Los ángeles de la guarda del samaruc
La Fundación de L'Oceanogràfic recupera y refuerza la población de especies en peligro de desaparición con una suelta de ejemplares en un ullal de la Albufera
No es la parte más conocida de l'Oceanogràfic y desde luego no se puede comparar en tamaño y vistosidad con las inmensa belugas o ... los tiburones pero en el interior de las instalaciones del complejo un grupo de científicos trabaja en la recuperación de especies de fauna y flora. Es una especie de ejército en la sombra que busca invertir la tendencia a la desaparición de animales y plantas.
Dependen de la Fundación Oceanogràfic y en sus dependencias disponen de acuarios donde cuidan a 8.000 erizos antes de soltarlos en el mar o en los que nacen ejemplares de pintarrojas y alitanes. Pero una parte de su trabajo se dedica a recuperar especies en la Albufera como no podía ser de otra forma al estar en Valencia. Así, y en colaboración con la Conselleria de Medio Ambiente, investigan cómo reforzar la fauna y flora de este paraje.
Otra de las especies con la que trabaja la Fundación Oceanogràfic son los caballitos de mar que también son criados en cautividad y cuando adquieren un tamaño adecuado se sueltan en el mar, una operación para la que se emplean buzos que los depositan en el lecho o en floraciones rocosas del fondo marino.
Este viernes en el Ullal de la Senillera o Llacuna del Samaruc (en Albalat de la Ribera, dentro del parque natural) ha tenido lugar este viernes la suelta de varios ejemplares de samarucs, petxinots, galápagos europeos y de la planta cola de zorro. Todos han nacido y se han criado en las entrañas de l'Oceanogràtic y en este punto concluye su vida en cautividad y comienzan a vivir en su hábitat propio.
El ciclo empieza en los laboratorios o en el hábitat natural de donde han sido rescatados. Hay que tener en cuenta que las láminas de agua que rodean los edificios del l'Oceanogràfic, que en un principio eran transparentes y azuladas, ahora reproducen las condiciones de un lago vivo y allí se reproducen y viven muchas de estas especies. Allí se pueden encontrar ejemplares de la malvesía cabeciblanca o de la cerceta pardilla, una de las aves en estado más crítico de extinción.
El samaruc
Uno de los casos es el del samaruc (Valencia Hispanica es su nombre científico), una especie más amenazada que el oso polar, sostiene Pedro del Baño, ornitólogo de la Fundación Oceanogràfic, porque «vive en la Comunitat en puntos muy concretos y no generalizados porque necesita un agua de muy buena calidad». No sólo fue desplazado de la Albufera por la mala calidad de las aguas. Su retroceso comenzó a comienzos del siglo XX cuando se introdujo un pez de Florida conocido como la gambusia para combatir la malaria (se comía los mosquitos). Pero también se alimentaba de lo mismo que el samaruc al que apartó de su hábitat natural.
Los samaruc se sueltan en un ullal donde la calidad hídrica es mejor que en la laguna donde no podría sobrevivir. Mientras, han permanecido en las aguas de los estanques que bordean los edificios donde el agua está en mejores condiciones que en la Albufera.
El viaje que ha emprendido el samaruc es su último recorrido. Algunos de los ejemplares que se han soltado pueden tener tres años y su esperanza de vida ronda los cuatro. Por lo que con su desplazamiento hasta Albalat de la Ribera pone punto final a su recorrido vital. Otros ejemplares de los que se han soltado son más jóvenes y aún pueden vivir más años, explica José Luis Crespo, responsable del área de Conservación de la Fundación Oceanogràfic.
El petxinot
En l'Oceanogràfic también se está trabajando con el petxinot, un molusco bivalvo muy ligado a la Albufera, y que incluye a tres especies diferentes: Unio mancus, Anodonta anatina y Potomida littoralis. Su itinerario vital también empezó en los laboratorios de la fundación donde se ha reproducido el proceso de cría. Los ejemplares ya adultos y en edad de procrear son llevados al laboratorio.
En la Albufera se localizan actualmente en algunas acequias y canales en el ámbito del río Magro. De hecho, como consecuencia de la dana la Fundación Oceanogràfic tuvo que rescatar a unos 1.300 ejemplares que fueron cubiertos por los sedimentos arrastrados por la riada y se les acababa el oxígeno para sobrevivir. Posteriormente se les ha ido reintroduciendo en el medio natural.
Una de las particularidades de estos moluscos es su forma de cría. Esperan a que se les acerque un pez y entonces se abren los valvos e infeccionan a los peces con microlarvas (gloquideos). Estas se adhieren a las aletas y branquias y allí permanecen entre tres y cuatro semanas. En el laboratorio se han utilizado barbos para ser infeccionados. El problema es que tienen que cambiarse los peces porque se inmunizan y no permiten ser infeccionados determinadas veces.
Cuando pasa este tiempo las larvas se sueltan y caen al fondo del acuario donde son recogidas por el personal del laboratorio. El paso siguiente es que estas larvas se conservan a temperatura constante. Para ello se utiliza una vinoteca que permite mantener el termómetro a un valor concreto. Cuando se desarrollan lo suficiente se sueltan en lugares adecuados como este viernes en el Ullal de la Senillera.
Esta especie esta muy vinculadas a la Albufera. Durante la época romana la laguna era conocida como el lago del nácar. Esta denominación puede proceder del hecho de que el fondo estaba cubierto de ejemplares de petxinot que con la luz del sol brillaban como el nácar.
Una de las particularidades de este bivalvo es su capacidad filtradora que. según explica José Luis Crespo, actúa como una depuradora reteniendo partículas. Su papel tenía una gran importancia porque contribuía a mantener el agua en condiciones.
Galápago europeo
En el laboratorio también se cría el galápago europeo, otra de las especies que se han soltado este viernes en la Llacuna del Samaruc. Esta especie está en peligro porque ha sido desplazada por la tortuga de Florida, que se mueve en el mismo hábitat y tiene la misma alimentación.
Los huevos de estos ejemplares se mantienen en una especie de incubadoras a temperatura (37,8 grados) y humedad (74%) constante de forma que se reproducen las condiciones de su hábitat natural. Las crías permanecen en el laboratorio para preservarlos de los peligros del medio natural hasta que adquieren el tamaño adecuado para ser devueltos a su medio natural.
La cuarta de las especies que se han soltado en el ullal de Albalat de la Ribera es la cola de zorro. Se trata de una planta acuática que necesita aguas de calidad para sobrevivir, explica Pedro del Baño, y es alimento de algunas especies de aves y también sirve de refugio a peces y otros animales marinos.
José Luis Crespo explica que muchos de estos programas se realizan en colaboración con la Conselleria de Medio Ambiente y consisten en realizar acciones de refuerzo poblacional de las especies amenazadas. En este sentido, Pedro del Baño indica que la suelta de ejemplares de especies amenazadas contribuyen al sostenimiento de estas en espacios tan emblemáticos como la Albufera.
Otra de las especies relacionadas con la Albufera que se crían en l'Oceanogràfic es el gallipato, un animal anfibio con cola que sólo se encuentra en la Península Ibérica y norte de Marruecos. Para sobrevivir precisan, explica Pedro del Baño, un enclave con vegetación, que el agua no sea muy profunda y que los bordes permitan entrar y salir del agua sin demasiada dificultad.
Uno de los aspectos destacados de la labor de la Fundación es la educación. Pepa Ferrando es la responsable de esta área y señala que en la suelta de este viernes en Albalat de la Ribera participan alumnos de primero de Bachillerato del Instituto Sucro de la localidad. En esta actividad se da a los jóvenes un diploma de haber participado y una chapa de las especies que se han soltado. «Queremos crear un recuerdo en ellos y que mantengan un vínculo. Y actúan como transmisores de los valores a su familia y entorno», recalca Ferrando.
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