El actor Moncho Borrajo, durante una de las presentaciones de 'Yo, Quevedo'.

«Eso de ser correcto lo dejo a los políticos. Prefiero ser Pepito Grillo que Pinocho»

Intérprete gallego, presenta esta tarde a las 20 horas en el Gran Teatro de Elche su espectáculo 'Yo, Quevedo', un texto cargado de humor y sátira

Eneas G. Ferri

Sábado, 28 de febrero 2015, 00:52

Moncho Borrajo es uno de los artistas teatrales más reconocidos en la escena nacional y, desde siempre, marcando un estilo propio. Su vivaraz crítica y sus referentes en personajes históricos le llevan a producir espectáculos donde llena el escenario, apenas acompañado y, sin embargo, ofrece un amplio poso de contenido.

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  • 'Yo, Quevedo'

  • Espectáculo de Moncho Borrajo, hoy a las 20 horas, en el Gran Teatro de Elche.

  • Entradas

  • Al precio de 17, 20 y 23 euros. Anticipadas en Instant Ticket y en las taquillas del teatro.

- Presenta el espectáculo 'Yo, Quevedo'. ¿Cómo se convierte en el escritor del Siglo de Oro?

- La idea de crear este espectáculo me vino leyendo un memorial de Quevedo a Felipe IV donde criticaba al Condeduque de Olivares porque tenía a la población sometida a demasiados impuestos y esto le llevó a la cárcel. El rey estaba más centrado en ser pintado por Velázquez y en las cortesanas que en el pueblo y me dije que era una buena manera de hablar de la actualidad. Entonces inventé lo de la clínica de escritores descarriados, la enfermera y escribí el espectáculo, donde critico la actualidad.

- ¿Qué personajes o situaciones son las que más critica en el texto?

- Primero, soy autocrítico. Pero también critico la gestión de Zapatero, después la de Rajoy. Hablo de los Bárcenas, de las infantas, del Rey, de la corrupción. Con 'Golfos Hispánicus' ya tocaba la actualidad. Lo hago en este 'Yo, Quevedo' y lo haré en el próximo espectáculo que completará la trilogía, 'Moncho Panza'. Estos personajes lo que hacen es que vea las cosas de distinta manera, pero siempre con sátira social.

- Le acompaña en el escenario Lucía Bravo, como enfermera. ¿Qué papel desempeña?

- Lucía es mi manager, pero también es una gran actriz. Es la que recibe al público, les dice que no pueden hablar con el enfermo, que soy yo, en la clínica de descarriados. Pone el contrapunto, porque hace de enfermera mala. Es el eterno juego de los cómicos, donde hace de muy mala y fea, pese a que es guapa. Lleva un uniforme facha, antiguo, pero recibe muchos aplausos porque lo poco que aparece, lo hace con gran peso para la función.

- ¿También hay más personajes mediante voces grabadas?

- Sí. Las hizo Carlos Latre. La gente se ríe mucho escuchando hablar a Rajoy o al Rey en la voz de Carlos. Le pedí este favor y lo hizo con mucho cariño. Entre los cómicos no hay disputas, hay buena relación. Para el próximo espectáculo, pondrá voces José Mota, que también está encantado de echarme una mano. Siempre acudo a compañeros de profesión para estas cosas y me ayudan.

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- Usted y una enfermera en el escenario. ¿Tienen importancia la música y la ambientación en la escena?

- Tenemos una pantalla de fondo, sencilla pero imponente, que nos ayuda con proyecciones sobre telas colgadas, por lo que el efecto es de una buena escenografía. La música también es importante, grandilocuente al principio, barroca, con la Cruz de Santiago en el escenario. Con ello mentalizamos al espectador de lo que va a ver, pero luego se relaja la cosa.

- ¿Es usted un artista descarriado?

- Sí, soy muy Quevedo. Soy deslenguado, crítico y me gusta la poesía. Soy de esos que defiende a sus amigos siempre. No se puede no ser descarriado con un 21% de IVA y cerrándose teatro por muchas ciudades.

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- ¿Hay que ser siempre descarriado o sólo en tiempos de crisis?

- Siempre. Eso de ser políticamente correctos hay que dejarlo para los políticos. Los artistas, los escritores, los pensadores y la gente de la cultura tienen que ser críticos siempre. Prefiero ser Pepito Grillo que Pinocho.

- Su anterior espectáculo se titulaba 'Golfos Hispánicus'. ¿Es una especie que abunda o está en peligro de extinción?

- Procrea como las ratas (risas). Están en sus madrigueras al acecho y siempre procreando. Son las primeras que saltan del barco cuando hay problemas. Se pueden ver en los juzgados, en el Congreso de los Diputados e, incluso, se pueden ver en Baqueira Beret esquiando, de permiso de la cárcel. Estoy pensando en entrar en una cárcel de esas que te dan permisos para esquiar. Las de aquí no son como las de Colombia o Venezuela. Será que aquí tenemos cárceles para ricos y para pobres.

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- Dicen que el bufón se ríe del rey y éste no se entera y el payaso hace que el rey se ría de él. ¿Usted es más bufón o más payaso?

- Soy bufón de toda la vida. El humor es bueno con ingenio y por eso el rey no se entera. Si no hay ingenio, se cae en el insulto. Y, además, es doble insulto, a la persona y al no tener gracia, porque no hay nada más feo que creerse gracioso y no tener gracia.

- Su trayectoria transcurre en más de 40 años sobre las tablas. ¿Ha vivido una escena igual que la actual para la cultura?

- Nunca había visto esto, ni con Franco era una situación peor. Había censura, pero no había este caos. Las compañías cierran, las editoriales cierran o no venden y cada vez más gente ve 'Gran Hermano VIP'. Me preguntaron que por qué no entraba yo en la casa y respondí que porque había suspendido el test cultural. La música, la pintura, todo es terrible. ¿Cómo se va a comprar arte en España al 21% de IVA si en otros países subvencionan esas compras? Es una locura.

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- Y, además, es de suponer que esta situación afectará a las nuevas generaciones.

- Lo que puede venir de esta situación es impensable. Ya hoy, a los jóvenes de 25 años o menos les preguntas cosas obvias y no tienen capacidad de pensar. Creo que las redes sociales y las nuevas tecnologías están afectando notablemente al vocabulario y las ideas. Apenas hay jóvenes que te puedan decir un buen número de palabras dándoles sólo una letra por la que empiecen. Además, están invadiendo su vocabulario con el inglés. Donde se decía álbum, ahora es un 'book'. Lo que siempre ha sido un ático, ahora es un 'penthouse'. El nivel de lectura es horrible y, con la situación de la cultura, lo será más en el futuro.

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