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Los cocineros valencianos hicieron arroz para 300 personas, que fue repartido en las fiestas del pueblo. LP

De estrella Michelin a regentar el bar de un pueblo de 75 habitantes

Una pareja valenciana da un giro a su vida y se marcha a Aguilar de Codés, en Navarra, en busca de la tranquilidad

R. González

Valencia

Lunes, 4 de agosto 2025, 00:11

La vida en una ciudad como Valencia puede suponer mucho ajetreo. El ritmo frenético puede pasar factura y, a veces, algunas personas se plantean un ... cambio de rumbo radical. Eso es lo que ha llevado a una pareja a dejar atrás la capital del Turia. Tras haber pasado por cocinas con estrella Michelin y por hoteles de la máxima categoría, ahora regentan el bar de un pueblo navarro de la España vaciada, Aguilar de Codés, de tan sólo 75 habitantes.

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Fran Martín Sierra, de Valencia, y Amparo Balanzá, de Meliana, han dado un giro a su vida. Él tiene 37 años y desde los 17 está trabajando en el mundo de la hostelería. Su último puesto en la Comunitat fue en el hotel The Westin y antes estuvo un tiempo en las cocinas de los restaurantes de chefs tan laureados como Quique Dacosta y Ricard Camarena. También pasó por Kamon, donde se empapó de la gastronomía japonesa, e incluso llevó dos hamburgueserías. Por su parte, Amparo tenía su negocio de catering de eventos de boda y, además, es arrocera.

El año pasado empezaron a pensar en un cambio de vida. Querían dejar atrás el estrés, el ruido y los coches en busca de la tranquilidad. «Nos planteamos la opción de ir a un lugar afectado por la despoblación donde hubiera una concesión de bar y una vivienda con un alquiler asequible», explica Fran. «Buscábamos una localidad de menos de 100 habitantes», recalca.

La paella que preparan en el bar de Aguilar de Codés. LP

La tarea no resultó fácil. Empezaron a enviar su currículum a hoteles, posadas y otros establecimientos de la Comunitat Valenciana. En vista de que no conseguían nada, la pareja decidió ampliar su búsqueda a provincias de otras regiones, como Albacete, Cuenca o Soria. Pero tampoco recibieron respuesta de allí.

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Fran y Amparo buscaron primero una oportunidad en la Comunitat, pero al no tener éxito ampliaron en radio a otras regiones

Un hotel de Castellón al que pasaron su solicitud decidió reenviarla a Holapueblo, una plataforma para los que quieren emprender en el mundo rural. Esta plataforma que impulsa la repoblación en la España vaciada lanza cada año una edición para cubrir las necesidades de los pueblos que necesitan ampliar la población. Según comenta Fran, el año pasado lograron dar respuesta a todos menos uno. Nadie se presentó para la propuesta de Aguilar de Codés y eso les llamó la atención. «Vimos ahí un reto y nos lanzamos».

El pasado mes de febrero, tras un viaje de seis horas, se plantaron en la localidad para hablar con el alcalde de las condiciones de la oferta para llevar el bar del municipio. La propuesta les convenció y el 28 de marzo se fueron a vivir allí. Dejaban atrás el ajetreo de Valencia y se asentaban en una de esas pequeñas localidades en riesgo de despoblación, donde no hay farmacia o estanco y tanto el médico como el carnicero van dos días a la semana.

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El 11 de abril pusieron en marcha «El bar del pueblo», como aparece denominado en su tarjeta de visita. Amparo está en la cocina y él lleva la barra. En su nuevo negocio ofrecen cocina clásica, mediterránea y, en algunas propuestas, con toques japoneses o mexicanos.

Preparan callos, manitas, alubias con sus sacramentos y cardo a la navarra. Aunque también están presentes sus raíces con el arroz del 'senyoret' o paella valenciana, con su pollo, su conejo y 'bajoquetes'. Apuestan por el producto de calidad y de proximidad, incluso tienen una huerta donde plantan verduras y tomates y los huevos que utilizan se los proporciona un vecino que posee gallinas.

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«Nos dijeron que el invierno es muy duro y que sólo íbamos a poner tres zuritos y un café», pero eso no les ha frenado

Cuando llegaron a Aguilar de Codés «nos dijeron que el invierno es muy duro y que sólo íbamos a poner tres zuritos y un café», reconoce Fran. Pero eso no les ha frenado porque «nosotros queremos trabajar».

De momento su oferta gastronómica está teniendo buena acogida. Les hacen encargos los vecinos del pueblo. En el último día de las pasadas fiestas de la localidad prepararon un arroz para 300 personas, ya que en verano se incrementa la población y los festejos reúnen a mucha gente.

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Además, se están haciendo un nombre entre los ciclistas, los moteros, las peñas de montañeros y las de cazadores. También se están poniendo en contacto con las empresas que organizan rutas para que los excursionistas acudan allí a comer. El objetivo es poner su bar en el mapa.

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