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La fachada de la iglesia de los Santos Juanes que iba a ser reformada. IRENE MARSILLA

El pórtico clasicista que habría cambiado el centro de Valencia

En 1788 se proyectó una reforma en los Santos Juanes que derivó en un intento de eliminar las 'covetes'

Jaume Lita

Valencia

Domingo, 29 de mayo 2022, 14:04

Valencia está cambiando mucho durante los últimos años, pero la remodelación no es nueva, se lleva dando desde hace décadas. En mayo de 1975 comenzaron ... las obras para peatonalizar la icónica plaza de la Virgen, mientras que durante el último lustro los coches han desaparecido, casi por completo, de la plaza del Ayuntamiento y plaza del Mercado, quedando aún pendiente la finalización de la reforma que dará lugar a la nueva plaza de la Reina. ¿Y si el corazón de Valencia no hubiera sido conforme lo conocemos ahora? En 1788 se proyectó dar un giro radical a uno de los edificios que conforman el trío de joyas arquitectónicas de La Lonja, el Mercado Central y la iglesia de los Santos Juanes. El proyecto está descrito y mostrado por Fernando Pingarrón-Esaín Seco, en Archivo de Arte Valenciano (2020). La idea, a la vista de la actualidad, no se hizo, pero llegó a alcanzar cotas de intentar eliminar las conocidas 'covetes'.

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Tras la conclusión de las obras efectuadas en la capilla de la Comunión de los Santos Juanes, «la parroquia deseaba efectuar otra obra de carácter clasicista», según indica Pingarrón-Esaín. El proyecto que se formaliza es «un elegante pórtico que envolviera la cabecera del templo», lo que de formalizarse habría cambiado por completo este enclave de la ciudad, tanto por parte del templo religioso como por el entorno de la Lonja y el Mercado Central.

Según se recoge en el documento de Fernando Pingarrón-Esaín Seco, en el plan se justificaba que el proyecto debía hacerse por «hallarse carcomidos y a punto de arruinarse los tejadillos de madera que cubren los atrios o antepuertas de las casas, dichas vulgarmente las casitas de San Juan», por lo que la propuesta eran «reedificarlos y construirlos de piedra con las correspondientes columnas».

El resultado de esta idea se plasmó en un proyecto que presentaba un «pórtico de cuatro tramos, con sendas entradas adinteladas a las casitas, compuesto de dos columnas toscanas y dos pilastras sin capital de fuste fajado, con sus correspondientes fragmentos de friso y cornisa sobre ellas; friso que es liso sobre los capitales de las primeras y con triglifo sobre las segundas. Un entablamento unifica el pórtico, el cual se halla remetado con bolas a plomos de los soportes. En el extremo izquierdo otra columna toscana sostiene directamente una cubierta inclinada y encabeza una pequeña sección perpendicular a los tramos anteriores«, según indica Fernando Pingarrón-Esaín Seco en su artículo.

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Der haber dado esta obra Valencia habría variado por completo la imagen que tiene ahora el triángulo formado por los Santos Juanes, el Mercado Central y la Lonja, ya que la vertiente de la iglesia habría sido totalmente diferente a la visible actualmente.

Proyecto inicial de pórtico clasicista para la iglesia de los Santos Juanes de Valencia. ARCHIVO DE ARTE VALENCIANO

Según hace constar el profesor de la Universitat de València, en un primer análisis no se aprobó el proyecto de reforma, haciéndose constar en las alegaciones la posible solución «para que la obra quede más elevada y se reduzca la vertiente que ha de cubrir el pórtico, y se levante éste hasta el bordón que forma el pretil del rellano superior». Éste trámite motivó un nuevo dibujo del proyecto, dándose cambios «en la sustitución de las dos pilastras fajadas por columnas toscanas en correspondencia con las otras, y en el enriquecimiento del pórtico con una sencilla y pequeña portada de frontón triangular con sus gradas«.

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Esta modificación se validó el 7 de mayo de 1788 destacándose que se conseguiría «elevar la obra cerca de un palmo, y que el nuevo pórtico proyectado, cuya salida estaba regulada cerca de un palmo de lo que sobresalían los tejadillos de madera e igualmente disimulado el ángulo que formaba contiguo a la escalera, resultaría más proporcionado para el citado refugio de las gentes en días lluviosos». Las autoridades municipales, según indica el docente, indican un «último requisito» para dar total validez y permiso para la ejecución del plan presentado: «que las molduras que formaban la cornisa deberían retornarse, aunque sea mancándolas hasta encontrarse con la puerta».

El primer proyecto se presentó el 22 de abril de 1788, por parte de los representantes parroquiales Juan Bautista Causa, fabriquero, y los condes de Parcent y Casal. En menos de un mes el proyecto ya había sido aprobado, ya que el plan de obra se aprobó el 19 de mayo de 1788, aunque siempre aparecía la obligación de «perfeccionar el modelo existente».

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Como ocurriera con la gran nueva Basílica para la Virgen de los Desamparados, la obra del nuevo pórtico de la iglesia de los Santos Juanes se comenzó. Fue el 4 de mayo de 1789, un año después de la aprobación del proyecto, aunque poco avanzaron los trabajos antes de que un año después, en 1790, se decretara «la suspensión de la obra por ahora y hasta que otra cosa se mande». Esta decisión además sirvió para que se añadiera una nueva condición a la obra, y es que «se señalase la línea que guardaba el edificio del templo parroquial, por uno y otro lado, con las casitas a que tenía correlación la obra planteada». No fue la única pega surgida a posteriori, ya que el 27 de julio de aquel 1790 se añadió la indicación al proyecto de que «levante un plano que marque las cuatro líneas exteriores de la iglesia de San Juan del Mercado, señalando en él el sitio en donde caen las dos puertas que tiene dicho templo a la fachada, y que, unido al dicho plano, ponga también el de las casitas en la forma en que estaban».

Los Santos Juanes iban a tener una nueva escalera para acceder a esta pórtico clasicista, una obra a realizar sobre las conocidas como 'covetes'. La idea había perdido cierta grandeza, ya que se hace reflejar un retraso en la iniciación del proyecto, retrasándose unos metros y no saliéndose tanto a la calzada ante la Lonja de la Seda. Tal y como indica el profesor Pingarrón-Esaín «no convencieron los ajustes» al proyecto y el 27 de agosto de 1790 la obra quedó «paralizada nuevamente», señalándose que «no sólo no se debe permitir que dichas casitas ganen un dedo de terreno sobre el mercado, sino que debe pedir a nombre del público que se demuelan y quiten enteramente, dejando desembarazado todo el terreno que ocupan a favor de aquel». ¿Esto significaba la demolición de les 'covetes'?

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La idea de esta reforma no se paró, ni desapareció, ya que se siguió moviendo por parte de los representantes del templo parroquial, solicitando de nuevo el permiso de obra con un proyecto que se argumentaba en «potenciar el reciente hermosamiento de la frontera oriental de la iglesia, con sus dos portadas gemelas, torre del reloj y relieve de la Virgen del Rosario«, elemento hoy en día que hacen más especial si cabe a la iglesia de los Santos Juanes de Valencia.

Aunque el pensamiento de formalizarla seguía, el proyecto estaba abocado al fracaso y de aquel pórtico clasicista proyectado en 1788 se pasó a realizar una «obra nueva ganando terreno sobre la plaza Mayor del Mercado» (actual enclave entre los tres edificios históricos), incluso pidiéndose la «demolición de les covetes«. Fracasó la obra y más cuando desde la Real Junta de Policía se estableció de forma clara que »no se haga obra alguna que varía los cimientos, ni ganando ni perdiendo terreno sobre la plaza«. Así se zanjó cualquier idea.

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Valencia vio así como casi cambia el aspecto de una iglesia icónica con una fachada que forma parte de la historia y idiosincrasia arquitectónica del centro de la ciudad. De un plumazo casi aparece un pórtico clasicista con unas escaleras en el corazón de la ciudad, ante la Lonja, diciendo adiós a algo tan valenciano como les 'covetes', esos lugares que los más jóvenes no hemos visto con actividad. Los valencianos han soñado a lo grande con una nueva ciudad, tanto sobre terreno como aprovechar cualquier obra existente para cambiar la cara más visible, sin importante qué edificio afectaba o cómo variaba el entorno. Valencia casi es diferente, aunque está en pleno cambio sin que nos demos cuenta del todo.

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