«Si le molestan las cañas, póngase chanclas»
Quien pasea por la playa de Cullera topa con decenas de metros de tallos enraizadas al borde del mar procedentes de los desechos de la dana
B. Flores
Domingo, 24 de agosto 2025, 16:06
Pasear por la playa es un clásico pasatiempo para los que eligen el mar a la hora de pasar sus vacaciones. Una bucólica distracción no exenta de peligros sorprendentes, consecuencia de la dana. Diez meses después.
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La playa del Racó de Cullera es una de tantas de la costa valenciana a la que no han parado de llegar residuos de la barrancada. Algunos de esos restos no solo acaban en la orilla. Además, echan raíces. Si los ayuntamientos no son rápidos, se convierten en ocupas. A principios de agosto, un manojo de cañas comenzaron a asomar justo por donde pasean los vecinos de Cullera junto al mar. Frente al Sicania, uno de los hoteles históricos de la ciudad. Tres semanas después, el manojo de cañas se ha convertido en una barrera, y no precisamente de precioso coral. Las cañas se han multiplicado sin que nadie las limpie.
«'¿Y no tiene usted zapatillas?' Eso fue lo que me dijeron en el ayuntamiento cuando llamé a avisarles que esa zona es peligrosa», asegura Juan, vecino de Valencia al que le ofrecieron pocas soluciones: «Que si me molestan las cañas, me ponga chanclas. Al final alguien se hará daño con eso». En total, y solo en esa zona de la playa del Racó, hay más de 15 metros de cañas, la herencia estival de la dana.
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