Enrique Careaga: «No nos planteamos cerrar Industrias Alegre. Siempre creímos que la recuperación era viable»
La empresa proveedora de Ford ha tenido que asumir un sobreesfuerzo económico ante la tardanza del Consorcio y la escasez de ayudas
Diez meses haciendo frente a situaciones críticas a diario para poder recuperar la normalidad que la tarde del 29 se llevó el agua. Es lo ... que han tenido que vivir directivos y trabajadores de Industrias Alegre, una histórica empresa con sede en Albal que fabrica piezas para Ford Almussafes y que empieza a ver la luz al final del túnel tras un verano sin descanso.
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«Ya habrá tiempo para tomarse un descanso», es una de las primeras frases de Enrique Careaga, CEO de la compañía. Sus vacaciones este año han sido inexistentes. La prioridad era recuperar el 100% de la actividad cuanto antes. Y por fin lo han conseguido.
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Sin embargo, la losa psicológica, física y económica que han tenido que arrastrar durante estos diez meses sigue pesando. «Lo más complicado fue del día 29 al día 1, porque lo más importante eran las personas. Pero una vez superado eso, nos seguíamos enfrentando a situaciones críticas», comenta el dirigente.
En las primeras 24 horas la preocupación por los empleados que habían pasado la noche en la fábrica, completamente inundada, y por sus familias, que mayoritariamente vivían en l'Horta Sur, impedía pensar en otra cosa. «Cuando nos informaron de que habían podido salir y de que todos estaban bien, comenzó otra fase», explica Enrique.
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Una segunda fase de asimilar lo que acababa de suceder y entender que tocaba empezar prácticamente de cero. «A partir del día 30 ya intuíamos lo que nos podíamos encontrar. Un día más tarde nos pudimos acerca y comprobar la magnitud. Lo habíamos perdido todo», comenta el CEO de la compañía especialista en inyección de plástico para el sector de la automoción.
El agua había entrado en las cuatro naves, destrozando maquinaria y dejando inutilizables miles de piezas que debían haber puesto rumbo a la factoría de Ford en Almussafes. De hecho, tras el shock inicial, entre los objetivos prioritarios se encontraba recuperar la actividad de los clientes, «especialmente de Ford». Su vínculo con la multinacional se reforzó todavía más durante los días más críticos tras el 29 de octubre. La firma del óvalo animó a sus trabajadores, que estaban en un ERTE de fuerza mayor, a colaborar con uno de sus principales proveedores en las tareas de limpieza. Desde la compañía agradecen el gesto: «Nos han acompañado y nos han apoyado en todo este proceso. Es como si Ford e Industrias Alegre se hubieran visto afectadas de la misma manera».
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Retirar más de 8.400 toneladas de barro –es la estimación que realiza el CEO de la firma– en tiempo récord permitió soñar con la recuperación. «No nos planteamos cerrar. Siempre creímos que la recuperación era viable. Siempre confiamos en el apoyo del cliente en este proceso de recuperación que todavía no ha terminado», comenta Enrique.
Sus clientes, se convirtieron en aliados, pero había que darles algo a cambio, y con toda la maquinaria paralizada resultaba complicado poder hacerlo. La externalización fue la solución. Eso sí a un coste mucho mayor. El temor a no poder hacer frente a los costes de todo el desastre estuvo presente. «A nosotros esa externalización nos estaba costando mucho dinero. Siempre teníamos la incertidumbre de decir: '¿Tenemos esa capacidad financiera de cubrir todos esos gastos?'».
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Supuestamente las ayudas y los pagos del Consorcio de Seguros estaban diseñados para garantizar la continuidad de las empresas. Pero ni al principio, ni ahra, cuando ya han pasado diez meses, las indemnizaciones se ajustan a la realidad de Industrias Alegre. «Las ayudas públicas fueron más anecdóticas que para ayudar a salir adelante y el tema del Consorcio... La parte recibida no llega ni a un 30% de la magnitud de los gastos que estamos teniendo», indica Enrique, un tanto contrariado, ya que imagina una situación similar en muchas otras compañías: «La velocidad de reacción tampoco sigue el ritmo y habrá muchas empresas que se estarán quedando por el camino».
Limpieza, externalización de producción, reparación de maquinaria...Diez meses de mucho trabajo simplemente para volver a un punto similar al que se encontraban antes de la tarde del 29 de octubre. Aunque también una oportunidad para seguir innovando en los procesos de fabricación de piezas, por lo que Industrias Alegre ha recibido diversos reconocimientos.
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Han sido diez meses duros no sólo para ellos, sino para todo el tejido empresarial afectado por la riada. Sin embargo, ya se puede empezar a pensar en un futuro que no esté manchado de barro. El de Industrias Alegre seguirá ligado a Ford, aunque también a otras compañías como Seat, con quien ya trabaja con vistas al nuevo año.
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