La indefinición se paga. Está el Valencia, tras la segunda jornada de Liga, que si le falta un extremo, que si carece de un ... delantero centro y así le va: ya solo suma un punto en dos jornadas, en el enésimo mal arranque de temporada de la era Lim, consecuencia de otra deficiente planificación. Faltan, por supuesto, futbolistas de ataque y de calidad para remontar un partido: no lo hace desde el 27 de abril de 2023, ante el Valladolid (aquel golazo de Javi Guerra), hace más de dos años. Y sí, Agirrezabala y Danjuma destacaron este domingo en El Sadar, pero no aprecio la necesidad de dos medios de corte defensivo (Ugrinic y Santamaría) cuando ya está Pepelu y cuando lo más necesario en el Valencia es talento en la medular. El nuevo CEO del Valencia, el escocés Ron Gourlay, se enfrenta ya a la cruda realidad: la de un dueño racaneando para comprar jugadores y facilón para vender, y la de una secretaría técnica de probada inutilidad. El globo se pinchó en El Sadar.
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Mismos perros con distintos collares. El presidente de la Federación, Rafael Louzán, ha hecho como que cambiaba todo en el Comité Técnico de Árbitros (si hasta metió a un 'hacker' fanático del Real Madrid) para no cambiar nada. Ahí estuvo la primera jornada para demostrarlo: dos partidos de sanción a Abel Bretones, lateral izquierdo de Osasuna, por una obstrucción al madridista Gonzalo merecedora como mucho de la tarjeta amarilla.
Papá Simeone. Es indiscutible la condición de mito del Atlético de Madrid de Diego Simeone en el banquillo: le avalan dos Ligas y dos finales de Champions perdidas, además de haber acabado con el viejo victimismo rojiblanco y haberlo convertido en uno de los grandes del continente. Ahora bien, cantan muchos los movimientos de esta pretemporada, desterrando a Rodrigo Riquelme (Betis) y a Samuel Lino (Flamengo), los dos exteriores del equipo competencia del hijo del entrenador, Giovanni, un buen jugador, pero no tanto para dejarle sin competencia y, de paso, sin juego exterior. Puede más el padre que el entrenador y hay otros ejemplos en la historia del fútbol: el gran Johan Cruyff debilitó al Dream Team para dar cabida en el Barça a su hijo Jordi, otro futbolista decente pero no de la talla azulgrana.
La polémica de un equipo israelí en la Vuelta a España. Así como en su día, en los setenta del pasado siglo, el deporte mundial le dio la espalda a Sudráfrica a fin de denunciar el apartheid (la segregación racial de la minoría blanca contra la mayoría negra), no sucede lo mismo ahora con Israel y el genocidio cometido sobre Gaza. La Vuelta a España, amparándose en la Unión Ciclista Internacional (UCI), ha decidido incluir a un equipo israelí el Israel Premier Tech, financiado por el Estado hebreo) en la ronda estrenada en Italia el pasado sábado. «Están en la carretera por derecho propio», ha declarado Javier Guillén, director de la Vuelta. No es solo la ronda española, pero no deja de ser miserable el desentendimiento del deporte internacional ante la masacre sobre los gazatíes. Los aficionados al ciclismo vascos, principalmente, no lo recibirán con los brazos abiertos.
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