Aitana, la princesa guerrera

Aitana cumplió cinco años el pasado martes. Pensaba que este fin de semana viajaba desde León, su tierra natal, hasta Peñíscola para celebrarlo. Pero lo que le aguardaba en el Castillo del Papa Luna era mucho más que una fiesta. Era un sueño hecho realidad. Envuelta por el Mediterráneo, la pequeña subió al peñón junto a sus padres, su hermano y sus tíos. Y al llegar a lo más alto, en un abrir y cerrar de ojos, se vio inmersa en esa fantasía que tantas veces había tenido. Marina Schmilovich, la psicóloga a la que conoció en octubre en el Hospital La Paz de Madrid, había estado durante todo este tiempo hilvanando un plan perfecto para que esta encantadora niña viviera un día inolvidable: princesas, maquillaje, canciones, guerreros medievales... La sorpresa supuso un oasis en medio del durísimo tratamiento contra un sarcoma de Ewing. Aitana entró en la fortaleza castellonense para convertirse, durante unas horas, en la protagonista de su propio cuento. «Es el día más especial de mi vida», afirmó emocionada.

El rostro de Aitana al cruzar la puerta del castillo de Peñíscola habló por sí solo. No hacían falta palabras. Justo antes, Marina había aparecido de repente para dar el pistoletazo de salida a la trabajada sorpresa, compuesta por cerca de 40 colaboradores. La psicóloga, una de las responsables de la Fundación Pequeño Deseo, le entregó una varita mágica y le invitó a dejarse llevar. Un mundo imaginario iba a tomar forma.

Aitana ha jugado en multitud de ocasiones a ser Elsa, Blancanieves, Yasmin y Bella… Precisamente, ayer, las cuatro le dieron la bienvenida en el castillo. Estos personajes le guiaron hasta una estancia en la que le ayudaron a ponerse un maravilloso vestido de princesa medieval y a maquillarse. Luego, la protagonista emprendió una fascinante ruta por la fortaleza mientras sus nuevas amigas le contaban curiosidades sobre la vida de la realeza. Como no podía ser de otra manera, también hubo tiempo para cantar y bailar.

Después del emocionante itinerario, Aitana llegó al patio de armas, en el que cerca de 30 guerreros medievales le esperaban formando un pasillo. Los combatientes, con espadas y mazas en mano, se pusieron firmes al aparecer la nueva princesa del castillo de Peñíscola. Le dedicaron reverencias y le lanzaron 'vivas'. Y cuando ella lo autorizó, comenzó la batalla. Alrededor, varios curiosos se quedaban boquiabiertos al contemplar la escena.

Las mayores pasiones de Aitana son las princesa de Disney y el maquillaje. Algo de lo que pudo dar fe Marina cuando se conocieron en la habitación del hospital hace cinco meses. A partir de ahí, ambas establecieron una relación de confianza en la que la psicóloga tomó buena nota de todos esos ingredientes que debía tener el sueño.

La Fundación Pequeño Deseo, que echó a andar hace 24 años, trabaja con 35 hospitales de toda España con la misión de dar apoyo emocional a niños con enfermedades graves. Y lo consiguen haciendo realidad sus sueños. Llevan más de 6.700 realizados.

«Trabajamos por medio de derivación médica. Eso quiere decir que es el personal sanitario el que nos deriva a los niños y niñas. Después hablamos con los padres para ver si les parece bien. Cuando nos dan el consentimiento para seguir con el proceso, los padres son muy aliados nuestros. Intentamos siempre que sea una sorpresa para los niños. Hablamos con los niños, les vemos en el hospital, creamos un vínculo con ellos, vemos qué cosas les gustan, qué cosas les hacen ser felices, jugamos con ellos…», cuenta Marina, quien desempeña la labor en La Paz y el 12 de Octubre. Con Aitana, no hubo lugar a dudas: «La he visto bastantes veces en el hospital. El primer día, ella hizo como si tuviera un set de maquillaje en un papel y me empezó a maquillar de forma imaginaria. Tenía claro que su deseo es ser princesa. Le apasionan».

Entonces, se puso en marcha la maquinaria. La Fundación Pequeño Deseo contactó con los guerreros de Valentia Victrix, con la Asociación Napoleónica Valenciana y con las princesas de la Asociación Kuki.

Fernando Minguet es el capitán de Valentia Victrix, el club de combate medieval de la Comunitat. Actualmente, el mejor equipo de España. En la exhibición de ayer en Peñíscola, dedicada expresamente a Aitana, también intervinieron guerreros de otros conjuntos del país como Draconis Armatus (Zaragoza), Urna Regnum (La Rioja) y Caballeros de los Llanos (Albacete).

«Es un acto de buena voluntad», afirma Fernando. En total, pelearon en el castillo unos 30 luchadores entre hombres y mujeres: «Es un deporte de contacto y los golpes son reales. Está reglamentado para que sea seguro para los luchadores. Vamos con armaduras. La mayoría son armaduras europeas del siglo XIV. Todo lo que llevamos es histórico». El objetivo consiste en derribar al contrario. Emplean espadas, hachas y mazas: «Usamos armas negras, es decir, armas que no tienen filo ni punta».

El evento de ayer resultó especial. «En este caso, le hemos añadido un componente que lo hace más bonito todavía, que es esta acción por Aitana. Son niños que han peleado mucho desde bien pequeñitos. Ese es un combate que nosotros, en cierta manera, hemos querido representar», apunta Fernando. Varios guerreros, al igual que los padres de la pequeña, no pudieron contener las lágrimas. Tras la acción desarrollada en el castillo, todos los participantes comieron juntos en El Arco, un restaurante de temática medieval de Peñíscola.

Desde hace un año, Aitana vive a un doloroso ritmo marcado por la quimioterapia, la protonterapia, la radioterapia, las extracciones de sangre, las biopsias, las resonancias magnéticas, las listas de espera... «Ella es súper divertida, le encanta bailar, cantar... Por desgracia le ha tocado madurar cuando no le correspondía y se está perdiendo muchas cosas de la infancia que pueden hacer otros niños», explica Denisse, su madre.

El 6 de marzo de 2023, la pequeña se sometió a una delicada intervención quirúrgica. «Le encontraron el sarcoma de Ewing dentro de la columna y le había hecho metástasis pulmonar», añade Denisse. Buena parte de sus días transcurren entre el Hospital de León y el Hospital La Paz.

«Es un mundo muy difícil... De repente tiene fiebre porque se le bajan las defensas por la quimio, tienes que ir corriendo al hospital y se queda ingresada automáticamente. Los niños como Aitana pasan muchísimo tiempo ingresados en el hospital, agobiados. Menos mal que existen las asociaciones como esta que les hacen ver un poquito de luz. El hospital para los niños es muy agotador e influye mucho en sus emociones y en su desarrollo», destaca Denisse.

Aitana no tiene unas rutinas acordes a su edad: «Los niños como mi hija no pueden ir ni siquiera al cole, porque podrían contagiarse de un catarro. Esos niños no tienen las defensas para luchar con un catarro. Aitana tiene la profesora del hospital, tanto en La Paz como en León. Son niños que tampoco pueden ir al parque por los contagios. Dependiendo el tratamiento que tienen no pueden estar en multitudes. La vida les cambia mucho».

El lema de la fundación resulta contundente: «A veces, cumplir el deseo de un niño es su mejor medicina». Un estudio publicado por esta entidad de la mano del Colegio de Psicólogos de Madrid y la Universidad Complutense certifica el efecto positivo que producen estas mágicas iniciativas en el bienestar de los pequeños y sus familiares. «Luego se enfrentan al tratamiento de una manera muy diferente. Se nota mucho», subraya Marina. Aitana, una princesa muy guerrera.

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