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Kang-in Lee, en un partido con el Valencia. AFP

Las joyas de la cantera del Valencia que se evaporaron

Tras la salida de Yarek, el Valencia ve cómo otra de sus promesas no se asienta en el escalafón más alto | Kang-in Lee y Aarón Ñíguez son ejemplos de futbolistas que tras ser estandartes en su época de Paterna se diluyeron en el primer equipo

Eric Martín

Valencia

Domingo, 13 de julio 2025, 23:50

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Comprobar que los jugadores formados en las categorías inferiores se consolidan en el primer equipo es motivo de satisfacción. Lo es desde un doble prisma, tanto en lo deportivo como también por lo económico, ya que el talento originado en tu propia casa sirve para nutrir al club, en uno de los objetivos que se marca cualquier chaval que empieza, como es llegar a lo más alto. Desde la Academia del Valencia CF se realiza un laborioso trabajo para que así sea. Sin ir más lejos, en el presente el eje y columna vertebral del plantel blanquinegro lo componen nombres como Javi Guerra, Diego López, César Tárrega, pese a que este completara un ciclo formativo en el Levante, y otros tantos. También el capitán Gayà, todo un auténtico 'one club man'.

Sin embargo, no todo los casos suelen salir bien. Algunos que llegaban con etiqueta de auténticas joyas no terminan por coronarse y, por distintos motivos, se origina una marcha forzada. Es el caso reciente de Yarek. El de Polinyà del Xúquer ha sido un comodín para la defensa, pero ni con Baraja ni Corberán se ha referenciado con esa madera de mariscal que se le presuponía. O el de un Hugo Guillamón que empezó bien e incluso llegó a ser mundialista con España, pero que se ha estancado. La predisposición es clara a que ya este mismo verano haga las maletas.

Pero no todo se remite al presente más cercano. A lo largo de las últimas décadas, en el Valencia hubo episodios variopintos y dio lugar a una extensa lista de futbolistas con pasado y muchas horas en las distintos equipos que competían en la escuela en Paterna y que en el momento de dar el salto no demostraron el nivel que se esperaba de ellos o bien se toparon con otras trabas que marcan las carreras profesionales e invitan a probar fortuna en otros destinos improvisados.

Kang-in Lee, un campeón de Champions

Una de las marchas más marcadas para el valencianismo fue la del surcoreno Kang-in Lee. En la cantera había venido demostrando que el futuro estaba en sus manos. La interpretación del juego desde segunda línea y su capacidad llegadora le hicieron acaparar todos los focos internacionales. El Valencia, no sin controversias y dificultades varias de por medio, supo convencerle y lo retuvo. Pero tras su salto al primer equipo la historia fue distinta y sus intermitencias y la falta de continuidad sobre el verde le privó de más.

Al Mallorca marchó a coste cero, con una polémica gestión de su salida. Apenas dos años después, los baleares lo traspasaron al PSG por un montante de 22 millones. De esa cifra, únicamente se obtuvieron las respectivas compensaciones por los derechos de formación. Ahora, sin ser la figura más relevante, con los parisinos ha levantado el título de campeones de Europa. El talento que vislumbraba ha sido capaz de ser potenciado por una de las grandes potencias del continente. Como alianza perfecta, ha contribuido con doce goles y once asistencias en 85 partidos.

Aarón Ñíguez y Fran Villalba, ejemplos de adaptación

El extremo Aarón Ñíguez escenifica que, para fortuna de muchos, si no triunfa en el equipo de su vida, hay más fútbol más allá de Valencia, incluso lejos de nuestras fronteras. Todo el mundo soñaba con los bonitos años de gloria que podía regalar. Un habilidoso extremo que, por cualquiera de las dos bandas e incluso cayendo al centro, atormentaba y sorprendía a las defensas rivales. Era el Lamine Yamal de la época. Evitó el paso intermedio por el filial, pero el tiempo demostró que quizás se corrió una excesiva precipitación. Varias cesiones, incluyendo un par a Grecia y Escocia, frenaron en seco esa meteórica progresión, que nunca supo reencontrar en sus regresos. Tras abandonar definitivamente el Valencia en verano de 2011, Aarón Ñíguez ha rellenado una interminable lista de camisetas defendidas, hasta que con 33 años consideró que era el momento de colgar definitivamente las botas.

En este selecto grupo, también encontramos al centrocampista Fran Villalba, otro diamante en bruto que no demostró el valor que sí se le vio en Paterna. Más de ochenta participaciones en el filial, reclutado para la causa para la Youth League como uno de los MVP del torneo, pero en el primer equipo no emergió. Tampoco lo hizo en Birmingham y Almería. Su explosión fue tardía y muy a la sombra del nivel posterior de otros jugadores de su quinta. Ahora, de nuevo está inmerso en una aventura internacional, donde el Santos Laguna le acoge desde el pasado verano como un buen engranaje ofensivo, pero en la Liga de México.

Al igual que Fran Villalba, los casos de canteranos que en algún momento emigraron al extranjero se han sucedido. Años atrás, el liberiano Joel Johnson estaba llamado a ser un lateral de época. Con 17 años, cumplió con la primera titularidad con el Valencia, hasta que apareció el Madrid y se lo llevó. No llegó ni al Castilla. Ahora rehace su carrera en Estados Unidos.

Toni Martínez y Fran Navarro, las únicas garantías económicas

Un habitual denominador común de este largo listado de futbolistas no es otro que el de los euros que han dejado en caja para poder salir de Mestalla, con un cero como la cifra más habitual. Entre los que sí siguieron los pasos de Yarek, se encuentran dos jugadores en activo y que, especialmente, deslumbraran en la Liga de Portugal.

No obstante, uno de ellos como es Toni Martínez salió de la cantera blanquinegra primero con rumbo al filial del West Ham. La entidad londinense hizo una importante aportación de 3 millones de euros. Después ya destacó en el Oporto y ahora milita en el Alavés. Precisamente, otro atacante dejó dinero en las arcas de Mestalla. Fran Navarro convencía al Gil Vicente, que pagó 2,1 millones, mientras que ahora sigue haciendo goles con el Sporting de Braga.

Quienes también dejaron ingresos fueron Ferran Torres y Carlos Soler, si bien estos previamente sí pudieron deleitar y brindar tardes de gloria a la hinchada valencianista.

Manuel Ruz y Líbero Parri, retiradas prematuras

Sea por las lesiones que afectan a los futbolistas, por proyectos deportivos fallidos, nuevos técnicos o un cúmulo de todas, no siempre el balompié sonríe. Manuel Ruz estaba considerado el mejor lateral derecho de la nueva horneada de talentos nacionales. Llegó incluso a completar cuatro jornadas con el Valencia, sin desentonar. Pero Quique Sánchez Flores no consideró lo mismo tras su llegada y el cambio de una a otra temporada le implicó tomar otros caminos. Para más inri, en el Granada 74 y en el Xerez vivió problemas institucionales. Con 27 años fue su última temporada en activo. Apenas pudo jugar al sentirse mermado físicamente.

Un caso parejo se encuentra en Líbero Parri. Evolucionó a un centrocampista de raza que llevaba las manijas del bloque y demostró capacidad asociativa. Llegó a ser internacional sub-21. Pero casi a la par que Ruz, deambuló por el fútbol español, entre ellos en su paso por el Levante. En 2010 y tras una grave lesión, en contra de su voluntad se despidió del fútbol.

Otros exvalencianistas y la ruleta rusa del fútbol

Entre los numerosos excanteranos del Valencia, hay quienes han podido disfrutar del fútbol a su manera o cómo han podido. Aunque a Jandro Castro también le hubiese gustado triunfar en el Cap i Casal, porque ser centenario en el filial está al alcance de muy pocos y mimbres no le faltaban, fue en Girona donde supo ser apreciado; ahora se inicia en los banquillos.

El venezolano Miku tuvo el hándicap de estar en el sitio y momento equivocado, porque la competencia en el '9' era mayúscula, sus aspiraciones pasaban por un rol más protagonista y pasó a ser un trotamundos.

Qué decir de Quique Medina, al que en el Valencia no le consideraron lo suficientemente apto para distinguirse, pero hizo historia en el asentamiento en Primera del Villarreal y cuajó buen papel en otros clubes nacionales.

O un Víctor Chust que fue seducido demasiado pronto por el Real Madrid, cuando era jerárquico en la zaga de las categorías inferiores. Debutó con el primer equipo blanco y ahora, con 25 años, se halla en el Cádiz.

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