vecinos con ayudas fiscales u otros tipos de subvenciones que fomentan la natalidad.

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Sin embargo, la medida más eficaz para valorar las ventajas de vivir en pequeños pueblos ha sido la pandemia. El Covid-19 ha favorecido que mucha gente se mude a pequeños núcleos urbanos que desde hacía años no tenían nuevos empadronamientos.

Sellent es uno de los ejemplos donde en poco más de un año su censo ha aumentado en medio centenar de personas. Una cifra relevante para un pueblo que tiene unos 400 habitantes por lo que el crecimiento derivado de la pandemia supone más de un 12%. De esta forma, han recuperado desde 2020 la mitad de vecinos que habían perdido en la última década donde se calcula una reducción de población en torno al 20%.

Los nuevos residentes de las pequeñas poblaciones como Sellent coinciden en sus motivos para dejar las ciudades. La posibilidad de tener casas más grandes a precios asequibles es el principal. Y es que después de pasar casi tres meses confinados, el espacio está muy valorado.

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«Muchas de las casas nuevas que se habían quedado sin vender han sido ocupadas, ahora hay más forasteros», comenta una vecina de toda la vida de Sellent.

Familias de Valencia, Xàtiva o Torrent se han decidido por realizar un cambio radical de vida y mudarse a la pequeña población del interior de la Ribera.

«Estar cerca de la naturaleza y tener más tranquilidad es lo que buscaban con este cambio», explica la alcaldesa de Sellent, Raquel Sancho, que se muestra satisfecha por el crecimiento de su pueblo.

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Menor incidencia

La pandemia y los confinamientos se han vivido en núcleos como éste de forma muy diferente a las ciudades. El Covid-19 no ha golpeado tan duramente a las pequeñas poblaciones, donde los casos son mínimos, y la posibilidad de salir a pasear por las zonas naturales o comprar sin coincidir con prácticamente nadie han hecho más soportable los momentos más difíciles.

El nuevo mundo postcovid ha provocado que cambien las prioridades de muchas personas y que se opte por la tranquilidad a cambio de sacrificar tener más servicios.

En Sellent carecen de transporte público para desplazarse a otras ciudades y siguen a la espera de tener un cajero automático, una instalación básica que puede llegar en los próximos meses. Sin embargo, los nuevos sellentinos no lo ven como impedimentos.

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El caso de Sellent no es único, otros pueblos con graves problemas de despoblación como Llaurí, en la Ribera Baixa, o Bellús, en la Vall d'Albaida, también han registrado un incremento de vecinos. Las viviendas unifamiliares que habían quedado pendientes de vender tras la crisis inmobiliaria han sido un reclamo importante y en Llaurí se vendieron prácticamente todas las promociones en 2020.

Esto ha generado que la escuela infantil complete todas sus plazas y el colegio aumente las matriculaciones, una esperanza para la supervivencia de estos pueblos donde el envejecimiento de su población preocupa a las autoridades.

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