Una marcha silenciosa para recordar a las víctimas de la dana
Miles de personas recorren Albal, Catarroja, Massanassa, Alfafar y Benetússer en un acto cargado de emoción como homenaje a los fallecidos
Silencio, emoción y respeto. Algunas lágrimas y mucho dolor. La marcha ciudadana por los pueblos de l'Horta Sud afectados por la dana ha dejado a miles de personas (unas 4.000 según la organización) que se han sumado al homenaje y al recuerdo a las víctimas que hace un año perdieron la vida. No era un acto para lanzar cánticos y críticas a la labor política, y así lo entendieron y llevaron a cabo los ciudadanos. Ha sido pura emoción lo que se ha vivido en todo el trayecto, que sólo se ha roto en la plaza de la Xapa de Benetússer, el final del trayecto, donde se han reunido todos los participantes con cánticos contra Carlos Mazón.
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La marcha se ha iniciado en Albal, donde han hecho un pequeño círculo en el suelo con velas junto a una senyera, y desde la calle Valencia de la localidad los ciudadanos han ido avanzando, pasando por Catarroja, Massanassa, Alfafar y finalmente Benetússer. En cada municipio que llegaban, había cientos de personas esperando que recibían con aplausos y se sumaban al grupo de participantes. Por eso, durante la hora y media del trayecto no ha parado de aumentar el número de ciudadanos, hasta reunir a varios miles al final.
Uno de los momentos más sobrecogedores ha sido entre Catarroja y Massanassa, cuando la marcha ha cruzado el barranco el Poyo, donde se desató la tragedia hace un año. El silencio en ese punto ha sido inmenso, y una vez más sólo se ha roto con aplausos. «Tengo mucho dolor, cada día llego a mi casa y veo que el ascensor no funciona, que hay vecinos que murieron, el barrio ya no es lo que era, y nadie nos avisó de nada», cuenta Miguel, de Catarroja. La marcha avanzaba en el Camí Real, la vía (que cambia de nombre varias veces) y que une en línea recta las cinco poblaciones. A ambos lados había comercios que se han podido rehacer y volver a abrir sus puertas, pero otros muchos siguen cerrados y con las persianas rotas.
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Rosas blancas, velas, antorchas, los ciudadanos llevaban varios objetos para recordar a las víctimas. También por supuesto muchas senyeras. Apenas se han visto un par de pancartas que únicamente recordaban los 229 fallecidos. En ningún momento ha habido proclamas políticas, únicamente ya al final en Benetússer, cuando han confluido esta marcha con la que simultáneamente se estaba realizando desde La Torre y Sedaví. En la plaza de la Xapa ha sido cuando, para cerrar el acto, y bajo la abundante lluvia, se han escuchado gritos de «Mazón dimisión», «ni olvido ni perdón» o «som la dignitat del poble valencià», mientras la organización (los comités locales de reconstrucción de estos municipios) criticaban que se han sentido abandonados en este año, pero sobre todo los primeros días tras la inundación.
Niños, jóvenes, mayores, gente de todas las edades ha querido sumarse a esta marcha ciudadana. Como Elvira, de Massanassa: «Estoy con los nervios a flor de piel. Recuerdo aquella tarde y los días posteriores, las personas que han fallecido. Yo prefiero que la marcha sea silenciosa, es un respeto hacia la gente que murió por la dana y una manera de reivindicar las cosas y recordar lo que vivimos». O Nines, de Alfafar y Paqui, de Catarroja, dos amigas que han hecho el recorrido juntas. «Mi casa quedó destrozada, aún tengo los albañiles allí. Teníamos que venir como sea, es muy emocionante, por el recuerdo de las víctimas. Está habiendo muchísimo respeto. Impresiona vivirlo», señalan.
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Miguel Ángel y su mujer son de Catarroja y tampoco han querido perderse este homenaje. «Siento una mezcla de impotencia, tristeza, dolor, de reconocimiento y de que no se olvide lo que pasó y lo que seguimos pasando, mucho sufrimiento. Siempre lo llevas en el recuerdo pero hoy todavía más, está habiendo mucho respeto, aunque no hay que dejar de pedir responsabilidades», asegura el hombre.
Por cada población que pasaba la marcha se sumaba más gente al grupo, como Julián, que se ha unido al llegar a su pueblo, Catarroja. «Emociona mucho, es un día que no paro de pensar en aquella tarde. Yo estoy vivo de milagro y me impacta mucho. Por querer salvar el coche, a la vuelta me pilló el agua y me arrastró. Me abrieron un portal y me pude meter allí, porque sino me habría muerto. Cada vez que veo a ese hombre le digo que me salvó la vida», recuerda.
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Incluso desde los balcones muchos vecinos aplaudían al paso de la marcha, donde en la calle había gente emocionada. «Es un día raro, de mucha tristeza y de vacío, pero había que estar para apoyar y recordar a las víctimas. Emociona ver a tanta gente, hay muchos que aunque no sean de pueblos afectados han querido sumarse a este acto. En su día sin los voluntarios no hubiéramos podido salir», destaca Jennifer, de Massanassa. Cerca de ella estaba Jose, de Albal, que siente «dolor e indignación» en este día. «Ha habido mucha injusticia, falta de decir la verdad y eso no ayuda a superar el dolor. Tardaremos mucho en recuperarnos, estoy muy emocionado», apunta el joven.
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