Ajardinamiento del campus de Tarongers, a principios de este mes. JL Bort

El Consell blinda la financiación universitaria hasta 2029 y cubrirá inversiones imprevistas

El acuerdo garantiza al menos 1.062 millones al año, responde a una reivindicación histórica y lo firmará Mazón el lunes

Joaquín Batista

Valencia

Jueves, 25 de septiembre 2025, 00:48

Las universidades públicas valencianas y la Generalitat firmarán el próximo lunes el acuerdo que permitirá poner en marcha el plan plurianual de financiación, una ... reivindicación histórica de las instituciones académicas, que llevan décadas reclamando certidumbre económica para poder gestionar a varios años vista. Y la tendrán, al menos, hasta 2029, que es el límite temporal que recoge el pacto.

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Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, se va a establecer una financiación estructural o básica que deberá respetarse en los cuatro próximos proyectos de presupuestos autonómicos (2026, 2027, 2028 y 2029). Además, de manera complementaria, incluirá partidas de financiación variable para cubrir subidas salariales del personal que todavía no se pueden estimar, inversiones a las que obliga la normativa externa (la ya existente y la que pueda venir) o incluso el efecto de la inflación. La administración valenciana se compromete a cubrir todos estos conceptos.

La base del acuerdo es la inversión que reciben actualmente las cinco instituciones -Universitat y Politècnica de València, Alicante, Miguel Hernández de Elche y Jaume I de Castellón-, que se eleva a 1.014,7 millones. Se incluyen las transferencias corrientes (876,79 millones que sobre todo se destinan a gastos de personal, funcionamiento e inversión), el fondo de transición (64,77 millones que empezaron a pagarse en 2023, cuando se terminó de abonar la deuda histórica y con el objetivo de no dejar un agujero financiero insostenible por no haberse concretado el nuevo plan), el dinero para la creación de nuevas plazas docentes a las que obliga la Ley Orgánica de Universidades para estabilizar plantillas (29,61 millones, tanto estatales como autonómicos, pues el plan está cofinanciado), y las compensaciones que permiten costear obligaciones derivadas de normativas estatales y autonómicas. Es decir, son externas a las universidades pero estas no tienen más remedio que darles cumplimiento con cargo a sus presupuestos.

Por ejemplo, si una administración establece que al personal se le tiene que mejorar la retribución por resultados de investigación, o que determinados colectivos se benefician de una exención de tasas especial. Este concepto, que se eleva a 43,53 millones, estaba sujeto a negociación anual y siempre ha sido objeto de un tira y afloja entre la administración y las universidades. Con el nuevo plan formará parte de la financiación basal y además se irá actualizando conforme a una serie de indicadores y fórmulas pactadas entre todas las partes del acuerdo.

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A esta cantidad hay que sumar otros 38,36 millones, fruto de una modificación presupuestaria que ya surtirá efecto en este mismo ejercicio para incrementar la dotación del citado fondo de nivelación y que se mantendrá en los sucesivos. Además, de cara a 2026 se incluirán también los incrementos retributivos para los empleados públicos que se consolidan y que se han cuantificado ya en 9,44 millones (sólo contando el personal universitario).

En total, son 1.062,5 millones de euros que, en realidad, hacen referencia una cuantía mínima. Y es que el acuerdo contempla también los nuevos incrementos salariales que se apliquen en los años sucesivos (todavía sin aprobar y lógicamente sin cuantificar), la actualización derivada de la subida de precios y el efecto de la inflación, la de las compensaciones por normativas externas ya citadas o los pagos por la reducción de tasas que se puedan aplicar a medio plazo. Y es que si los alumnos aportan menos, los estudios universitarios cuestan más a la Generalitat.

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Necesidades singulares

El acuerdo, que materializarán el presidente Carlos Mazón y los cinco rectores y rectoras, deja para más adelante algunos aspectos que llegaron a estar encima de la mesa. Es lo que sucederá con la financiación ligada a objetivos -como por ejemplo tasas de inserción laboral o internacionalización- o la vinculada a casuísticas singulares, como puede ser el tener que afrontar nuevas infraestructuras docentes, sanitarias o de investigación o por el hecho de conservar un elevado patrimonio cultural. Así, el borrador del acuerdo contempla que durante su vigencia se podrán proponer y definir indicadores a aplicar para la financiación por objetivos, y que en función de las disponibilidades presupuestarias de la Generalitat se suscribirán contratos programa que recogerán los recursos a asignar y la metodología para evaluar su consecución. Tampoco tiene mucha más concreción la financiación vinculada a las necesidades singulares, más allá de que también se relaciona con las disponibilidades económicas de la administración y con que cualquier situación tendrá que ser consensuada entre las partes.

Por último, el documento recoge una cautela llamativa: la ejecución del acuerdo puede quedar anulada si el Gobierno o el Consell aplican medidas legislativas de restricción del gasto público. Y en lo referente al plazo de vigencia, se deja la puerta abierta a una prórroga de la misma duración que el acuerdo, siempre que todas las partes expresen su conformidad.

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